viernes, 26 de agosto de 2022

Leyendo en el Parque

(Al filo de los días). Llego al filo de la hora de cierre a entregar los libros del verano a la Biblioteca del barrio. La proba funcionaria —aunque podría, no diré su nombre— ya ha cerrado la sesión y se enfada porque aún quedan más de cinco minutos para que se cumpla el horario reducido del verano, más reducido aún durante el mes de agosto. Iba a hacerle una pregunta pero su mirada de hiena me disuade y me marcho como oveja esquilada, no vayan a buscarme de nuevo las cosquillas. Cómo está el patio. Por fortuna, de salida, en la “mesa de esquilmes”, me salen al paso dos volúmenes aún en muy buen estado de Cristina Fernández Cubas (nada menos que El año de gracia” y Todos los cuentos): pa’ la bolsa! Se me cruza la idea de volver y darle a la proba funcionaria incluso un beso por tan buena suerte. Pero seguramente ya no esté, aunque tampoco me vuelvo a comprobarlo. Ni el horno para bollos.

Salgo a la calle y me acerco al parque de Berlín. En uno de los libros que he renovado, Las sílabas del gran Gonzalo Rojas, me sale al paso este poema por el que en más de un lugar que yo me sé lo hubieran lapidado… verbalmente (al menos de momento). Tiempos raros, muy raros. Casi toda la gente con la que me he cruzado en la última media hora va pendiente de su teléfono móvil. Yo mismo escribo en él estas palabras. Menos mal que Rojas, astuto o tal vez sólo inocente, perpetra al final de su poema fenicio un “personaja” que pone su reloj en hora con un tiempo que tanto se parece… ¿al final de los tiempos? Hay muchos niños, niñas y jóvenes (¡y jóvenas!) jugando en el parque. Las cotorras —ya no diré argentinas— no paran de cotorrear. Ancianas bien vestidas pasean de la mano de cuidadoras indígenas. La vida al atardecer de un viernes de finales de agosto, en un parque, en un rincón de mi mente que no cesa de reconocerle a Kafka su clarividencia.

Y a seguir barajando.

El poema (cuya foto, aunque de mi autoría, acabará desapareciendo de aquí)
es el titulado "Qedeshím Qedeshóth". Quede constancia.


PANAL

Anónimo: Internauta de quinta degeneración, 2025. Museo Virtual de Kentucky.
Obsérvese el curioso parecido, tal vez debido a los auriculares de alta precisión
integrados en la cabeza, con la Drosophila melanogaster,la popular “mosca del vinagre”,
tan útil para la ciencia por su cercanía genética al género humano.

Llegó el día, ya es este, en que la configuración de los artilugios y la sincronización de las almas de los supervivientes vinieron a producir de consuno el SOMA de la verdadera —así llamada— vida y se alzó meridiano en las conciencias aún no arrasadas, también en algunas no esquilmadas hasta su RAÍZ, el deslumbramiento de que estaba a punto de cumplirse ad pedem litteræ la vieja y hermética y ninguneada profecía, ahora por fin vuelta tan prístina y determinante en su acaso OBVIA formulación: «A un PANAL de rica miel cien mil moscas acudieron y por golosas murieron presas de patas en él». Estando claro la identificación del PANAL, se afanaban los hermeneutas en determinar con la mayor precisión posible el alcance y posible extensión semántica del presunto acrónimo MOSCAS. La primera propuesta, rechazada por excesivamente derrotista, provenía de las Estepas Centrales y decía así: «Mentes Obviamente Seducidas Casi Abocadas (al) Suicidio». Más interés suscitaba la —así llamada— Hipótesis Integral de la Puerta Ulterior de Tannhäuser Abierta Sosegadamente, con su giro sincopado y lleno de posibilidades: «Manos Operativas Sugieren Caminos Abren Sueños». Pero aún faltaba mucho para poder dar por resuelto el ENIGMA y todo esfuerzo iba a ser poco. Nadie de verdad comprometido con el futuro en presente de la ESPECIE debería quedarse al MARGEn.

(LUN, 644 ~ «Cuentos absurdos»)

jueves, 25 de agosto de 2022

EL CANTO HILADO (12)


Pero seamos serios y concisos: El laberinto junto al mar es un buen espacio para descubrir Cosas conocidas y extrañas, y emprender después un recorrido por La ciudad y las sierras, seguido de Civilización, hasta encontrar la forma idónea de contar Una boda en Lyon y otros relatos.

(LUN, 645 ~ «Desde el Acantilado/ebook», 123-126)

miércoles, 24 de agosto de 2022

PURA FICCIÓN, AFICIÓN PURA

Edward Hopper: Sunday, 1926. The Philipps Collection, Washington.
El caminante sabe que la ciudad que recorre en soledad por la noche ya no existe más que en su imaginación. Puede ir del Sur al Norte, desde la Plaza hasta el Río, sin encontrarse con nadie. Atraviesa el paseo de los fantasmas, y también los fantasmas han desertado. En un portalón aún le gusta comprobar que las aldabas son de bronce. Quedan calles empavesadas de cantos puntiagudos. Y hay letreros que sobreviven, con su tipografía moderna, debajo de la mugre de las ya añosas pintadas y al margen del caos de los grafitis. Una colonia de gatos aposentados en lo que fuera el terrero de un viejo convento, en el antiguo corazón de la urbe, es el mayor signo de los nuevos tiempos. Junto a algunas recuperadas piedras del pasado. Quizás sean ambas señales muestra inequívoca del rumbo futuro, abocada como está la vida aquí a servir al definitivo despliegue de un mundo de ficción del que los días por venir exhalan, corriente abajo, un paisaje irreal de carne de píxel y humo algodonoso, sobre el cauce cegado de un sueño del que fuera imposible despertar. Pero no nos pongamos apocalípticos. Y sigamos fabricando el Arca.

(LUN, 646 ~ «De la vida misma»)

martes, 23 de agosto de 2022

EL ÚLTIMO RECURSO

¿No es la burocracia, con su infinito buche (sic) de tautologías y redundancias, una permanente incitación al crimen? Sé, se lo aseguro, de lo que hablo. Y espero que este reconocimiento compulsivo y compulsado no sea en modo alguno tomado como un agravante, señor Juez.

Georges Rouault: Los tres jueces, 1913. Museum of Moderm Art (MoMA), Nueva York.

(LUN, 647 ~ «De la vida misma»)

lunes, 22 de agosto de 2022

«Los días de Yucatán», de Sagrario Pinto, en euskera

(Al filo de los días) «Irakasleak noten buletina eman berri zigun, eta nire notak oso onak ziren, oso onak baino hobeak: nire bizitza osoko notarik onenak!»… Así se inicia Yucataneko egunak, la traducción al euskera de Los días de Yucatán”, la novela LIJ de mi compi Sagrario Pinto que acaba de aparecer en Ibaizabal, el sello de Edelvives en el País Vasco, y con traducción a cargo de Amets Santxez Muniain. Las ilustraciones, excelentes, siguen siendo las de Luis Doyague de la edición original. Los ejemplares de autor, junto con otros valiosos libros de amigos y conocidos (irán compareciendo por acá), nos esperaban en Madrid, a la vuelta de unos días en el Mar Menor, y ni que decir tiene (curiosa frase) que son el mejor impulso para encarar eso que nuestros vecinos del norte llaman, con expresión invencible, la Rentrée, aunque quizás ahora sea más habitual decir “reseteado”, “reinicio” o en esa línea.

Aunque tuve el privilegio de aprender algunas nociones en el bachillerato de los agustinos, gracias a “père Ignace Berasátegui y su amor por el en verdad hermoso folklore euskaldún, no tengo más remedio que confesar que el euskera es para mí, y supongo que también para muchos ibéricos, una lengua casi opaca: pronunciarla es jugar al sonido puro, la mera y musical fonación, ya que sólo de tarde en tarde intuye uno el sentido de lo que pronuncia, y siempre de un modo en el que la inmediatez de la materia verbal impone su fascinación sobre todo atisbo de comprensión. Y, sin embargo, como sabemos bien desde hace mucho y algunos reconocimientos recientes confirman, es esta una lengua con la que es posible lograr formas de expresión de gran belleza, y fijar emociones y experiencias que justificarían el necesario esfuerzo para salvar el aparente hermetismo de sus construcciones y poder penetrar en el círculo luminoso de los significados.
Alguna anécdota hay en mi vida de editor, incluidos sueños y hasta pesadillas, relacionados con este asunto, pero quede, si acaso, para otro día. Sí señalaré, sin embargo, la curiosa sincronía que me lleva a redactar esta nota justo el mismo día en que FaceBook me recuerda la publicación de un texto sobre Isla Mujeres, uno de los escenarios principales de esta narración de Sagrario en la que, con su habitual y envidiable pericia, supo sacarle partido literario a los días que pasamos juntos en tierras yukatecas (debió de ser hacia 2004-2005, ayer como quien dice).

Seguro que leídas en euskera las evocaciones de aquellas aún no olvidadas aventuras provocan nuevas resonancias. «Eta barre egin genuen denok».

domingo, 21 de agosto de 2022

PEREC AL PASO


Primera representación de Hernani (25.02.1839), de Víctor Hugo,
en la Comédie Française, entre una manifiesta “división de opiniones”.
Ilustración de Paul Albert Besnard (1849-1934).

EL SIGUEN LAS COMPARENCECNIAS HASTA QUE COMPAREZCA VERDADERO CAUSANTE DEL DESASTRE O SALGA DE SU CONCHA EL APUNTADOR

Quizás no sea el momento más adecuado, tal como la llamada realidad se muestra, para convocar la presencia de una escena cuyo principal protagonista sea (y disculpen el circunloquio) ‘El coreógrafo loco de amor que regresó para acosar a la bella bailarina’. Pero es el paso imprescindible para poder contar con ‘La antigua portera española que se negó a desbloquear el ascensor’ y, ya puestos, poder encarar también, sin rodeos, el papel que aquí juega (o desempeña, por evitar el común galicismo) ‘El repartidor de los establecimientos Nicolas [dedicados a la venta de vino] que limpiaba los espejos del portal’. El asunto exige a veces corchetes aclaratorios, aunque me perece que hasta ahora, en todo este teatrillo que ya va durando lo suyo, no habían aperecido: tampoco es cuestión de romper la lógica narrativa —esa depende solo y en exclusiva de la nunca bien ponderada, y lo digo en serio, inteligencia lectora— ni por eso mismo asustarse demasiado al dejar sitio para que se acomode a su placer, pese a las obvias dificultades ecológicas del momento, ‘El fumador de Por Larranaga que escuchaba un gramófono de trompa’. Claro que, puestas así las cosas, y sin menoscabar la dificultad de encontrar un mueble adecuado para depositar semejante instrumento, quien realmente lo va a tener difícil es ‘El viejo “pornográfico” que esperaba a la salida de los institutos’, una figura bastante habitual en algunas novelas de época pero que presumiblemente ya está fuera de toda órbita asumible en estos tiempos en los que no cesan de verse arrumbados como antiguallas del todo inservibles construcciones verbales de cierto poder simbólico que parecían hechas con la misma materia empleada para unir las piedras de los templos griegos y sin embargo... Ya se ve que era, también esta, una ilusa pretensión. Sirva, si no de escarmiento, sí de excusa. Y siga… ¿la fiesta?
(LUN, 649 ~ «Perec al paso», 150-154)

miércoles, 17 de agosto de 2022

UNA REVELACIÓN DE NOSTRA



Me manda Nostra, el Profeta de la Prospe, un mensaje que dice (literalmente): «El tiempo vapor dentro y el espacio por fuera». Me queda la duda de si hay una errata en la tercera palabra, que bien podrían ser la tercera y la cuarta. Pero tampoco voy a dilucidarlo, al menos de momento, entre otras razones porque he dedicado un buen rato esta mañana a intentar entender un complejo artículo sobre la “pseudotelepatía cuántica” y la posible demostración de ciertas formas de comunicación a distancia entre partículas mediante un juego basado en los cuadrados mágicos de Mermin-Peres; de modo que la intuición, o lo que fuere, de Nostra me parece de una apabullante claridad descriptiva y, sin más vacilaciones, voy a concederle —“reconocerse es reconocer”, dice el viejo bumerán— la categoría de revelación. Sea. Y junto al mar. O sea.
Posdata: viene el mensaje acompañado de la foto que incluyo. Con este comentario: «¿A que cada día me parezco más al que tú sabes?». Además de pseudoprofeta, va a resultar que Nostra es lo que toda la vida se ha llamado (no sé bien por qué) “un cachondo mental”.

(LUN, 652 ~ «Las cosas de Nostra») 

martes, 16 de agosto de 2022

LA HISTORIA DE NUNCA ACABAR

Goya: Duendecitos, grabado número 49 de «Los Caprichos», 1797.
Museo del Prado, Madrid.
Os digo, colegas, que lo que yo he visto allí es difícil verlo en ningún sitio. Y no me creeríais si os contara las triquiñuelas que tuve que hacer para que me dejaran revisar los papeles. Hasta me vi obligado a dejarle caer una mano de hostias bien dadas al gilí de la vigilancia, empeñado que estaba el tío en no dejarme entrar con la excusa de que no tenía el pase pernocta ni me sabía la contraseña. ¿La contraseña? ¡La madre que te va a parir, cacho cabrón! ¡Te voy a dar yo a ti la contraseña! Y sin pensarlo dos veces, ni casi una, le sobé bien el morro, así y así… Allí lo he dejado sobre el suelo de la garita, no sé si respiraba. Total un pringao menos no se va a notar. Y yo tenía que ver aquello, ya te digo. ¡A mí me van a venir a estas alturas con zarandajas….!
(LUN, 654 ~ «Al pie de Goya»)

lunes, 15 de agosto de 2022

domingo, 14 de agosto de 2022

Música sin fin

(En voz alta). Un artículo de Fernando Neira en El País nos recuerda que cumple medio siglo (ya como casi todo) esta canción definitoria como pocas (por alusiones) de las claves del tiempo aquel en que, como dijo Rigoberta Menchú, «así nos nació (o mutó) la conciencia». Pongamos que hablamos de 1971, casi ya el 72, y que en efecto quienes por entonces cumpliríamos entre 16-18 años (podríamos ampliar la horquilla a los 15-20) estábamos en pleno proceso de aterrizaje en lo que sería (¡claro!) el resto de nuestros días, pero también una forma de estar en el mundo que queríamos consciente, plena, libre, solidaria, alegre; lejos de los mordiscos de la culpa que tal vez habían roído nuestra infancia; libres de la sensación aquella que Rimbaud Le Voyant definiera tan bien también (“todo el día él sudaba de obediencia”), y dispuestos a… no sabíamos qué exactamente (seguimos sin saberlo), pero dispuestos. Dice Neira que es discutible que las interpretaciones usuales que se ha hecho de las alusiones de la letra de American pie (tal como se recoge en este vídeo) sean atinadas. De muchas de ellas, la verdad, tardamos años en enterarnos, si es que alguna vez. Lo más extraño, sin embargo, es que una canción que canta al «día en que murió la música» a través del tiempo se haya convertido en una de las piezas fundamentales de ese rompecabezas que es la vida, siempre incompleto pero con algunas áreas ya resueltas como la que, casi cada día, nos demuestra que si hay algo eterno… necesariamente ha de tener música.

Stranger Things, cuarta temporada

(En voz alta). Pues ya está. En o cinco o seis sesiones de larga madrugada acalorada me he “papeado” la cuarta temporada de Stranger Things, con sus nueve episodios de duración creciente hasta el muy inflado capítulo final. ¿Que qué hace un casi setentón, al que se le suponen algunos otros más “altos” y “serios” intereses, perdiendo de ese modo el tiempo? La misma pregunta me hacía cada vez que volvía al tarro de la miel. Y aunque en más de una ocasión —hay momentos aburridos y hasta del todo disparatados en esta, por otro lado, inteligente y espectacular vuelta de tuerca a la inefable fórmula de pandillas+misterio+últmas preguntas+ nostalgia+exuberancia tecnológica—, me decía a mí mismo que ahí lo dejaba, lo cierto es que la experiencia ha sido estimulante. A veces (pocas) con la ayuda de la tecla >> del mando a distancia. Había visto fragmentos picoteados de la primera temporada, y algún episodio o secuencia de las otras tres. Pero se me disparó la curiosidad cuando alguno —y, sobre todo, alguna— de las más espabiladas alumnas de Sagrario se la recomendaron vivamente, de modo que me pareció un buen modo de sintonizar con ese mundo cada vez más hermético y —al menos para mí— del todo incomprensible que es el de los nacidos ya bien entrado el siglo XXI (que se dice pronto). No digo que la revelación haya sido de las de caerse del caballo (eso, en parte, pudo ocurrirme con Euphoria, una de las narraciones más oscuras que recuerdo haber visto/leído), pero sí me ha resultado útil, creo, para sacar algunas conclusiones, aparte de unas horas de placer sensual de espectador, una razón que, tal como está el patio, por sí sola juzgo suficiente.

A mi entender el mayor mérito de esta espectacular temporada es el buen pulso narrativo con que se cuentan las cuatro o cinco subtramas que confluyen en la historia de la lucha de un grupo de adolescentes enfrentados a la maldición que pesa sobre el pueblo en el que viven y de cuyos orígenes y alcance nos vamos enterando de manera algo premiosa y con reiteraciones cuyo único peso en la historia es suministrar altas dosis de fascinación visual a un público amamantado, al menos desde Dragones y mazmorras, en los juegos de rol y los combates de la Nintendo. Retóricas de época que sin duda son el punto nostálgico de partida de sus creadores y que seguramente ya tienen un carácter de casi mitos fundacionales para la última generación. De ese modo, el arco de interés del público objetivo (el target) se estira desde los treinta y muchísimos o cuarenta y pocos hasta los casi quince, sin descartar excepciones como la del que suscribe o la de mi amigo Nostra, que aunque ya bien sobrepasasada la octava década de su vida aún se interesa por estos lances (o eso dice).

Una banda sonora muy bien elegida (ver vídeo), el reflejo de sucesos históricos como telón de fondo (el Watergate, por singular ejemplo), la perceptible lectura en clave de terror presente de algunos desastres y los más o menos conscientes homenajes a autores y géneros (desde Stephen King a Twin Peaks’) son rasgos destacados de una obra que, no concluida aún al parecer, y si bien ya en peligro de rozar (rizar) la autoparodia, se enfrenta al no pequeño dilema de cómo tener un digno remate. Se verá. O no. Pero esa es también la gracia del asunto.



RELATOS CRUZADOS

George Morland: Two Pigs in Straw (Barn with Pigs), s. f.
Nottingham City Museums and Galleries (Nottingham Castle).

El veraneante acalorado, sosias de sí mismo, había pensado escribir un relato que llevaba por título: «España, un país de guarros», aserto que no sabía bien con qué imágenes elocuentes ilustrar de tantas como se le ocurrían. Pero hete aquí que (o heteaquíque), como entre las virtualidades del algoritmo y el ritmo de las partículas subatómicas de no localización es evidente que todo está conectado y hasta en relación muy íntima, fue pronunciar, tal vez pensar sólo, la palabra “guarro” cuando en la pantalla de su celular se iluminó la alarma de su email diciéndole que tenía un nuevo mensaje de Maximiliano Jabugo, su ocasional proveedor de algunas delicias que ya el nombre sugiere. Esta casa de alta gastronomía ibérica, paradójicamente basada sobre todo en las partes bajas de buenos ejemplares de la especie Sus escrofa domestica, se caracteriza por sus originales campañas de publicidad, muy cuidadas tanto en el fondo como en la forma. Al veraneante no le duelen prendas en reconocer que más de una vez he empleado algunas de sus sugerencias para resolver algún compromiso. Pero jura que esta es la primera vez —no sabe si será la última— en que no ha podido resistirse a dar completa la última misiva llegada a su correo electrónico y que, advierte, ofrece sin omitir siquiera ni los títulos de crédito. Disculpen, hipotéticos lectores, queridas lectrices, la pausa publicitaria. O mejor disfruten de ella: al fin y al cabo hubo un tiempo en la televisión —cuando aún existía la televisión— en que la parte más vistosa y creativa era la de los anuncios. Y dice el veraneante que la misiva reza literalmente así:

»»
«DEL TERRENO. Cuando era niño, mi abuelo me mandaba a la bodega con un duro, un par de veces a la semana, para que el bodeguero me rellenara una garrafa con "vino del terreno".
Ese "vino del terreno" era con el que acompañaban las comidas, que entonces llamaban almuerzos, mis tíos y mis abuelos en las reuniones familiares que se daban en verano en el pueblo.
En ocasiones comíamos, o almorzábamos, unos tomates que recuerdo riquísimos, que eran "Tomates del terreno".
Otras veces, había lechugas de hojas largas, que mi tío decía de "oreja de burro", que eran, como habrá adivinado, "Lechugas del terreno".
En esa época, en la que ni había globalización, ni se la esperaba, casi todo lo que comíamos era "del terreno".
Las naranjas eran de Valencia y Valencia era tierra de Naranjas.
Las alcachofas y los espárragos eran de Tudela y Tudela era conocida por ambas cosas.
Murcia no era Murcia, era la huerta murciana.
España entera era un conjunto de terrenos, cada uno produciendo lo suyo, y regalando a sus habitantes cientos de "manjares del terreno".
Cuando hablo con alguien y me dice que los tomates no le saben a los tomates de su niñez, o que las naranjas tienen otro sabor, o que ya no hay lechugas como las de antes, veo claro que lo que se ha perdido es ese añadido "del terreno" que antes tenían las cosas.
No todo, pero sí en gran medida.
La globalización nos trae Tomates de Holanda, Naranjas de Marruecos, Lechugas "Iceberg", que no se parecen a la oreja de un burro por ningún lado, y que son originarias de California.
Vaya, que comerse "algo del terreno" hoy, es harto complicado en este país, que sinceramente, y tiro de orgullo patrio: estoy convencido que es "el país más rico del mundo", en cuanto a gastronomía se refiere, y estoy dispuesto a discutirlo con cualquier amante del sushi que me lo niegue.
Ocurre que, como en la obra de Asterix y Obelix, todavía quedamos algunos pequeños reductos que nos negamos a ser conquistados por esa globalización.
Productores de cosas nuestras, del terreno, que se hacían y se siguen haciendo hoy, tal y como se hacían entonces.
En nuestro caso, nos enfrentamos a esa globalización, con la producción artesanal de nuestros jamones.
Que sí, que ya se qué ahora es más moderno comer sushi, o comprar Jamón de Parma. Que serán productos extraordinarios, no lo dudo. Pero yo, qué quiere que le diga, soy un enamorado de las "cosas del terreno".
Y eso es lo que hacemos en Maximiliano Jabugo, producir jamones para los enamorados de "las cosas del terreno", de lo nuestro, de los sabores de antes que no queremos que se pierdan.
Una de las cosas que más me satisface de nuestro trabajo es cuando algún cliente nos dice: estos jamones me saben a los jamones de toda la vida.
Claro, respondo yo, no pueden saber distinto, porque son jamones hechos como se hicieron toda la vida.
Si quiere disfrutar de nuestros "jamones del terreno" con el sabor de toda la vida, puede hacerlo entrando en nuestra tienda online:
Disfrute del verano en el país más rico del mundo.
Maximiliano Portes / Maestro Jamonero.
P.D.: Un abrazo a todos los productores locales que contra viento y marea, siguen produciendo productos nuestros, del terreno, con el amor y pasión de antaño, para que sigamos siendo el país más rico del mundo.
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Y hasta aquí llegó la marea.
(LUN, 656 ~ «De la vida misma»)

sábado, 13 de agosto de 2022

Aristófanes según Els Joglars

Un momento de la represenación de Que salga Aristófanes.
Foto Guillermo Carrión /AGM  

(En voz alta)
. Fue divertida y por momentos vibrante la función de Els Joglars Que salga Aristófanes en el Festival de Teatro y Música de San Javier, una de las citas imprescindibles del verano en el Mar Menor. El tan admirable como incombustible grupo que ahora capitanea Ramon Fontserè pone en escena una obra indudablemente salida de su peculiar laboratorio: proyectos ideados en torno a una situación (un rito: en este caso las actividades propias de un centro psiquiátrico), con un tema principal de fondo (las mil y una incongruencias de lo políticamente correcto y aledaños), el recurso a una referencia ilustrada (Aristófanes, con su sentido inaugural de la comedia y la revolución de la risa) y la magistral exhibición de recursos mímicos y actorales, junto con el excelente trabajo en equipo, rasgos todos ellos adquiridos y aquilatados a lo largo de 60 (LX) años de trayectoria, lo que convierte a la compañía fundada por Albert Boadella en un referente excepcional del teatro europeo. La obra, sin suscitarme el entusiasmo con que he asistido a casi todos los espectáculos del grupo, sí tiene diversos momentos en lo que se percibía la felicidad de los espectadores, que se entregan de muy buena gana a un repertorio de situaciones divertidas —acaso un tanto repetitivas o en exceso previsibles y carentes, en lo dramático, de un mayor desarrollo argumental— y premiaron con una ovación sostenida no sólo el trabajo presente sino, y muy especialmente (intuyo), una trayectoria artística en verdad inolvidable.

ARGUMENTOS ESTELARES

Captura de Perseidas sobre el castillo de Atienza, en agosto de 2021.
Foto de ©️ Alfonso  Espinosa y Juliàn García. Tomada de El Mundo.


 ARGUMENTOS ESTELARES DE HACIA LA MITAD DE AGOSTO

Las per se idas
Igual que lágrimas
Siembran el cielo
De fugas tristes
(Todas lo son)
Y esos sus ojos
De Luna Grande
Cruzan la Noche
Como venablos
(Dioses en guerra)
Sobre el tablero
Del mundo en llamas
Es la conciencia
(Mira hacia dentro)
La que te dice
La que te hace
La que lo crea
(Materia y mente)
(La prosa. El metro.
El cuento. El poema).
(LUN, 657)

viernes, 12 de agosto de 2022

Adiós a Sempé

(En voz alta). Adiós a un grande de la ilustración y el humor: el dibujante Sempé, creador de la imagen de El pequeño Nicolás e historietista de amplio espectro, siempre con esa mezcla amable pero no inane, y finalmente inconfundible, de levedad y melancolía, como señala esta amplia necrológica en Le Monde. Descanse en paz. 



EL CANTO HILADO (11)


Las pequeñas virtudes, según el testimonio de Enoch Soames, engendran pequeños paraísos y el espíritu de los jardines. El alfabeto alado, surgido de la complicidad entre Palas y Héctor, permite imaginar y describir con todo detalle, además de a Grecia en el aire, herencias y desafíos de la antigua democracia ateniense vistos desde la Atenas actual. Pero probablemente no sean lecturas apropiadas para Un hombre soltero ni tampoco para quien ose decir, sin ironía alguna, “Me llamo Vila-Matas, como todo el mundo”. Monte a través, cuando Zuleijá abre los ojos la Noche de fuego se transforma en un auténtico Patch Word o la Historia de un sombrero. Y eso fue lo que pasó cuando el Bandido por fin supo que Lo que no es tuyo no es tuyo.

(LUN, 658~«Desde el Acantilado/ebook», 108-122)

jueves, 11 de agosto de 2022

LA RUTA NADA NATURAL


Le pregunté a mi ayudante Virgilio por el panel informativo que en plena ruta del Mar Menor señala el desvío a «Los Infiernos». Virgilio, que cabalga conmigo desde hace al menos media vida, me dijo que por allí se evitaba dar un rodeo para llegar a las poblaciones más importantes de la zona y donde nos esperaba una feligresía numerosa y expectante, aunque la senda era más agreste y tendríamos que andarnos con cuidado porque sus laderas estaban infestadas de pobres criaturas execrables. «Todo encaja», pensé. Y al tiempo que, tras ajustarme bien la teja, arreaba mi mula en dirección a aquel camino, comprobé una vez más que llevaba en la alforja todos los instrumentos de mi oficio: la cruz, la estola, los óleos, el acetre...
(LUN, 659 ~ «Micródromos de la Posada», 2ª ed)

miércoles, 10 de agosto de 2022

PEREC AL PASO

Maximilien Luce: Rue Ravignan, Paris, 1893.
Col. particular. (The Audrey Jones Beck Building, 224 Beck Galleries).

POSIBILIDADES, EXIGENCIAS E INCONVENIENCIAS DEL REPARTO

(EN TIEMPOS DE GUERRA)

Han sido tantas las guerras que han conocido estos ojos y son tantos los temores a que no se acaben nunca, que nada me importaría, vida mía, estar en su compañía o incluso ser “El soldado que reconoció a su profesor de física’. Y eso sin descartar, naturalmente, las veleidades con las que siempre me ha puesto de su lado ‘El antiguo propietario que soñaba con crear un verdadero héroe de novela’. No parece razonable, a no ser que la situación se complicara más de lo esperado, que ese papel recayera sobre ‘El jazzman demasiado perfeccionista que repetía los ensayos’, si bien esa opción a los ojos del respetable —grupo abstracto pero imprescindible en todo envite que se precie— sin duda resultaría menos estrafalaria que el capricho de hacer caer todo el protagonismo de esta parte ya muy avanzada de la historia sobre ‘Los fans de Tasmania que ofrecieron a su ídolo 71 ratitas blancas’, en dura competencia —puestos a ser exigentes en lo tocante a rarezas— con ‘La empollona de matemáticas que anhelaba construir la torre más alta del mundo’. Perezca quien perezca, y mientras lo que perece aparece, no hay más remedio, ni acaso otro medio, que seguir fondeando en las aguas removidas de la imaginación.
(LUN, 660 ~ «Perec al paso», 145-149)

martes, 9 de agosto de 2022

PERROS DE PAJA (Soneto enmascarado)


Cansado de lidiar con tantos descerebrados vecinos violentos, el matrimonio Sumner buscó vientos más pacíficos y fue a dar al descampado de un pueblo en Cornualles donde toda la gente parecía… lo que no era. Pues al cuarto día ya se veía, en casa o en las calles de aquel pequeño Wakely, que aquello no iba bien, y en espiral creciente de violencia extrema, cual mortaja cortada antes de tiempo, el antes bello panorama trocose de repente en sangriento ritual: perros de paja.
(LUN, 661 ~ «Sonetos enmascarados»)


Cansado de lidiar con tantos des-
cerebrados vecinos violentos,
el matrimonio Summer buscó vientos
más pacíficos y fue a dar al des-

campado de un puebo de Cornualles
donde toda ka gente parecía...
lo que no era. Pues al cuarto día
ya se veía, en casa o en las calles

de aquel pequeño Wakely, que aquello
no iba bien, y en espiral creciente
de violencia extrema, cual mortaja

cortada antes de tiempo, el antes bello
panorama trocose de repente
en sangriento ritual: Perros de paja.

lunes, 8 de agosto de 2022

LAS COSAS DE NOSTRA

Inversión de la supuesta imagen de Nostra, un tanto camuflado
de rostroy con su atuendo veraniego. La imagen es un retrato
al carboncilloobra de la artista rusa Olga Melamory. 

MENSAJE DE NOSTRA MÁS BIEN ENTRECORTADO QUE ESPERO PODER COMPLETAR EN BREVE… Y AQUÍ SE COMPLETA

Al final el mensaje de Nostra el profeta “entró, entró”, como diría Juan José Castillo de las pelotas ajustadas a la línea de Santana, Arilla, Gimeno y otros grandes tenistas de los sesenta. He aquí, completa, la nota del profeta, con su addenda, sin comentarios, y sin correcciones ni censuras (aunque no sé, no sé).
«Derribada la casa de Borbón, la ya exreina Letizia Ortiz Rocasolano emerge al frente de un partido chachi-liberal y presenta su candidatura a la Presidencia de la República, y con un Pablo Iglesias, ya cincuentón y evolucionado hacia querencias centrípetas, como primer ministro in péctore. La operación no triunfa por muy poco, en parte por los celos crepusculares de la autodenominada de origen Ayuso de Suso que, acantonada en los bajos de Palacio de Oriente, reclama para la rebautizada como ‘Comunidaz de Madriz es Libertaz’ un estatuto de independencia “al menos tan extenso como el de los polacos”, dice literalmente, y el reconocimiento del “cheli de Chamberí” como lengua cooficial. La propuesta causa una risa frenética entre las hienas del zoo, pues nadie se la toma en serio, pero agita el panorama…. y pone en marcha otras peripecias que ya se verán. O no».
Hasta ahí la nota principal de Nostra. Pero la curiosa fantasía política (una verdadera ‘postopía’, diría yo) viene acompañada, “a modo de traca final fucsia” (sic), de este añadido:
«El vencedor político de los primeros comicios de la III Re-pública Española Silícica (RES), que ese era el nombre del avatar oficial del país antes llamado Spain en el nuevo Metaverso Terra1, fue el partido (o consorcio) UPI (Unión de Periferias Ibéricas), cuyos padres fundadores habían sido un tal Feijóo, Patxi no sé cuántos, un sobrino de Zaplana y la hija pequeña de Mohammed Ispahán, depositaria de las esencias califales, mientras que su primer candidato era nada menos que un tal Ciudadano Puigdemont. Su principal rival por la derecha era el PEO (Partido de las Esencias Oretanas), liderado por la renombrada Niña Ayuso Km0. Y por la izquierda la coalición VQNV (Vamos Que Nos Vamos), de triliderazgo colegiado Sánchez-Yolanda-Errejón, con su eslogan o lema muy aclamado “Tres para una nación”. Además del ya mencionado partido centrista de Letizia-Iglesias, el quinto grupo en discordia era un aún muy minoritario IA (Independientes Autómatas) que, pese a no estar muy clara su verdadera condición, habían conseguido inscribir su candidatura y ‘perforar’ un número pequeño pero significativo de votos. Así se disponía la otrora gloriosa RES a encarar los tiempos futuros hacia la segunda mitad de la primera centuria del Tercer Milenio…»
Y eso es todo en las notas de Nostra. O “velaílo el desbarre”, que dicen por Eburia.
(LUN, 662 ~ «Las cosas de Nostra»)

domingo, 7 de agosto de 2022

LAS COSAS DE NOSTRA

Supuesta imagen de Nostra, un tanto camuflado de rostro
y con su atuendo veraniego. Dice que sus amigos beréberes
le enseñaron que al calor se lo combate mejor con su misma moneda.
La imagen es un retrato al carboncillo obra de la artista rusa Olga Melamory.

MENSAJE DE NOSTRA MÁS BIEN ENTRECORTADO QUE ESPERO PODER COMPLETAR EN BREVE…

«Para tu guion de fantarealpolitik», me ha anunciado Nostra en un guasap que concluye con un dedo hacia abajo 👇, supongo que queriendo indicar que a continuación envía ese “algo” que al parecer me vendría bien para un “guion”. Nostra, quizás por su pasado como plumilla y sus tratos remotos con el Gran Tolondretas de la Editora Nacional (véase LUN 934), es muy respetuoso con las normas de la Academia, hasta con aquellas que le suscitan algún desacuerdo, como el conspicuo “solo” que solo cuando no hay posibilidad alguna de no superar el “vicio” de la anfibología y por tanto de no saber a ciencia cierta si alguien o algo está solo o solo está, aunque ello no sea óbice para que también esté solo y en trance por tanto de poder ser confundido con el “solo solo”…, salvo en casos así en los que es imprescindible ponerle la tilde para salir de dudas y asegurar el sentido, ya digo, Nostra me ha dicho que él se atiene a la norma, «aunque sea a costa —precisa— de cometer la descortesía de dejar compuesto y sin tilde al solo más solo de todos los solos y que quizás sólo tenga ese solo énfasis como caído del cielo por toda compañía». Nostra es un verdadero sentimental de la lengua y son estos asuntos sobre lo que le he oído pronunciarse muchas veces al profeta y no sólo cuando habla solo. Sobre lo de la “fantarealpoilitik”, en cambio, no le he escuchado ni una palabra. Así que hasta que no llegue el mensaje anunciado no sabré a qué atenerme… Y pasan los minutos, las horas, hace ya incluso algunos días… y nada. Aunque, a ver, a ver… Me entra un mensaje. Es de él, de Nostra, como siempre precedido del burrillo que tiene como icono del perfil. Transcribo: «Derribada la casa de Borbón, la ya exreina Letizia Ort….». Vaya , qué apagón más inoportuno. Ah no, que estoy sin cobertura. Las islas tienen estas cosas. Mañana regreso al continente y confío en que me entre el resto de la soflama, mensaje… o lo que él sea.
(LUN, 663 ~ «Las cosas de Nostra»)

sábado, 6 de agosto de 2022

«Bullet Train», trepidantemente divertida


(En voz alta).
Quizás no sea más que un cómic de brillantes viñetas a cuál más disparatada, o un tour de force desplazado con el Quentin Tarantino de Kill Bill, vols 1 y 2. Bullet Train, la peli de David Leitch protagonizada por Brad Pitt que acaba de estrenarse, es sin duda, aunque esté basada en una novela japonesa de éxito, una mezcla de argumentos de narraciones y pelis de acción de épocas diversas y un tan divertido como ágil (frenético) y desopilante paseo por las convenciones de un género, con el reto asumido de no dar tregua al espectador a través de acciones tan increíbles y ‘ketchupinadamente’ horrorosas como trepidantes, con chistes continuos —algunos buenísimos— que se superponen a distintos niveles y —a mi entender, lo mejor de todo— un guion perfecto urdido a través de pequeñas cápsulas o historietas que funcionan, cada una, con gran eficacia y se conjuntan todas en un puzle bien resuelto y tramado con los ingredientes básicos de cualquier historia: los afectos, la amistad, las pasiones primarias, la venganza, el peso del destino. Los diálogos son tan brillantes en su eficacia dramática y en su humor que dan ganas, a menudo, de sacar la libreta y anotar (habrá que leerse el guion) para no olvidar frases como : «He venido a matarte y tendrás que matarme, como has hecho con todos los que lo han intentado». O la revelación final (la emplearé en un próximo cónclave de palindromistas): «¿Te das cuenta? He aprendido a darle la vuelta a las cosas. ¡Y funciona!». Una peli para pasar un par de horas divertidas viéndola en un gran cine de algún centro de ocio (por fin de nuevo una gran sala llena) y no perder de vista que el verdadero espectáculo, en línea directa con la imaginería volcada a chorros en la gran pantalla, está también alrededor y a la salida y en el noticiero. Ah, y la música: soberbia banda sonora, a ritmo de tren bala (poderosa metáfora, que sigue valiendo su peso en oro, aunque ya estamos también un poco cansados de algunas comparaciones) y la sorpresa, que ya no lo será, de Alejandro Sanz dando el tono musical exacto a una de las escenas más potentes y descerebradas, en el fondo un gran homenaje en clave cutre-gore a la inolvidable boda de El Padrino.

HACERSE EL MUERTO

—!A ver quién se hace mejor el muerto¡ !A ver quién se hace mejor el muerto¡

Las voces le llegaban con claridad, matizadas por el suave oleaje que una brisa de sabor magrebí levantaba en la laguna salada donde tan fácil era suspender el cuerpo en una especie de gravitación que invitaba a una profunda relajación, al sueño incluso.
Eran palabras muy parecidas a las que él había dicho tantas veces de niño, con sus amigos, en los baños fluviales del verano, aunque entonces, debido a la fuerte corriente del río y a sus traicioneros y voraces remolinos, hacerse el muerto tenía, además de una mayor dificultad, ciertos riesgos, hasta el punto de qué era raro el año en que no se contaba alguna víctima.
—¡A ver quién se hace mejor el muerto¡ ¡A ver quién se hace mejor el muerto¡
Las voces siguieron llegando a su oídos durante un buen rato, luego se fueron apagando hasta cesar por completo, y todo alrededor, también dentro, en su mente y en su memoria, quedó en un silencio intenso, largo, profundo… como si sobre la laguna salada hubiera caído una espesa tela que la aislara por completo del resto del mundo o también ella se hubiera sumado al juego y todo acabara tomando el fondo y la forma de un ensayo general de algo desconocido pero que flotaba en el aire como una de esas tormentas de verano que se anuncian, además de por la pesadez de la atmósfera, por el erizamiento de la piel y otros órganos que todos los seres vivos sentimos ante fenómenos que nos resultan inexplicables.
—!A ver quién se hace mejor el muerto! !A ver quién se hace mejor el muerto!
Volvían las voces. No había ya viento y había cesado también el oleaje. La laguna salada parecía un cristal oscuro lleno de surcos granulados. En su memoria, el río de la infancia se estancaba en un lodo denso y maloliente. Por lo demás, todo estaba en su sitio. Salvo alguna cosa.
Y la noche.
Playa de La Hita, Mar Menor.

(LUN, 664)

viernes, 5 de agosto de 2022

Martes y Trece

(En voz alta). Puede que hubiera otras o con otra “trascendencia”. Pero haciendo memoria no recuerdo que ninguna “cita televisiva” (expresión ya anacrónica) suscitara tantas expectativas e incluso entusiasmos tan extensamente compartidos como las actuaciones de fin de año de Martes y Trece. Incluso me atrevería a decir que estos dos cómicos geniales, herederos del mejor humor absurdo de nuestra tradición, fueron el gran canto de cisne de una forma de hacer televisión que ya nunca —incluso por fortuna— volverá. En cualquier caso, el recuerdo anacrónico y contraestacional de aquellos eventos aún causa regocijo, oiga.


EL NADADOR


Emilio González Sainz: El nadador, 2015. Galería Utopia Parkway, Madrid.
Era uno de esos domingos de mediados de verano (cuando) se dio cuenta de que la casa estaba vacía.

(LUN, 665 ~ ‘cap&cua’ John Cheever)