lunes, 24 de febrero de 2020
De vampiros
Las promesas del barro
Adagia andante (3)
El mundo está lleno de poemas. Pero, al igual que no todos los objetos son iguales, también los poemas difieren entre sí. Hay que hallar pasadizos entre ellos.
Escribir es viajar. Un poema es un itinerario. La poesía incluye también la ciencia cartográfica.
Todo poema es un poema experimental: brilla, borbotea, arde, se evapora.
Todo poema verdadero tiene la verdad dentro. Pero no conviene confundir la luz con lo que brilla.
Todo poema es un poema social. No existe al margen.
El poema ilumina lo que hay y al mismo tiempo engendra su propia sombra.
No se debe caer en la trampa de los juegos de palabras. Pero todo está vivo en el poema: incluidos los cruces de caminos.
La poesía siempre es cosa de dos.
La fe es lo que cuenta. Aunque al Dios, en verdad, le dé lo mismo.
El espacio y el tiempo —ya Kant lo supo— son sólo categorías de la sensibilidad. Puede que nuestro cerebro también esté configurado de ese modo. Un poema es el espacio donde se expresa el tiempo.
Vemos lo que hay. Hay lo que vemos. Ay. El pensamiento también tiene ojos.
El poema —incluso si se entiende— es siempre irracional.
No se contenta el poema con nada que no sea la vida entera.
El poema es real.
El poema —conviene volver a subrayarlo— es el ojo de la mente. El mundo es un estado mental. Y la vida es noble. Y es buena. Y es sagrada.
En el poema cabe cualquier cosa. Pero no hay nada que por sí solo sea poético.
Los andurriales
Calle de Álvarez Gato, en el centro de Madrid. Foto de @anam_marcos |
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domingo, 23 de febrero de 2020
El Viandante
Àngel Loochkartt: Escena del carnaval de Barranquilla, Colombia. |
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sábado, 22 de febrero de 2020
El baile
Antonio Moliné: Cartel de Carnaval del Círculo de Bellas Artes, de Madrid, de 1936. |
—Ahora caigo en la cuenta...
—¿Sí? ¡No me digas! ¡Milagro! ¿Y de qué?
—... de que tal vez la última verdadera fiesta de nuestra juventud...
—¡Divino tesoro! ¡Ya ves! ¡Pues no ha llovido!
—...tal vez fuera...
—A ver, a ver... ¡sorpréndeme!
—... tal vez fuera aquel baile de máscaras del Círculo de Bellas Artes de 1984.
—¡Ah, sí!
—Fue el primero que se hizo después de muchos años de interrupción.
—Es verdad. Y todo parecía recién inventado.
—La espléndida escalera.
—El gran salón luminoso.
—Y la alegría de todos. Los amigos. ¡Cristina!
—Sí...Y si no recuerdo mal, se anunció con el mismo cartel que el de 1936...
—¡No me digas!
—Sí, 48 años después, nada menos.
—Claro que de aquello hace ya nada menos también que ¡otros 36 años!
—¡Vaya tela!
—¡Y que lo digas! Da para hacerse unos cuantos trajes...
—Y un montón de máscaras.
Y se miran con sonrisa cómplice, mientras los dos piensan, al unísono, lo mismo del tiempo: eso sí que es un baile
—¿Sí? ¡No me digas! ¡Milagro! ¿Y de qué?
—... de que tal vez la última verdadera fiesta de nuestra juventud...
—¡Divino tesoro! ¡Ya ves! ¡Pues no ha llovido!
—...tal vez fuera...
—A ver, a ver... ¡sorpréndeme!
—... tal vez fuera aquel baile de máscaras del Círculo de Bellas Artes de 1984.
—¡Ah, sí!
—Fue el primero que se hizo después de muchos años de interrupción.
—Es verdad. Y todo parecía recién inventado.
—La espléndida escalera.
—El gran salón luminoso.
—Y la alegría de todos. Los amigos. ¡Cristina!
—Sí...Y si no recuerdo mal, se anunció con el mismo cartel que el de 1936...
—¡No me digas!
—Sí, 48 años después, nada menos.
—Claro que de aquello hace ya nada menos también que ¡otros 36 años!
—¡Vaya tela!
—¡Y que lo digas! Da para hacerse unos cuantos trajes...
—Y un montón de máscaras.
Y se miran con sonrisa cómplice, mientras los dos piensan, al unísono, lo mismo del tiempo: eso sí que es un baile
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viernes, 21 de febrero de 2020
Moving and flight
Noticias frescas...from New York, New York. Hay que reconocer que el inglés tiene un prestigio imbatible. Vía Hilario, nuestro hombre —y amigo grande— en la City.
»Me he quedado sorprendido. Pero es lo que hay. Cuadernos de Humo26 es noticia internacional... (Menos lobos don Hilario). Hablan de Mudanza y vuelo, el cuaderno de sonetos de Antonio del Camino y Alfredo J. Ramos. Qué bien suena eso de Moving and flight y no digamos nada eso de "Smoke notebooks devises and embroidered". Ya nos queda menos para el Pulitzer 🙂
Moving and flight | Newsy Today
Search domain newsy-today.com/moving-and-flight/https://newsy-today.com/moving-and-flight/
News; Moving and flight. November 9, 2019. 15. The beautiful and elegant magazine Smoke notebooks, devised and embroidered by Hilario Barrero and Jesús Nariño, with a preference for monographic approaches, reaches number twenty-six and is entitled "Moving and flying." The epigraph is added: Two voices, since there are two formidable poets ...
Moving & Flight |
El Ringorrango
José Ribera El Españoleto (atribuido): Un filósofo: el feliz geómetra, hacia 1613-1616. Col. Particular. Se subasta el próximo día 27 de marzo 2020 en París. |
«Del Ringorrango, pisha, poco puedo decirte», me dice el Chacho. «Me salió al paso un día y, en mis narices, comenzó a descuajaringarse de tan musgaño modo y manera, que me entró, qué te digo, no ya un tembleque, un puro y crudo pasmo que aún me tiene la sangre destrozaíta y el cuerpo todo como un emplasto. Y es que el jodío es feo con avaricia... Y luego tiene esa mala costumbre de ir a esconderse en cualquier sitio y salir a asustarte así de imprevisto. No sé qué hacer con él. Caso perdido. A ver si un día madura y se cae del guindo...» Y sigue el Chacho, durante el resto del viaje, con la retahíla de sus improperios y sus invenciones. El día que este hombre se compre un móvil no sé qué va a ser de él. Y de nosotros, los del autobús de la línea 9, Hortaleza-Sevilla y ahora SE, que están de obras en la línea 4 del metro.
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jueves, 20 de febrero de 2020
Viaje al fin de la noche
Jorg Immendorff: Solo, 1988. The Saatchi Gallery, Londres |
No te voy a negar que la cosa se está poniendo fea.
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miércoles, 19 de febrero de 2020
La calle blanca*
Óleo de María Moreno. |
Llegado el momento, dirigió sus pasos y su vuelo hacia aquella calle que desde tanto tiempo atrás, acaso desde siempre, vivía en su interior. En ella, vida, muerte y misterio encajaban sin fisuras bajo el cuerpo perfecto de la luz. La luz de aquella blanca calle que terminaba bien.
(* Homenaje a la pintora María Moreno, 1933-2020)
martes, 18 de febrero de 2020
Neuroderechos
La Socorrito
Picasso: La Enana, 1932. Museo Picasso, Barcelona |
Fue el jueves lardero —bien lo recuerda— cuando la Socorrito, a la que conocía de vista del descampado, le tiró los tejos. Y él, que es más ingenuo que una bombilla, entró de lleno al trapo, y no sólo se enroló en el circo y empezó a currar duro limpiando la jaula de los elefantes, también se ocupaba de despachar las entradas y, en los días de lluvia, que estaban siendo casi como en bleidrraner, tenía que vaciar los cangilones del gran chapitel, que se ponían de agua hasta los topes a cada poco. Total, que el hombre, con esa ruina en que el amor lo ha ido metiendo, anda muy torpón, macilento y más chupao que una sardina. Esto, me parece, no tiene pinta de que vaya a acabar bien. Y es que la Socorrito, aunque ni poniéndose de puntillas alcanza el metro, no sé qué tiene que se los lleva de calle. Serán los polvos esos que dicen que usa. Eso será. Pero a este paso y con este julepe, el gachó no llega ni al domingo de Ramos. Eso fijo. Si lo sabré yo.
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lunes, 17 de febrero de 2020
Adagia andante (2b)
El poeta ha de ser más útil y atrevido que cualquier ciudadano de su aldea. Tiene en el corazón el orbe entero y en su razón un río de presencias.
Toda palabra de verdad apunta siempre a lo desconocido.
Todo poema verdadero es un renglón de la sabiduría: un disparo en el ojo de la mente.
¿Y qué decir de la experiencia, que no sea retórica ambulante? La experiencia, en la vida de un poeta, es un reino mucho más extenso que el de la realidad en la que vive.
La realidad no es un juego de palabras. Son todas las estancias y leyendas que la pura palabra pone en juego.
La vida siempre está en otra parte. La otra parte que también está en nosotros. Aunque no la veamos. O la ocultemos.
Poetas y pintores tratan de lo mismo. El arte, en realidad, es siempre imaginario y desemboca en bultos de palabras, en voces que resuenan en la sombra, en formas que transforman los sentidos.
El tiempo es un meteoro: pasa y llueve.
También en el poema hay otros mundos.
Más caritas
Henri Rousseau: Noche de carnaval, 1886. Philadelphia Museum of Art, Pennsylvania. |
—Y me va de puta madre.
—¡Guay, chaval!
—Cuando no es una cosa es la otra, pero siempre pin pan, pin pan.
—Jo, macho, eso es potra, ¿que no?
—Lo normal.
—No te creas, hay por ahí mucho marrón.
—Y además, tengo unos padres de la hostia...
—¡Nivelazo!
—... de la hostia que me dan de vez en cuando no me quedan ganas de volver a quejarme....
Me pareció que se reían, pero ya no pude oír más. Las dos mascaritas dieron la vuelta a la esquina y yo seguí mi camino. De vuelta a casa.
—¡Guay, chaval!
—Cuando no es una cosa es la otra, pero siempre pin pan, pin pan.
—Jo, macho, eso es potra, ¿que no?
—Lo normal.
—No te creas, hay por ahí mucho marrón.
—Y además, tengo unos padres de la hostia...
—¡Nivelazo!
—... de la hostia que me dan de vez en cuando no me quedan ganas de volver a quejarme....
Me pareció que se reían, pero ya no pude oír más. Las dos mascaritas dieron la vuelta a la esquina y yo seguí mi camino. De vuelta a casa.
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domingo, 16 de febrero de 2020
El tío Camuñas
Baldomero Romero Ressendi: Encapuchado, hacia 1950. |
Dicen del tío Camuñas que está mu’ triste, pues ya no asusta a naides. ¡Vaya marrón! En estos carnavales s’ha dao’ al trinque. «¡Na’ mejor contra el paro que un colocón!», piensa mientras se cala la boina negra y el pañuelico a rayas. Y en un pispás se ha plantao’ en la taberna del Olegario y se ha unido a la murga del Carrasclás. Estas criaturitas son como niños: una vez cada año se dejan ver y, al llegar la ceniza, cambian el paso y en la Semana Santa van del revés. Benditos sean por siempre los bellos ritos que sacan de sus quicios puertas blindás. Que vivir son dos días y de ellos sólo unas poquiellas horas son carnaval.
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sábado, 15 de febrero de 2020
Cuerda de presos
José Gutiérrez Solana: Máscaras con burro, Las Máscaras de Carnaval o Las Máscaras del soplillo, hacia 1932.
Colección Banco de Santander, Madrid.
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viernes, 14 de febrero de 2020
Entroido
Disfraz de Peliqueiro de Laza. Museo del Traje, Madrid. |
Por mor de una contractura cervical que apenas le permitía mover el cuello, mi colega del alma Xan Poleirán, “amigo das nenas”, bajo el peso macizo de su máscara, sintió cómo su Carnaval se convertía en la antesala misma del infierno. Aun así, no dejó que el sufrimiento lo bocabajeara y se dispuso a fustigar a cuantas zarangüainas, espetones, chupacabras, mascaritas y fadas corrupias le salieran al paso. «El que avisa —me susurró con voz apenas audible tras la mueca inmóvil—..., avisador».
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jueves, 13 de febrero de 2020
En son de Paz (1)
Octavio Paz fotografiado por Ricardo Salazar. |
Bien visto, maestro. Pero hay que ver cuánto trabajo da a veces la primera, y el heroico y esforzado amor con hay que sobrellevar a menudo los trabajos —más bien alimentarios— de la segunda.
Paz y un libro abierto. |
Paz entre los círculos concéntricos del tiempo y el espacio. Foto tomada de Zenda. Desconozco su autor. |
Paz retratado con aire surrealista, incluso con cierto vago parecido a André Bretón. Foto: AGN, Enrique Díaz. |
(En son de Paz, 4).
«Cantan los pájaros, cantan
sin saber lo que cantan:
todo su entendimiento es su garganta»,
cantó Octavio Paz en uno de sus poemas inmediatos. Y al repetirlo uno siente, con una alegría claroscura, acorde con este tiempo resbaladizo, que también tiene licencia para cantar.
Retrato de Octavio Paz. Cortesía del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), México. |
(En son de Paz, 5). »Vivir bien exige morir bien. Tenemos que aprender a mirar de frente a la muerte», escribió Octavio Paz en su discurso de aceptación del Nobel. Un propósito lúcido que, como se ve y a veces de forma muy agresiva e incluso obscena, se confunde con la crueldad e inhumanidad extremas de ciertos fanatismos.
La voluntad
Alberto Giacometti: «Hombre que camina I» (“Homme qui marche I”), 1960. Fondation Giacometti, París.© Alberto Giacometti Estate / VEGAP. |
«Querer es poder quererlo todo sin por ello verse obligado a querer poder quererlo», pensaba para sí el paseante ya de vuelta a casa.
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miércoles, 12 de febrero de 2020
Miserables
James Ensor: La muerte y las máscaras, 1897. Museo de Arte Moderno y de Arte Contemporáneo de Lieja (Bélgica). |
Vio la palabra sobrepuesta a una foto de la plana mayor de un cuarteto de mentes populares, ellos vestidos de enterradores, ella de rojo vampiro, y sintió de pronto cierta incomodidad, como si la palabra tuviera cierto vuelo hiperbólico. Pero después fue indagando, escuchó voces y vio gestos de lo vertido ante el mero reclamo de un derecho a la dignidad y le iba creciendo, a la vez que la ira, la impotencia de no encontrar en la su lengua tan rica una palabra para dar exacta cuenta de aquello. O acaso sí. ¿Qué tal vileza?
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La guardia pretoriana del PP. Foto Marta Fernández (Europa Press) |
martes, 11 de febrero de 2020
La dispersión
Cristóbal de Villalpando: El diluvio, 1689. Catedral de Puebla (México). |
Parecía llegado el momento aquel anunciado por viejas profecías y anticipado en sueños en que sobre la faz del mundo se iba extendiendo un velo de confusión y truculencia de tal gramaje, que las posibilidades de comprensión mutua y aun de intelección directa de los fenómenos se estaba viendo mermada a velocidad tan alta que amenazaba con quedar reducida a cero. «Tal vez —dimos en pensar algunos— debamos olvidarnos definitivamente de cualquier arreglo para Babel e ir viendo el modo y manera de construir un nuevo Arca». En cualquier caso, lo innegable era que había comenzado la dispersión de sentidos en todos sus extremos y ya no parecía posible confiar en nada que pudiera ser conquistado por un lenguaje racional.
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lunes, 10 de febrero de 2020
Parásito
Shin Young-Un: pintura sobre papel de periódico. |
«No tenía vocación de poeta maldito, pero al fracasar como poeta a secas, decidió probar fortuna y lo intentó en ese formato», leyó en la columna de salida de la última página del diario impreso, al tiempo que lo invadía la sensación de que alguien, a su espalda y mirando por encima del hombro, también leía. Volviose. Y, en efecto, allí estaba: el Barbas, el pesado de todas las mañanas y con mucha diferencia el tipo más obtuso de toda la ciudad. Y, además, un verdadero parásito. No sé cómo se las arregla, pero se pasa la vida viviendo del cuento.
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domingo, 9 de febrero de 2020
Viejo oficio
Foto: © 2020 Design Milk®. |
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sábado, 8 de febrero de 2020
El sueño de Gulliver
Tetsuya Ishida: Soldado, 1996. Shizuoka Prefectural Museum of Art, Japón. |
«Ayer me dormí pensando —decía el mensaje— que todavía era posible poner remedio».
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viernes, 7 de febrero de 2020
El billete de metro
Plano del Metro de Madrid en 1982. |
El principal uso secundario que tenía el billete de metro —no sé si os acordáis, colegas— era servir de boquilla para los canutos, petas, joints, mays o flais, que de todas esas formas se solía llamar a los porros. Y además su uso se consideraba un timbre de honor, junto al muy lujoso papel Abadie, de tal forma que una “movida” —ese era el significado inicial de la palabra: ponerse en marcha para pillar “costo”— , una movida, digo, que contara con esos ingredientes tenía a ojos de todos un valor especial. Así que una gran pérdida para la identidad madrileña es, quién lo duda, la desaparición del viejo billete de metro. A veces todavía me encuentro alguno extraviado entre las páginas de un libro y en ocasiones llega a tener un valor casi mágico: a su conjuro (y con sus pistas), soy capaz de recordar el trayecto, el destino, el punto de partida y, más que nada, alguna circunstancia de mi vida de entonces que quedó indeleblemente ligada a la lectura en cuestión. Es como si ese billete hiciera posible de nuevo el viaje. Eso y que aún no me he repuesto del asombro del día que descubrí el secreto de la estación fantasma. Estamos vivos, ya digo, de milagro.
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jueves, 6 de febrero de 2020
El reto
Foto de autor desconocido. Se agradecen pistas. |
De los días pasados en los árboles sólo recuerda la vez aquella en que su abuelo lo llevó a conocer el vidrio y se le helaron las lágrimas de la memoria en el crítico momento de sentir cómo se le cerraban los ojos por última vez. Estamos vivos, y si acaso, de milagro.
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miércoles, 5 de febrero de 2020
Steiner: palabras póstumas
Steiner en su casa de Cambridge, en 2016. Foto Antonio Olmos. |
(Lecturas en voz alta). Después de sobreponerme al efecto de ese calculado ejercicio de “extrema autoestima” que significa reclamar una entrevista póstuma, me he lanzado vorazmente sobre esta pieza del gran George Steiner que nos acerca al genio y al temple de un magnífico divulgador en el momento crucial de dar por concluida su vida y hacer un nervioso —aunque razonado— balance biográfico, lúcido a la par que generoso y también indulgente. Lo he leído en el papel, lo que además me ha permitido subrayar algunos fragmentos que me han parecido memorables (literalmente) y que de inmediato incorporaré como un digno capítulo final a Errata, los inolvidables apuntes biográficos del destacado intelectual. Se está volviendo tan concurrida la cola del “Éxitus”, que corremos el riesgo de quedarnos sin manos para tanta despedida.
Apocalipsis, pero menos
Alejandro Gayvoronsky: Estudio sobre la teoría del Apocalipsis, I. 2018. |
Y dice Dios: «Un buen Apocalipsis, un Apocalipsis como dios manda, debe costar un dineral...» ¿Será por eso que aún no...? Va a ser por eso.
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martes, 4 de febrero de 2020
José Luis Cuerda se traslada al bosque animado
José Luis Cuerda, una mirada inteligente y divertida. |
Mausoleo
Juan Soriano: «La muerte enjaulada» (serigrafía), 2001. Colección Marek Keller. |
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lunes, 3 de febrero de 2020
Évole lo ve (de nuevo)
Jordi Évole, de nuevo en primera plana |
Adagia Andante (2a)
El poema se compone de oraciones, imágenes que elevan la mirada hasta el fondo del duelo de la vida, es una devoción que da sentido al instinto más puro de la especie.
La palabra nos salva de la nada porque hace que la nada no destruya el hilo que da vida a nuestros sueños más allá de la muerte y sus esbirros. Es nuestra fe: engendra trascendencia.
Por el poema es posible volar a ras de tierra para ver cómo crecen las semillas de la bondad, la verdad y la belleza.
El poema es el latido de la vida. Su verdad es terrible: también muere.
La materia del poema es el poema.
El poema es materia maleable: importa en su decir cómo lo dice (no hay querella de fondo con la forma).
La línea de tensión es siempre imaginaria. Hay que tensarla en todos los sentidos.
El poema es siempre impersonal: desaloja las máscaras para mostrar que todo rostro oculta una carencia y un sueño inalcanzable.
Hay que regar la tierra del poema, inventar el paisaje, darle cuerpo.
También es la memoria arquitectura. Y ruina romántica: viejas losas comidas por la hierba y el sol poniente tras los arcos desnudos, entre columnas que ya tan sólo enmarcan la lenta somnolencia del pasado, los ojos adheridos a la hiedra y el vómito de la melancolía.
Por eso es el poema, en su mudanza, una suerte de sagrado sortilegio, un eco de palabras sanadoras que hay que decir despacio y por su orden.
Jung en la jungla
Le Douanier Rousseau: Joyeux farceurs, 1906. Philadelphia Museum of Art, Pennsylvania. |
—Y aquí se acaba toda la ocurrencia —le dice a su amigo el Hidalgo Galeno.
—Tiene recorrido —responde el Cabo Ladino.
—Puede ser, la resonancia y la semántica a veces hacen buenas migas.
—Ya, y un pan como unas hostias.
—Le noto contundente, y hasta belicoso, en sus pronunciaciones.
—No crea, es sólo cierta tendencia a no cansarme del pegajoso acervo popular.
—Acerbo, eso también le cuadra: hay que ver cómo se ponen ustedes a veces.
—¿Nosotros? ¿Quiénes?
—Los plurales, ya me entiende.
—Le aseguro que no.
—Es igual. Vale quien sirve.
—No es fácil mantener el tipo.
—No, no lo es.
—Ni seguir adelante sin perderse.
—En todo hay algo de selva.
—Ni es sencillo salir de la jungla.
—Allí volvemos.
—Y de nuevo a Jung.
—Habrá sido de forma inconsciente.
—Eso será.
Tuve que chistarles y mandarles callar. Se comportan como lo que son: un par de merluzos. Me han tomado tanta confianza, que se pasean por mis sueños como si tal cosa. Y con su cháchara redicha e incesante no me dejan dormir.
—Tiene recorrido —responde el Cabo Ladino.
—Puede ser, la resonancia y la semántica a veces hacen buenas migas.
—Ya, y un pan como unas hostias.
—Le noto contundente, y hasta belicoso, en sus pronunciaciones.
—No crea, es sólo cierta tendencia a no cansarme del pegajoso acervo popular.
—Acerbo, eso también le cuadra: hay que ver cómo se ponen ustedes a veces.
—¿Nosotros? ¿Quiénes?
—Los plurales, ya me entiende.
—Le aseguro que no.
—Es igual. Vale quien sirve.
—No es fácil mantener el tipo.
—No, no lo es.
—Ni seguir adelante sin perderse.
—En todo hay algo de selva.
—Ni es sencillo salir de la jungla.
—Allí volvemos.
—Y de nuevo a Jung.
—Habrá sido de forma inconsciente.
—Eso será.
Tuve que chistarles y mandarles callar. Se comportan como lo que son: un par de merluzos. Me han tomado tanta confianza, que se pasean por mis sueños como si tal cosa. Y con su cháchara redicha e incesante no me dejan dormir.
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domingo, 2 de febrero de 2020
In ictu oculi
Contracubierta del Codex Manesse. Hacia 1305-1313. Biblioteca de la Universidad de Heidelberg. |
(La hora 25)
Fue visto y no visto. Todo lo que pueda contar sobre lo que ocurrió antes cae del lado de una nostalgia inútil, que además ya no puedo permitirme. Y en cuanto a lo que ocurrió después..., no estoy seguro de que estéis preparados para poder asumirlo sin daño. Incluso cabe la posibilidad de que pusiera en peligro vuestra salud mental. De modo que lo mejor será no decir nada más. Y cerrar los ojos. Y el libro.
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sábado, 1 de febrero de 2020
Las cuitas del biógrafo
Joyce, el día de su boda con Nora Barnacle, en Londres en 1931. FINE ART / HERITAGE / GETTY (El Pais) |
Et in Arcadia ego
Codex Manesse, f. 395r. Hacia 1305-1313. Página de Rubin von Rüdeger. Biblioteca de la Universidad de Heidelberg. |
A menudo nos preguntamos a qué se deben la gravedad del silencio y su misterioso ángel, por qué resulta tan difícil encontrar un instante pleno de felicidad, quién está —y en primera persona— detrás de la enigmática expresión que corona este texto. Pero no hay duda: es ella quien lo dice. Y siempre tiene la última palabra.
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viernes, 31 de enero de 2020
In medio milio
Codex Manesse, f. 394r. Hacia 1305-1313. Página de Kunz von Rosenheim. Biblioteca de la Universidad de Heidelberg. |
En aquel tiempo, el viento soplaba a menudo en mitad del verano ya casi vencido y el campo de millo era una verdadera orquesta de silbidos, chasquidos y rumores. ¡Cuántas cosas no aprenderíamos en medio de aquel bosque verde y amarillo, al amparo de las gráciles cañas y de sus hojas edénicas, entre las que las ya bien brotadas mazorcas eran, más que una promesa de bienes futuros, una incitación al temblor del rito secreto cuya sola mención nos ponía los ojos brillantes y un erizada pelusilla en las manos, tan suave como la barba del maíz que solíamos arrancar con cuidado para emplearla luego en nuestros muy elaborados disfraces! A veces, en tardes como esta, asciende de no se sabe bien qué lugar o tiniebla el viejo aroma inconfundible de los días de juego y cosas que ya no volverán.
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jueves, 30 de enero de 2020
Lacrimarum valle
Codex Manesse, f. 355r. Hacia 1305-1313. Página de Süskind, der Jude von Trimberg. Biblioteca de la Universidad de Heidelberg. |
El muy mamón no dejaba de reírse.
—Virgo veneranda —y ja ja ja.
—Virgo prædicanda —y ja ja ja.
—Virgo potens —y ja ja ja.
—Virgo clemens —y ja ja ja.
—Virgo fidelis —y ja ja ja.
No tuve más remedio que bajarle el volumen y doblarle la cerviz, de modo que cuando llegamos al Regina pacis ya estaba derrengado y casi muerto. Luego, en la Salve, sólo chistó a la altura del lacrimarum valle, supongo que por sintonía. Parece claro que no fue una buena idea traerme el tamagotchi al coro.
—Virgo veneranda —y ja ja ja.
—Virgo prædicanda —y ja ja ja.
—Virgo potens —y ja ja ja.
—Virgo clemens —y ja ja ja.
—Virgo fidelis —y ja ja ja.
No tuve más remedio que bajarle el volumen y doblarle la cerviz, de modo que cuando llegamos al Regina pacis ya estaba derrengado y casi muerto. Luego, en la Salve, sólo chistó a la altura del lacrimarum valle, supongo que por sintonía. Parece claro que no fue una buena idea traerme el tamagotchi al coro.
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miércoles, 29 de enero de 2020
Tanquam nebula
Codex Manesse, f. 371r. Hacia 1305-1313. Página de Meister Johannes Hadlaub. Biblioteca de la Universidad de Heidelberg. |
Boanerges, el Hijo del Trueno, andaba por nuestros cuentos como Pedro por su casa. Y a poco que nos descuidábamos, se colaba en nuestros sueños como niebla por debajo de la puerta cerrada.
...
martes, 28 de enero de 2020
Manu militari
Codex Manesse, f. 359r. Hacia 1305-1313. Página Von Buwenburg. Biblioteca de la Universidad de Heidelberg. |
Todavía me despierto a veces por la noche creyendo que estoy en el servicio militar, vulgo “la mili”. No es una situación que me resulte especialmente desagradable. Al fin y al cabo allí conocí a buenas gentes, con algunas de las cuales aún me trato, y viví experiencias que alegran mi memoria y que todavía cuento con gusto (aunque no ahora, no huyáis). Pero el asunto es insidioso por su propia naturaleza común. Y también, y sobre todo, por el fastidioso y petulante equívoco ese de la patria. La desaparición del servicio militar obligatorio, si bien ya casi había colapsado por su propio peso y su falta de sustancia, fue una decisión muy atinada. Confío en que a nadie se le ocurra nunca revertirla.
...
lunes, 27 de enero de 2020
Polvo de estrellas
Dulce deseo, asciende,
vivifica mi sangre
que clama por la vida,
llena mi mente
de cuerpos deseables,
pon el secreto
de los secretos nunca dichos
en boca de la noche
y haz que la vida
verdadera que vive
en el despierto y tenso
sueño de la carne
se cumpla en medio
de esta terrible fuga
del tiempo en llamas,
en medio de la
devastación.
Oigo el rugido
de la sangre, siento
que hay en la flor abierta
del deseo un latido
de estrellas y un reguero
de materia inmortal
que dispersa su fuerza
por todo el infinito
océano cósmico
y por el cielo inmenso
bajo el que cada noche
tiembla mi corazón.
de la sangre, siento
que hay en la flor abierta
del deseo un latido
de estrellas y un reguero
de materia inmortal
que dispersa su fuerza
por todo el infinito
océano cósmico
y por el cielo inmenso
bajo el que cada noche
tiembla mi corazón.
Dulce deseo, crea
las horas a tu imagen
y semejanza, ponme
en los ojos limpios
la estela sin cautela
de la luz que recorre
los tibios escondrijos
de la verdad más honda
y las ráfagas blancas
de los cuerpos que cruzan
por los sueños del mundo.
las horas a tu imagen
y semejanza, ponme
en los ojos limpios
la estela sin cautela
de la luz que recorre
los tibios escondrijos
de la verdad más honda
y las ráfagas blancas
de los cuerpos que cruzan
por los sueños del mundo.
Amor que persevera
en el deseo
y en él se cumple: deja
tu signo y abre
de par en par
las puertas del jardín.
en el deseo
y en él se cumple: deja
tu signo y abre
de par en par
las puertas del jardín.
domingo, 26 de enero de 2020
Verba qui volant manent
Codex Manesse, f. 396r. Hacia 1305-1313. Página de Der Kol von Nüssen. Biblioteca de la Universidad de Heidelberg. |
Me parece que debo llevarle la contraria al sentido aparente de la sentencia escrita para bien entenderla. Porque si algo permanece en las cercanías de la imagen que me roba la atención son los versillos aquellos del romance y, especialmente, su aleteo final: «Matómela un ballestero; / déle Dios mal galardón». Estamos vivos de milagro.
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