(Al hilo de los días). Estuvimos viendo el sábado Día de lluvia en Nueva York, la última película estrenada de Woody Allen, y de nuevo fue la mejor y más hermosa forma de dar por inaugurado el Otoño. Es "un woody" en estado puro, hecho de sus viejos grandes temas cotidianos, incluso de sus chistes temáticos (sexo, muerte, judíos...) inasequibles al desaliento. Tal vez con una mayor carga de melancolía, pero con toda la gracia de un nuevo homenaje a Nueva York, al amor enredado, al arte de hablar e incluso discutir apasionadamente andando por la calle. Una magnífica levedad, como sostiene Fernando Trueba en esta excelente y muy oportuna entrevista, que contiene, además, un acercamiento a la obra y los gustos del maestro desde la privilegiada experiencia de otro gran director de cine. Es la pista de despegue perfecta para, si aún no han visto la peli, ponerse en órbita e ir a volando al cine que tengan más a mano. Les aseguro que no se arrepentirán.
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