Ascensión al Tourmalet en el Tour de 1990. Induráin, en el centro, flanqueado por Perico Delgado y LeMond. Foto tomada de El país. |
Vuelve con la ilusión cada verano
de una epopeya que me compra el alma
esa explosión del músculo, el hechizo
que corona la cumbre y baja al llano.
de una epopeya que me compra el alma
esa explosión del músculo, el hechizo
que corona la cumbre y baja al llano.
Yo era niño en los tiempos del Caníbal
y me llené de sangre bajando el Col de Mente.
Vi las sombras peladas de l’Aubisque
y la muerte en directo en Mont Ventoux.
y me llené de sangre bajando el Col de Mente.
Vi las sombras peladas de l’Aubisque
y la muerte en directo en Mont Ventoux.
Hay que oírlo, señor, para creerlo,
cómo cuenta el dios Ares la batalla,
con pulsiones que erizan el paisaje.
cómo cuenta el dios Ares la batalla,
con pulsiones que erizan el paisaje.
Y el sudor y los gestos y los gritos,
la elegancia que cruza por la cima:
Luis Ocaña, Perico... e ¡Induráin!
la elegancia que cruza por la cima:
Luis Ocaña, Perico... e ¡Induráin!
(Esto fue ya hace tiempo. Sin embargo,
el hechizo prosigue. Y sus eclipses).
el hechizo prosigue. Y sus eclipses).
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