jueves, 25 de julio de 2019

Rutger Hauer atraviesa la Puerta de Thannhäuser

Rutger Hauer, en «Blade Runner»
Fotograma de Blade Runner. Foto IMDB
(Noticias en voz alta). Sólo unos meses antes de ese noviembre de 2019 en que transcurre Blade Runner, el actor que daba vida al personaje más poderoso del inolvidable filme acaba de cruzar la Puerta de Thannhäuser camino del polvo de estrellas que es, además del origen, el destino común de humanos, replicantes y demás seres sublunares. No deja de ser curiosa, incluso llamativa, esa coincidencia. 

La extraordinaria interpretación que Rutger Hauer hace de Roy Batty, con toda su enfática, verosímil y hasta heroica lucha contra la finitud y su rebelión contra el destino y el creador ausente, antes de la emotiva aceptación del fin («es hora de morir»), es justamente uno de los grandes momentos de la historia del cine, además de una de las más poderosas metáforas que el arte ha acuñado sobre la paradoja de la vida humana capaz de engendrar sueños inalcanzables. No es extraño que las famosas y hermosas últimas palabras del personaje, subrayadas por la conmovedora música de Vangelis, sean hoy el epitafio unánime que se le dedica al actor, tan inesperadamente fallecido. 

No se debería, sin embargo, menoscabar algunos otros papeles de su larga trayectoria cinematográfica, de los que, en mi memoria, tiene especial brillo aquel Étienne de Navarra, capitán de la Guardia de Aquila, al que un hechizo y la maldición episcopal impiden vivir su amor excepto en la leve y fugitiva raya del amanecer. Me refiero, naturalmente, a Lady Halcón (Ladyhawke, 1985), la romántica historia de un amor imposible que, por motivos anecdóticos pero verdaderos, ha sido para mí una valiosa metáfora de cierta dimensión de las relaciones entre personas cómplices y los muy complejos laberintos del corazón humano. Descanse en paz.

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