ALGUIEN ANDA DICIENDO POR AHÍ QUE LA QUE SE AVECINA VA A SER GORDA Y QUE NOS VAMOS A ENTERAR, COMO SUELE DECIRSE, DE LO QUE VALE UN PEINE…
domingo, 31 de octubre de 2021
LAS COSAS DE NOSTRA (7)
sábado, 30 de octubre de 2021
Ser segundo y feliz
(En voz alta). Probablemente sea el mejor texto que he leído hoy después de un día de muchas lecturas. Una carta a la directora de El País con un relato sencillo y verdadero.
COMALA ENTRE LA NIEBLA (O EL SECRETO)
Ciudad Irreal. Foto AJR/21. |
viernes, 29 de octubre de 2021
DESDE EL ACANTILADO (IX)
EL DESTINO DE LA LITERATURA VISTO DESDE EL ACANTILADO (IX, 114-127)
Crepúsculo en los acantilados de Punta de Teno, Tenerife, en enero de 2017. Foto original de Sebastián Navarrete (retocada). |
jueves, 28 de octubre de 2021
ENTRADA EN EL AMANECER...
ENTRADA EN EL AMANECER CON LA SUAVE SALIVA DE LA FELICIDAD
miércoles, 27 de octubre de 2021
ASUNTOS PROFUNDOS
9 comentarios
martes, 26 de octubre de 2021
DESDE EL ACANTILADO (VIII)
EL DESTINO DE LA LITERATURA VISTO DESDE EL ACANTILADO (VIII, 101-113)
lunes, 25 de octubre de 2021
El Extranjero
Maldoror
LA ENTONACIÓN
domingo, 24 de octubre de 2021
LAS COSAS DE NOSTRA (6)
«GANAREMOS AMPLIAMENTE SI OBSERVAMOS LA PERIPECIA AL UNÍSONO», DICE EL PROFETA MIENTRAS TRATA DE AVERIGUAR ‘QUÉ SE FIZO’ DE LA ESQUINA DEL BERNABÉU
sábado, 23 de octubre de 2021
MEMORIA HISTERICA DE LA ALTA GRUTA
MEMORIA HISTÉRICA DE LA ALTA GRUTA (O “EL TESORO DE LA CUEVA MADRE”)
Augusto Ferrer-Dalmau: Don Pelayo.
viernes, 22 de octubre de 2021
Días en Nueva York...
Ventajas de la Red
Una de las grandes ventajas de estos nuevos medios, en lo tocante a lo que comúnmente venimos denominando arte o poesía, es que nos permiten utilizar de forma sencilla recursos e instrumentos que, de otro modo, de no mediar la inmediatez instrumental que la red y sus dispositivos asociados posibilitan, exigirían cantidades ingentes de sustancia retórica puesta al servicio de una simulación tan trabajosa como difícilmente operativa, sin olvidar el orbe posible, abierto e infinito, de circunvoluciones que el nuevo orden tecnológico ya nos da por añadidura, aunque como todo en el cosmos esté siempre en trance de ser roído por las fuerzas centrifugadoras del caos.
DESDE EL ACANTILADO (VII)
EL DESTINO DE LA LITERATURA VISTO DESDE EL ACANTILADO (VII, 87-100)
jueves, 21 de octubre de 2021
Ritmo y rima internos
Ritmo interno y, en realidad, rima interna la de este soneto blanco que va jugando con rimas asonantes y (por así decir) semiconsonantes, algunas concertadas hasta el punto mismo de precipitarse (casi) en el ripio, y en sentido de sonoridad creciente, hasta desembocar en el dístico final que se cierra sobre sí mismo con una rima no sólo fuerte sino también sin salida.
ANIADVERSARIOS
ANIADVERSARIOS
miércoles, 20 de octubre de 2021
El Pirata, mención especial en los premio Ondas
(En voz alta). El jurado del prestigioso premio Ondas ha reconocido con una mención especial, en la categoría de mejor programa de radio, a El Pirata y su banda, del que es alma mater y pater, todo en uno, Juan Pablo Ordúñez, paisano y viejo amigo, hacia el que siempre he sentido especial admiración. El premio viene a reconocer una de las trayectorias más dilatadas, intensas, veraces y fervorosas en el ámbito de la radio musical, con marcada deriva hacia el mundo del rock y especial atención a sus vertientes heavies, aunque a menudo los géneros se entrecruzan y los barrios se mezclan. Es Juan Pablo, además, el responsable e impulsor de muchas iniciativas musicales ambiciosas y sus actividades como productor de discos y organizador de eventos son bien conocidas y valoradas en un sector donde el nombre de El Pirata levanta una ola de admiración y reconocimiento. Hace poco llegó a las librerías su última contribución escrita e ilustrada a la larga historia de pasión y arrebato que nuestro viejo amigo mantiene con los sueños eléctricos de varias generaciones, toda una página imprescindible de la memoria rockera del país y de un tiempo que a veces parece estar más vivo que nunca. ¡Felicidades, Juan Pablo! Un premio justo y quizás aún insuficiente. Que la bandera negra y ósea siga luciendo por mucho tiempo en lo más alto del navío.
LAS COSAS DE NOSTRA (5)
LA DIATRIBA DEL PROFETA CONTRA LA POR ÉL LLAMADA «PLÉTORA DE IMÁGENES DE NUESTROS DÍAS» Y SUS DIFICULTADES PARA LLEVAR A BUEN PUERTO Y SENTIDO EL PARLAMENTO AL LADO MISMO DEL AUDITORIO NACIONAL
martes, 19 de octubre de 2021
El "Aliento", de Alfonso Gónzalez-Calero
(En voz alta). Acierta de pleno, a mi entender, Federico Gallego Ripoll cuando afirma que “Con ojos de vigilia” es la expresión que mejor resume «la naturaleza poética y personal de Alfonso González-Calero». Ese es el título de uno de los 49 poemas, algunos muy breves, que componen Aliento, segunda entrega poética de su autor, tras la antología Ida y vuelta (Poemas 1985-2015), aparecida en 2017. El nuevo título ha sido publicado en la recién nacida Mahalta, sello que ya ha lanzado varias e interesantes señales de humo poético desde la Alta Mancha y al amparo de la larga y acogedora sombra del poeta Paco Caro.
Bien conocido y apreciado por su infatigable labor de recolección y difusión de todo lo que tenga que ver con los diversos pulsos culturales, históricos y sociológicos de Castilla-La Mancha, sin menospreciar los aspectos científicos y técnicos, Alfonso G.-C. es hombre de amplios intereses que difunde con acierto desde diversos medios y tribunas, en los últimos tiempos, muy especialmente desde Internet. Sus huellas en ese sentido están al alcance de la mano. Interesa destacar aquí que el periodista, editor, hombre de cultura y buen divulgador, además de generoso lector infatigable, pone de relieve un buen pulso para anotar estas ráfagas de sentimiento, pensamiento y vida, íntima o social, a las que, desde el propio título, se les concede el peso de la respiración, algo por tanto de vital alcance, aunque por su sobria parquedad pudiera parecer sólo anecdótico. No es así: en este breve libro hay suficientes indicios para entender que el autor no es, por así decir, un poeta de fines de semana, sino que una mirada atenta y cordial hacia el mundo forma parte de una “manera poética” de ser y a veces se transforma en poemas. Dejo aquí como muestra un poema de trasfondo borgiano que me parece revelador.
"Aliento" de Alfonso González-Calero
(En voz alta). Acierta de pleno, a mi entender, Federico Gallego Ripoll cuando afirma que «Con ojos de vigilia» es la expresión que mejor resume «la naturaleza poética y personal de Alfonso González-Calero». Ese es el título de uno de los 49 poemas, algunos muy breves, que componen Aliento, segunda entrega poética de su autor, tras la antología Ida y vuelta (Poemas 1985-2015), aparecida en 2017. El nuevo título ha sido publicado en la recién nacida Mahalta, sello que ya ha lanzado varias e interesantes señales de humo poético desde la Alta Mancha y al amparo de la larga y acogedora sombra del poeta Paco Caro.
Bien conocido y apreciado por su infatigable labor de recolección y difusión de todo lo que tenga que ver con los diversos pulsos culturales, históricos y sociológicos de Castilla-La Mancha, sin menospreciar los aspectos científicos y técnicos, Alfonso G-C es hombre de amplios intereses que difunde con acierto desde diversos medios y tribunas, en los últimos tiempos, muy especialmente desde Internet. Sus huellas en ese sentido están al alcance de la mano. Interesa destacar aquí que el periodista, editor, hombre de cultura y buen divulgador, además de generoso lector infatigable, pone de relieve un buen pulso para anotar estas ráfagas de sentimiento, pensamiento y vida, íntima o social, a las que, desde el propio título, se les concede el peso de la respiración, algo por tanto de vital alcance, aunque por su sobria parquedad pudiera parecer sólo anecdótico. No es así: en este breve libro hay suficientes indicios para entender que el autor no es, por así decir, un poeta de fines de semana, sino que una mirada atenta y cordial hacia el mundo forma parte de una “manera poética” de ser y a veces se transforma en poemas.
Dejo aquí como muestra un poema de trasfondo borgiano que me parece revelador.
DESDE EL ACANTILADO (VI)
EL DESTINO DE LA LITERATURA
VISTO DESDE EL ACANTILADO (VI, 68-86)
Antonio Muñoz Degrain: Ecos de Roncesvalles, 1890. Museo de Málaga.
lunes, 18 de octubre de 2021
Lluvia sin fin
(OJO: Es conveniente activar el vídeo antes de leer)
Siento
que
mis
palabras
no
tocan
fondo
marcan
distancias
casi
abismales
en
vertical
y
es
tanto
una
caída
como
un
ascenso
el
recipiente
tampoco
puede
darle
al
contenido
otro
sustrato
que
el
de
lo
imaginado
saber
que
vienes
de
un
lugar
en
el
cielo
o
en
el
suelo
y
que
si
aprendes
a
respirar
como
lo
hacen
los
animales
que
no
preguntan
que
sólo
viven
podrás
tener
a
mano
siempre
la
sensación
pura
el
reflejo
de
tu
conciencia
dándole
cuerpo
real
a
todo
lo
que
imaginas
el
mismo
lado
desde
el
que
miras
hacia
los
otros
y
el
viaje
lento
de
cada
día
a
tu
interior
en
estas
redes
y
en
los
reflejos
de
tus
neuronas
viven
antiguas
reminiscencias
viejos
señuelos
estas
palabras
que
aún
recuerdas
a
cada
paso
y
el
lujo
extraño
que
te
brindaba
la
Insolación
templo
en
ruinas
hacia
el
que
vuelves
siempre
en
tus
sueños
un
indecible
rumor
de
fondo
como
saetas
de
largas
colas
que
sobre
el
cielo
hacen
la
danza
del
aire
alto
y
el
cerco
ambiguo
de
tus
miradas
hacia
la
sombra
que
nunca
vuelve
a
ser
la
misma
y
que
por
siempre
te
da
su
lado
menos
feroz
para
que
tengas
al
menos
ese
lugar
seguro
un
puerto
un
sitio
un
sueño
al
que
volver
llegar
si
no
al
fondo
si
al
lugar
donde
el
sentido
tiene
sentido
y
ves
arriba
y
oyes
abajo
la
luz
y
el
hielo
un
movimiento
que
justifica
la
caminata
la
perorata
la
intemerata
pulsión
de
que
aún
puedas
darle
la
mano
a
la
criatura
que
está
esperando
desde
hace
siglos
una
presencia
capaz
de
hacerla
nacer
crecer
esas
burbujas
también
de
luz
que
salen
hacia
la
superficie
mientras
tú
sientes
que
por
debajo
en
el
abismo
y
hacia
ese
cielo
imaginado
siempre
real
fluye
la
misma
materia
insomne
que
se
remueve
y
se
conmueve
al
regresar
allí
y
aquí
en
donde
siento
que
mis
palabras
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
marcan
distancias
casi
abismales
en
vertical
y
es
tanto
una
caída
como
un
ascenso
el
recipiente
tampoco
puede
darle
al
contenido
otro
sustrato
que
el
de
lo
imaginado
saber
que
vienes
de
un
lugar
otro
tanto
en
el
cielo
como
en
el
suelo
y
que
si
aprendes
a
respirar
como
lo
hacen
los
animales
que
no
preguntan
que
sólo
viven
podrás
tener
a
mano
siempre
la
sensación
pura
el
reflejo
de
tu
conciencia
dándole
cuerpo
real
a
todo
lo
que
imaginas
el
mismo
lado
que
es
este
lado
desde
el
que
miras
hacia
los
otros
y
es
el
viaje
lento
de
cada
día
a
tu
interior
en
estas
redes
y
en
los
reflejos
de
tus
neuronas
viven
antiguas
reminiscencias
viejos
señuelos
nuevas
palabras
que
aún
recuerdas
a
cada
paso
y
el
lujo
extraño
que
te
brindaba
la
Insolación
templo
en
ruinas
hacia
el
que
vuelves
siempre
en
tus
sueños
y
en
compañía
de
un
indecible
rumor
de
fondo
envuelto
en
signos
que
suben
y
vuelan
como
saetas
de
largas
colas
que
sobre
el
cielo
hacen
la
danza
del
aire
alto
y
el
cerco
ambiguo
de
tus
miradas
hacia
la
sombra
que
nunca
vuelve
a
ser
la
misma
y
que
por
siempre
te
da
su
lado
menos
feroz
para
que
tengas
al
menos
ese
lugar
seguro
un
puerto
un
sitio
un
sueño
al
que
volver
volver
llegar
si
no
al
fondo
si
al
lugar
donde
el
sentido
tiene
sentido
y
ves
arriba
y
oyes
abajo
la
luz
y
el
hielo
un
movimiento
que
justifica
la
caminata
la
perorata
la
intemerata
pulsión
silente
nueva
y
la
misma
la
de
que
puedas
darle
la
mano
a
la
criatura
que
está
esperando
desde
hace
siglos
una
presencia
capaz
de
hacerla
nacer
crecer
esas
burbujas
también
de
luz
que
salen
hacia
la
superficie
mientras
tú
sientes
que
por
debajo
en
el
abismo
y
hacia
ese
cielo
imaginado
siempre
real
fluye
la
misma
materia
insomne
que
se
remueve
y
se
conmueve
al
regresar
allí
y
aquí
en
donde
siento
que
mis
palabras
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
marcan
distancias
casi
abismales
en
vertical
y
es
tanto
una
caída
como
un
ascenso
el
recipiente
tampoco
puede
darle
al
contenido
otro
sustrato
que
el
de
lo
imaginado
saber
que
vienes
de
un
lugar
en
el
cielo
o
en
el
suelo
y
que
si
aprendes
a
respirar
(aquí
respira)
como
lo
hacen
los
animales
que
no
preguntan
que
sólo
viven
y
de
ese
modo
podrás
tener
a
mano
siempre
la
sensación
pura
el
reflejo
de
tu
conciencia
dándole
cuerpo
real
a
todo
lo
que
imaginas
el
mismo
lado
(dice
el
enano
que
también
lodo)
desde
el
que
miras
hacia
los
otros
y
el
viaje
lento
de
cada
día
a
tu
interior
en
estas
redes
y
en
los
reflejos
de
tus
neuronas
viven
antiguas
reminiscencias
viejos
señuelos
estas
palabras
que
aún
recuerdas
a
cada
paso
y
el
lujo
extraño
huraño
y
hueco
la
resonancia
que
te
brindaba
la
Insolación
templo
en
ruinas
hacia
el
que
vuelves
siempre
en
tus
sueños
un
indecible
rumor
de
fondo
desde
el
que
emergen
como
saetas
de
largas
colas
estos
destellos
que
sobre
el
cielo
hacen
la
danza
del
aire
alto
y
el
cerco
ambiguo
de
tus
miradas
un
puro
Imán
hacia
la
sombra
que
nunca
vuelve
a
ser
la
misma
y
que
por
siempre
te
da
su
lado
menos
feroz
para
que
tengas
al
menos
ese
lugar
seguro
un
puerto
un
sitio
un
sueño
al
que
volver
y
ahora
de
nuevo
nunca
es
lo
mismo
poder
llegar
si
no
al
fondo
si
al
lugar
donde
el
sentido
tiene
sentido
y
ves
arriba
y
oyes
abajo
la
luz
y
el
hielo
un
movimiento
que
justifica
la
caminata
la
perorata
la
intemerata
pulsión
que
puedas
darle
la
mano
a
la
criatura
que
está
esperando
desde
hace
siglos
una
presencia
capaz
de
hacerla
nacer
crecer
esas
burbujas
también
de
luz
que
salen
hacia
la
superficie
mientras
tú
sientes
que
por
debajo
en
el
abismo
y
hacia
ese
cielo
imaginado
siempre
real
fluye
la
misma
materia
insomne
que
se
remueve
y
se
conmueve
al
regresar
allí
y
aquí
en
donde
siento
que
mis
palabras
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
marcan
distancias
casi
abismales
en
vertical
y
es
tanto
una
caída
como
un
ascenso
el
recipiente
tampoco
puede
darle
al
contenido
otro
sustrato
que
el
de
lo
imaginado
saber
que
vienes
de
un
lugar
en
el
cielo
o
en
el
suelo
y
que
si
aprendes
a
respirar
deletreando
la
hierba
fresca
como
lo
hacen
los
animales
que
no
preguntan
que
sólo
viven
podrás
tener
a
mano
siempre
la
sensación
pura
igual
que
Peter
el
fiel
reflejo
de
tu
conciencia
dándole
cuerpo
real
a
todo
lo
que
imaginas
el
mismo
lado
desde
el
que
miras
hacia
los
otros
y
el
viaje
lento
de
cada
día
a
tu
interior
en
estas
redes
y
en
las
astillas
de
tus
neuronas
viven
antiguas
reminiscencias
viejos
señuelos
estas
palabras
como
volutas
de
un
humo
blanco
nacido
ahora
de
la
fogata
que
aún
recuerdas
y
a
cada
paso
el
lujo
extraño
que
te
brindaba
la
Insolación
templo
en
ruinas
hacia
el
que
vuelves
siempre
en
tus
sueños
un
indecible
rumor
de
fondo
de
agua
estancada
de
la
que
escapan
gases
y
fiujos
como
saetas
de
largas
colas
que
sobre
el
cielo
hacen
la
danza
del
aire
alto
y
el
cerco
ambiguo
de
tus
miradas
hacia
la
sombra
que
nunca
vuelve
a
ser
la
misma
y
que
por
siempre
te
da
su
lado
menos
feroz
para
que
tengas
al
menos
ese
lugar
seguro
un
puerto
un
sitio
un
sueño
al
que
volver
y
así
llegar
si
no
al
fondo
si
al
lugar
donde
el
sentido
tiene
sentido
y
ves
arriba
y
oyes
abajo
la
luz
y
el
hielo
un
movimiento
que
justifica
la
caminata
la
perorata
la
intemerata
pulsión
que
puedas
darle
la
mano
a
la
criatura
que
está
esperando
desde
hace
siglos
una
presencia
capaz
de
hacerla
nacer
crecer
esas
burbujas
también
de
luz
que
salen
hacia
la
superficie
mientras
tú
sientes
que
por
debajo
en
el
abismo
y
hacia
ese
cielo
imaginado
siempre
real
fluye
la
misma
materia
insomne
que
se
remueve
y
se
conmueve
al
regresar
allí
y
aquí
en
donde
siento
que
mis
palabras
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
marcan
distancias
casi
abismales
en
vertical
y
es
tanto
una
caída
como
un
ascenso
el
recipiente
tampoco
puede
darle
al
contenido
otro
sustrato
que
el
de
lo
imaginado
saber
que
vienes
de
un
lugar
en
el
cielo
o
en
el
suelo
y
que
si
aprendes
a
respirar
como
lo
hacen
los
animales
que
no
preguntan
que
sólo
viven
y
en
su
compaña
podrás
tener
a
mano
siempre
la
sensación
pura
el
reflejo
de
tu
conciencia
dándole
cuerpo
real
a
todo
lo
que
imaginas
el
mismo
lado
desde
el
que
miras
hacia
los
otros
y
el
viaje
lento
de
cada
día
a
tu
interior
en
estas
redes
y
en
los
reflejos
de
tus
neuronas
viven
antiguas
reminiscencias
viejos
señuelos
estas
palabras
que
aún
recuerdas
a
cada
paso
y
el
lujo
extraño
que
te
brindaba
la
Insolación
templo
en
ruinas
hacia
el
que
vuelves
siempre
en
tus
sueños
un
indecible
rumor
de
fondo
como
saetas
de
largas
colas
que
sobre
el
cielo
hacen
la
danza
del
aire
alto
y
el
cerco
ambiguo
de
tus
miradas
hacia
la
sombra
que
nunca
vuelve
a
ser
la
misma
y
que
por
siempre
te
da
su
lado
menos
feroz
para
que
tengas
al
menos
ese
lugar
seguro
un
puerto
un
sitio
un
sueño
al
que
volver
en
una
nueva
vuelta
de
tuerca
para
llegar
si
no
al
fondo
si
al
lugar
donde
el
sentido
tiene
sentido
y
ves
arriba
y
oyes
abajo
la
luz
y
el
hielo
un
movimiento
que
justifica
la
caminata
la
perorata
la
intemerata
pulsión
que
puedas
darle
la
mano
a
la
criatura
que
está
esperando
desde
hace
siglos
una
presencia
capaz
de
hacerla
nacer
crecer
esas
burbujas
también
de
luz
que
salen
hacia
la
superficie
mientras
tú
sientes
que
por
debajo
en
el
abismo
y
hacia
ese
cielo
imaginado
siempre
real
fluye
la
misma
materia
insomne
que
se
remueve
y
se
conmueve
al
regresar
allí
y
aquí
en
donde
siento
que
mis
palabras
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
marcan
distancias
casi
abismales
en
vertical
y
es
tanto
una
caída
como
un
ascenso
el
recipiente
tampoco
puede
darle
al
contenido
otro
sustrato
que
el
de
lo
imaginado
saber
que
vienes
de
un
lugar
en
el
cielo
o
en
el
suelo
y
que
si
aprendes
a
respirar
como
lo
hacen
los
animales
que
no
preguntan
que
sólo
viven
podrás
tener
a
mano
siempre
la
sensación
pura
el
reflejo
de
tu
conciencia
dándole
cuerpo
real
a
todo
lo
que
imaginas
y
acaso
al
mundo
evanescente
de
lo
que
no
puede
siquiera
borrarse
porque
se
encuentra
ausente
en
el
mismo
lado
desde
el
que
miras
hacia
los
otros
y
desde
donde
trazas
el
viaje
lento
de
cada
día
a
tu
interior
entre
estas
redes
y
en
los
reflejos
de
tus
neuronas
viven
antiguas
reminiscencias
viejos
señuelos
estas
palabras
que
aún
recuerdas
a
cada
paso
y
el
lujo
extraño
que
te
brindaba
la
Insolación
templo
en
ruinas
hacia
el
que
vuelves
siempre
en
tus
sueños
un
indecible
rumor
de
fondo
como
saetas
de
largas
colas
que
sobre
el
cielo
hacen
la
danza
del
aire
alto
y
el
cerco
ambiguo
de
tus
miradas
hacia
la
sombra
que
nunca
vuelve
a
ser
la
misma
y
que
por
siempre
te
da
su
lado
menos
feroz
para
que
tengas
al
menos
ese
lugar
seguro
un
puerto
un
sitio
un
sueño
al
que
volver
llegar
si
no
al
fondo
si
al
lugar
donde
el
sentido
tiene
sentido
y
ves
arriba
y
oyes
abajo
la
luz
y
el
hielo
un
movimiento
que
justifica
la
caminata
la
perorata
la
intemerata
pulsión
que
puedas
darle
la
mano
a
la
criatura
que
está
esperando
desde
hace
siglos
una
presencia
capaz
de
hacerla
nacer
crecer
esas
burbujas
también
de
luz
que
salen
hacia
la
superficie
mientras
tú
sientes
que
por
debajo
en
el
abismo
y
hacia
ese
cielo
imaginado
siempre
real
fluye
la
misma
materia
insomne
que
se
remueve
y
se
conmueve
al
regresar
allí
y
aquí
en
donde
siento
que
mis
palabras
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
marcan
distancias
casi
abismales
en
vertical
y
es
tanto
una
caída
como
un
ascenso
el
recipiente
tampoco
puede
darle
al
contenido
otro
sustrato
que
el
de
lo
imaginado
saber
que
vienes
de
un
lugar
en
el
cielo
o
en
el
suelo
y
que
si
aprendes
a
respirar
como
lo
hacen
los
animales
que
no
preguntan
que
sólo
viven
podrás
tener
a
mano
siempre
la
sensación
pura
el
reflejo
de
tu
conciencia
dándole
cuerpo
real
a
todo
lo
que
imaginas
el
mismo
lado
desde
el
que
miras
hacia
los
otros
y
el
viaje
lento
de
cada
día
a
tu
interior
En
estas
redes
y
en
los
reflejos
de
tus
neuronas
viven
antiguas
reminiscencias
viejos
señuelos
estas
palabras
que
aún
recuerdas
a
cada
paso
y
el
lujo
extraño
que
te
brindaba
la
Insolación
templo
en
ruinas
hacia
el
que
vuelves
siempre
en
tus
sueños
un
indecible
rumor
de
fondo
como
saetas
de
largas
colas
que
sobre
el
cielo
hacen
la
danza
del
aire
alto
y
el
cerco
ambiguo
de
tus
miradas
hacia
la
sombra
que
nunca
vuelve
a
ser
la
misma
y
que
por
siempre
te
da
su
lado
menos
feroz
para
que
tengas
al
menos
ese
lugar
seguro
un
puerto
un
sitio
un
sueño
al
que
volver
llegar
si
no
al
fondo
si
al
lugar
donde
el
sentido
tiene
sentido
y
ves
arriba
y
oyes
abajo
la
luz
y
el
hielo
un
movimiento
que
justifica
la
caminata
la
perorata
la
intemerata
pulsión
que
puedas
darle
la
mano
a
la
criatura
que
está
esperando
desde
hace
siglos
una
presencia
capaz
de
hacerla
nacer
crecer
esas
burbujas
también
de
luz
que
salen
hacia
la
superficie
mientras
tú
sientes
que
por
debajo
en
el
abismo
y
hacia
ese
cielo
imaginado
siempre
real
fluye
la
misma
materia
insomne
que
se
remueve
y
se
conmueve
al
regresar
allí
y
aquí
en
donde
siento
que
mis
palabras
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
no
tocan
fondo
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(«Hojas
sueltas del lunes», 86 ~ “Levedades”)