«Evocación idealizada de Eburia desde el futuro». Foto: cortesía de © Luis Sanchez Molina |
Salí de la imprenta-librería de Ramiro Gómez con los dos primeros ejemplares de la colección RTV, La Tía Tula y Cien obras maestras de la pintura. 25 pesetas, ambos: cinco duros. No eran los primeros libros que compraba, pero sí la confirmación de que una dedicación importante en mi vida iba a ser la compra de libros. Enfilé hacia la plaza y la calle del Sol, de regreso a casa, más contento que unas pascuas. No veía en aquel momento ni una sola sombra en el horizonte. Ya entonces era muy ingenuo. Y no faltaba mucho para que comenzara a ser un descreído. Eran, claro, otros tiempos. Y otra la ciudad. E incluso a veces tengo la impresión de que otra vida.
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