miércoles, 21 de septiembre de 2022

UNA TUERCA DEVUELTA

Fotograma de Frankenstein (1931), de James Whale.
En escena, los actores Boris Karloff y Marilyn Harris.

Cuando Frankenstein entró en la sala de disección se dio cuenta de que se había equivocado de libro. Trató de llegar por un atajo a la portada, pero tropezó en el colofón y quedó sepultado al final del índice. Allí lo encontré esta mañana, casi tapado por una flor seca y con el tornillo intratraqueal fuera de sus anclajes. Había ido yo a comprobar una cita en el Melmoth y se me vino encima todo el estante de la novela gótica. Me miró con la ternura aquella de la escena del río con la niña y sentí por él una infinita compasión. Le ayudé a volver a casa. Y, agradecido, me regaló una de sus tuercas de repuesto. ¡Qué criatura tan sensible! Lo que pasa —aunque quién sabe de verdad nunca lo que de verdad pasa— es que no sé bien, ni mal, qué hacer con ella.

(LUN, 618 ~ «Clásicos profanados»)

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