Álvaro Delgado: Casa junto al río, hacia 1960. Acuarela. |
En el sueño, seguramente por influjo de estos relatos, había llegado a un pueblo llamado Oniria que se quedó fijado en mi memoria como si lo hubiera visitado de verdad. Unos cerros apenas alzados como telón de fondo bajo un cielo tachonado de nubes, pinos, cipreses y otros ejemplares del bosque mediterráneo, casas y caserones dispersos, alguno con un amplio jardín, campos vallados, un río, una barca en medio del río, un hombre remando... Un sueño, en verdad, muy apacible. No me ha extrañado nada comprobar que ya lo había soñado —y literalmente— alguien antes que yo.
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