jueves, 11 de abril de 2019

Agujero negro (2)

Primera fotografía de un agujero negro. Tomada de Wikipedia.

(Ecos). ¿Cómo es posible ver o fotografiar un agujero negro que, por definición, es el paradigma del lugar donde ni el más pequeño rastro de luz puede escapar y, en consecuencia, constituye el reino de la oscuridad por antonomasia? Me parece que somos muchos los que nos hemos planteado esta duda a la vista de la imagen transmitida ayer urbi et orbe, y algún diálogo, más o menos perplejo, he mantenido acá y allá con algún amigo al respective. Es indudable que también la comunicación de los hallazgos científicos se contagia de cierto estruendo mediático Y puede que la afirmación de “primera imagen de un agujero negro” bajo ese círculo candente que hoy aparece en las portadas de todos los informativos debería ser matizada en el sentido de que lo realmente fotografiado es el brillo del gas caliente que cae hacia él y cuya iluminación deja ver una silueta oscura que sería algo así como la sombra del agujero negro.

Con todo, el logro de esa imagen “indiciaria” (si se puede llamar así) o, un poco a la pata la llana, del fogoso barrunto de la presencia de un agujero negro, al parecer ha exigido la ideación de un muy complejo algoritmo y el trabajo coordinado y duradero de ocho grandes telescopios distribuidos a lo largo del planeta (incluida España), todo para hacer posible una “síntesis icónica”, que curiosamente no se separa mucho de algunas recreaciones artísticas previas, al margen de que se parezca, según sostienen los “tolkienanos” irredentos, al ojo de Saurión. 

No he visto, sin embargo, que se haya subrayado otro “suceso prodigioso”, en este caso nominal: el hecho de que el cuerpo estelar en cuyo centro pace y gravita la oscurísima criatura se llame nada menos que MESSIer 87, coincidente con el nombre y el año de nacimiento de otro astro...


Alguien ha dicho que la imagen no es más que el primer fotograma de una película de muy larga duración, de modo que no vamos a tener más remedio que permanecer, ahora sí y con verdadero entusiasmo, atentos a las pantallas.

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