Ver arder Notre Dame es otra herida que marca nuestra vida. La esbeltez de esa aguja derribada, el espeluznante abrazo del fuego, las gigantescas ascuas captadas a ojo de dron, los óculos del rosetón atravesado por rojas lenguas implacables..., todas esas imágenes nos perseguirán ya para siempre. Frente a ellas, el contrapunto de ese ave ligera que cruza volando justo en el momento en que la aguja se troncha. Y los cantos religiosos de la multitud congregada en torno al templo en llamas. Notre Dame des Larmes, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario