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Peces muertos en la orilla del Mar Menor. Foto EA |
Curiosamente, tanto la errónea política del trasvase Tajo-Segura como las principales causas de la contaminación del Mar Menor están indirectamente ligadas y, aunque suscitan opiniones diversas, merced a la miopía del que ve sólo sus intereses particulares, ambas son consecuencia directa de un mismo mal: no es posible seguir tratando a la naturaleza de modo tan inhumano ni podemos seguir fundando nuestra economía en la sobrexplotación permanente de los recursos ni en prácticas que, como se está viendo de forma palmaria, acaban teniendo consecuencias cada vez más graves e ingobernables sobre nuestra salud. Ya no hay más excusas ni más tiempo. Los derechos de la naturaleza son también nuestros derechos. No hay otra forma de superar la actual pesadilla.
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