domingo, 7 de abril de 2019

Ecos

Paseo en los jardines del Prado, en Talavera. En su momento fue el «paseo de las silllas». Foto El Pachinko.
Pienso en que algunas de las mejores y más gratificantes conversaciones que he tenido en los últimos años se han quedado aquí, en las Redes (foros, blogs, muros, messenger, tuits...) y de vez en cuando vuelven, como ecos desde el fondo de un pozo. Echo de menos las cada vez más raras pláticas cara a cara, las tertulias infinitas en la madrugada (en el paseo de las sillas, en los sillones bajos de los cuartos o pisos de estudiantes, en los bares de cierre tardío), incluso el intercambio de voces al teléfono. Pero a cambio estos nuevos intercambios (valga de nuevo el eco) tienen un poder de resonancia y reduplicación de la realidad tan poderoso que por fuerza incitan a pensar que estas herramientas van a cambiar la cultura humana..., ya lo están haciendo, aunque no seamos (o no nos atrevamos a ser) conscientes del alcance de tal transmutación.

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