martes, 20 de diciembre de 2022

YO HAGO YOGA HOY

Al volver sobre sus pasos, alzó los ojos y vio entre la nubes una a modo de stupa coronada por unas como banderolas que movía el viento y en las que, no sin dificultad, pero tal si fueran susurradas por un genio Benigno, podía alcanzar a entenderse —y en mayúsculas— estas palabras…

«TÚMBATE EN EL SUELO, A MI LADO:
TE MOSTRARÉ CÓMO PUEDES
TRANSFORMARTE EN UNA VELA
CAPAZ DE DESAFIAR LA OSCURIDAD.
ESTIRA BIEN EL CUELLO
Y SEPARA TANTO COMO PUEDAS
LAS OREJAS DE LOS HOMBROS.
ACERCA LAS RODILLAS A TU FRENTE
Y ELEVA LAS CADERAS SOSTENIÉNDOLAS CON LAS MANOS.
CUANDO TE PAREZCA
QUE HAS ENCONTRADO EL EQUILIBRIO,
ESTIRA LAS PIERNAS
Y APUNTA CON LOS PIES HACIA EL CIELO.
¿PUEDES SENTIR LA FUERZA
QUE ATRAVIESA TU CUERPO?
IMAGINA QUE LA FUERZA LLEGA
HASTA LA PUNTA DE TUS PIES
Y LOS ENCIENDE
COMO LA LLAMA DE UNA VELA
QUE ILUMINA LA NOCHE.
TÚ ERES LA VELA QUE ILUMINA LA NOCHE».
Desde entonces, todas las mañanas, nada más despertarse, intenta regresar a ese lugar.
(LUN, 531 ~ «Micródromos»)

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