Gustavo Vilchis López: Al otro lado de un beso, 2010. |
Por fin, después de más de setecientas noches de culebrón, se dieron el primer beso. En realidad fueron dos.
—¿A que no eres capaz de darme un beso?— simuló suplicar ella con su boca muy cerca.
—Pues claro.
Y la besó con una delicadeza casi imperceptible.
—Ahora te toca a ti— dijo él, como quien dobla la apuesta.
Y lo besó con una suavidad que no se sabía si era timidez o delicadeza.
Se iba él y ella musitaba:
—Ha sido hermoso.
«Corten. Toma válida»», dijo la voz.
No sabían que estaban siendo filmados. Esta es la prueba.
(LUN, 818)
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