Lecturas. |
(A modo de “non serviam”)
Llega de tapadillo aquí el recado
de que sonetos alguien planta ahora.
Y uno, que husmea a tiempo y a deshora,
presto se apresta a ver qué es lo sembrado.
De Fonollosa dicen que han colgado
cadáveres verbales que, en la aurora,
con la brisa de sangre, se desflora
su savia como carne de ahorcado.
Que el soneto es un árbol bien lo sabe
quien a menudo busca entre sus ramas
sombra, alimento y una casa arriba.
Y son sus frutos, de piel dura o suave,
piezas libradas de las mismas llamas
que nos dejan la lengua en carne viva.
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