Vuelve a cantarme
su canción preferida
HAL 9000.
Y entre sus notas
oigo voces de niños
aún no nacidos.
También el grito
desde su abismo insomne
de Franknetstein.
Ah, el alma humana,
cuántas reencarnaciones
y un cuerpo solo.
A propósito del 2001 de Kubrick y las apasionadas polémicas que aún suscita.
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