viernes, 11 de octubre de 2019

Peter "Nobel" Handke


(Lecturas en voz alta). Qué fácil resulta recuperar la sintonía con Peter Handke, cuyo nombre tenía si no olvidado sí recluido en una estancia de la memoria (y de mi biblioteca) que ya me parece de otro mundo, que de hecho es —son— de otro mundo. Recuerdo que, a finales del siglo pasado, cuando laborábamos en la enciclopedia de Anaya que luego publicó Vox (la editorial, claro), los libros de Handke eran un tema frecuente de conversación entre los redactores del área de Humanidades, y nada nos hubiera hecho más felices entonces que la concesión del premio que ahora lo ha distinguido. Como esta entrevista pone de relieve y sus libros —aunque no siempre de modo evidente— demuestran, es un escritor de la estirpe de Cervantes y Tolstoi, también con similitudes con Coetzee o Barnes, más que con Bernhard, del que le distancia una mirada siempre compasiva sobre el mundo. Llevo su nombre asociado a una frase que él empleó como título de una de sus obras y que me parece que resumen bien la esencia de su compromiso con la escritura: captar el momento de la sensación verdadera, extraer de la experiencia de la vida lo que la hace digna de ese nombre. Sus lectores estamos felices.

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