sábado, 25 de abril de 2020

Las carteleras

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Arte callejero: grafitis y señuelos del pop art en torno al cartel de la película The Kid (1921),
de Charles Chaplin.
En aquel tiempo nuestras diversiones eran muy sencillas. Consistían, por ejemplo, en capturar murciélagos que se habían despistado y allí, en el cuenco de piedra de la fuente, frente a las acacias de la plazoleta, obligarles a fumarse un cigarro sin pausa, hasta que se hinchaban, se hinchaban... Y omito lo que los más crueles de la panda podían hacer después. Pero no saquen conclusiones precipitadas porque, en el fondo, éramos muy ingenuos. Fíjense que a menudo la mayor diversión de la tarde consistía en ir paseando pausadamente hasta la plaza a ver las carteleras de los cines del pueblo, justo al lado de la tienda del zapatero artesano, no por nada llamado Mazuecos. La algazara era doble si ese día ponían una de Charlot o del Gordo y el Flaco, nuestros héroes. Mirar las carteleras con suma atención y comentar entre risas los detalles era ya un poco como ir al cine. Además, si la película era de Drácula o de vampiros, nos servía también de expiación. Estamos ¿vivos? de milagro.
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Vitrinas para las carteleras de cine.
Plaza del Reloj, Talavera de la Reina.
Foto tomada del blog de Méndez-Cabeza

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