Códice del Cantar de Mio Cid expuesto en la BN. |
El paseo por la vasta penumbra de las bajas salas del edificio es un verdadero viaje a las “esencias”, sin excluir el temblor asociado al viejo vicio de la falsificación, tan arraigado en nuestra historia... aunque acaso no mucho más que en otras coterráneas. Además de las precisiones y sustanciosas anécdotas que Carlos ofrece, es muy digno de ver y leer el manuscrito de la carta que Américo Castro le escribió a don Ramón M. Pidal: allí están presentes ciertos curiosos tics de nuestros investigadores filológicos, siempre a punto de mostrarse como de vuelta de todo... en algunos casos sin haber ido. Una hora y media muy provechosa. Y una lectura gratificante.
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