«Estas palabras», me dijo sin levantar la vista del papel donde las escribía al tiempo que las pronunciaba, «no están aquí para nada que sea distinto a ellas. Son voces puras. Se limitan a sonar. Y a crear sombra». Como ocurrió lo cuento. Lástima que para ello tenga que..., cómo decirlo, que... traicionarlo. ¿Pero quién vive?
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