miércoles, 10 de julio de 2019

Alfredo Conde

O escritor Alfredo Conde, nunha imaxe de arquivo (XESÚS FARIÑAS).
Afredo Conde, fotografiado por Xesús Fariñas
(Lecturas en voz alta). Desde su reveladora Memoria de Noa (1982) y, sobre todo, desde El Grifón (Xa vai o griffón no vento, 1984), que le puso en órbita en el panorama literario nacional, la escritura de mi tocayo Alfredo Conde ocupa un lugar imprescindible. Ahora publica nueva novela y habla en este artículo con la libertad y la sabiduría de los años, y con su habitual y sagaz retranca, de esta «broma infinita» que es vivir. Merece la pena hacer el pequeño esfuerzo de leerlo en gallego, que —como ocurre con todas las lenguas— hay matices, sugerencias y “alcances” no fácilmente trasladables.

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