Baldomero Romero Ressendi: Encapuchado, hacia 1950. |
Dicen del tío Camuñas que está mu’ triste, pues ya no asusta a naides. ¡Vaya marrón! En estos carnavales s’ha dao’ al trinque. «¡Na’ mejor contra el paro que un colocón!», piensa mientras se cala la boina negra y el pañuelico a rayas. Y en un pispás se ha plantao’ en la taberna del Olegario y se ha unido a la murga del Carrasclás. Estas criaturitas son como niños: una vez cada año se dejan ver y, al llegar la ceniza, cambian el paso y en la Semana Santa van del revés. Benditos sean por siempre los bellos ritos que sacan de sus quicios puertas blindás. Que vivir son dos días y de ellos sólo unas poquiellas horas son carnaval.
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