(Caja de Citas, 91). De pronto, leyendo esta información, en mi mente, como si se tratara de un viejo rótulo de neón parpadeante, se ilumina un nombre: Agut d' Avignon. Fue un muy frecuentado y mitificado restaurante del casco viejo de Barcelona y alguna vez, durante los viajes que entre 1983 y 1987 me llevaron a la ciudad por trabajos editoriales de Salvat, comí o, sobre todo, cené en él. Y en alguna ocasión en muy buena compañía. La historia trágica, también con su punto de romanticismo tardío, que aquí se cuenta quizás valga como crónica de un mundo que en muchas de nuestras grandes ciudades está en trance de desaparecer bajo los efectos más bien vulgares de la estandarización, si es que no es ya pura leyenda. Por eso tiene un especial valor incluso histórico asomarse a evocaciones de aquel mundo que acaso puedan sernos aún útiles para medir el peso de ciertas transformaciones.
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