Evaristo Valle: Demetrio, el guapo, en la taberna, h. 1949. Museo de Bellas Artes de Asturias.
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Es fama que el autodenominado Cacique Bueno, cada vez que por entonces regresaba al pueblo donde había sido maestro, entraba en el bar de O Ruco abanicándose de forma ostensible y casi “ostentórea” con un billete de cinco mil pesetas y profería con gran ampulosidad la misma frase: «Antonio, pon de beber a todos istes». Pero todos sabían que aquel gesto estaba minado en sus orígenes. No era más que un brindis al sol, aunque parece ser que ayer volvió a cobrarse otra ronda*
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