jueves, 13 de febrero de 2020

En son de Paz (1)

La imagen puede contener: una persona, sonriendo, bicicleta y exterior
Octavio Paz fotografiado por Ricardo Salazar.
(En son de Paz, 1). »La poesía es como el amor, mientras que la prosa es como el trabajo», dijo en una entrevista televisiva Octavio Paz. 
Bien visto, maestro. Pero hay que ver cuánto trabajo da a veces la primera, y el heroico y esforzado amor con hay que sobrellevar a menudo los trabajos —más bien alimentarios— de la segunda.


La imagen puede contener: una persona, sentada y exterior
Paz y un libro abierto.
(En son de Paz, 2). »... Los poemas que amamos son mecanismos de significaciones sucesivas —una arquitectura que sin cesar se deshace y se rehace, un organismo en perpetua rotación», escribió Octavio Paz, quien no en vano tituló Los signos en rotación una de sus obras, precisamente un ensayo sobre la poesía que añadió como capítulo final a su imprescindible El arco y la lira. Es lo que se llama una «idea fuerte», o quizás más propiamente una «idea fuerza».


La imagen puede contener: Jose Rivero Serrano
Paz entre los círculos concéntricos del tiempo y el espacio.
Foto tomada de Zenda. Desconozco su autor.
(En son de Paz, 3). Octavio Paz afirmó que algunos grandes poetas viven entre nosotros «gracias a un puñado de sílabas». Y «en este instante —pudo haber añadido él mismo— alguien las deletrea».
La imagen puede contener: una persona
Paz retratado con aire surrealista, incluso con cierto vago parecido a André Bretón.
Foto: AGN, Enrique Díaz.
(En son de Paz, 4). 
«Cantan los pájaros, cantan
sin saber lo que cantan: 
todo su entendimiento es su garganta», 
cantó Octavio Paz en uno de sus poemas inmediatos. Y al repetirlo uno siente, con una alegría claroscura, acorde con este tiempo resbaladizo, que también tiene licencia para cantar.
La imagen puede contener: una persona, primer plano
Retrato de Octavio Paz.
Cortesía del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), México.
(En son de Paz, 5). »Vivir bien exige morir bien. Tenemos que aprender a mirar de frente a la muerte», escribió Octavio Paz en su discurso de aceptación del Nobel. Un propósito lúcido que, como se ve y a veces de forma muy agresiva e incluso obscena, se confunde con la crueldad e inhumanidad extremas de ciertos fanatismos.




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