Sólo hay un nombre
más grande que el recuerdo:
Marilyn Monroe.
Ya en aquel tiempo
«se besaba, infinita,
en los espejos».
Amor insomne,
lujuria de los días
y de las noches.
La soledad:
el sueño irremediable
del nembutal.
Y la sorpresa
de que no muere nunca
tanta belleza.
(Marilyn Monroe 1926-1962, 5 agosto)
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