(Lecturas en voz alta). Nada hay más gratificante, desde el punto de vista intelectual, que el cruce de caminos entre la ciencia y el arte, esa visión del mundo que prescinde de los viejos departamentos estancos y, con mirada renacentista y tenacidad multidisciplinar (que se dice ahora), se esfuerza en volver a contemplar la realidad como un todo. Desde esa perspectiva está escrito este muy interesante artículo de María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas sobre el tema estrella del control del envejecimiento y el papel que en él desempeñan los telómeros, esa estructura de la célula que es la parte final de la molécula de ADN, y que, sin necesidad de recurrir a ningún uso metáforico (a no ser el directo o referencial), bien puede denominarse y con toda propiedad «el hilo de la vida». Un artículo muy estimulantemente, ilustrado además con un extraordinario dibujo de Eduardo Estrada que, en su composición, recuerda la grácil forma de una tarazana, el ingenioso artefacto de las ruedas de afilar que tantas veces han dado la vuelta al mundo.
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