jueves, 31 de octubre de 2019

Salvar el Mar Menor: el Manifiesto

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 Un grupo de manifestantes de Los Alcázares, uno de los enclaves más afectadas
por la situación. Foto de La Opinión (cortesía de Ángeles PInto)
(Lecturas en voz alta). Ayer en Cartagena, en la mayor manifestación que se recuerda en la ciudad (más de 50.000 personas), se leyó este manifiesto, que es en realidad un grito desesperado en defensa del Mar Menor. 
Es posible que muchas personas opinen que esta manifestación es el resultado de un fracaso, sobre todo político, de las mismas proporciones que el que hizo desaparecer la bahía de Portmán y destruyó buena parte de la Sierra Minera, y el mismo Mar Menor, demostrando que el desarrollo económico sin respetar el Medio Ambiente produce a la postre más pobreza y desigualdades sociales, e hipoteca nuestro futuro y el de nuestros hijos.
Durante los últimos 25 años, los diferentes gobiernos regionales nos han tratado como estúpidos. Han eliminado las leyes de protección del Mar Menor, han impulsado grandes recalificaciones de suelos, que solo la ruina inmobiliaria y la acción judicial han impedido que salieran adelante, y han favorecido un crecimiento irracional de la agroindustria más allá de cualquier límite, con el beneplácito de la Confederación Hidrográfica del Segura.
Y hasta hace apenas unas pocas semanas, seguían manteniendo que la mayor laguna litoral española estaba mejor que nunca, y todo gracias a ellos.
Hace unos días el Mar Menor nos arrojó nuestra estupidez a la cara, nos enseñó que todavía podía ser peor, que además de aguas verdes y fondos sin oxígeno, la muerte podría llegar de forma masiva a nuestros pies, en forma de miles de anguilas, quisquillas, doradas o cangrejos, y nos estremeció.
Y los responsables del Gobierno Regional entraron en pánico. Ya no se acordaban que habían quitado importancia a quienes veníamos advirtiendo que la laguna estaba muy enferma, que éramos unos exagerados, que perjudicábamos la imagen de la Región, del turismo y de la economía.
Volvieron a tratarnos como estúpidos, diciendo que era consecuencia de la Dana, mientras la agroindustria seguía incumpliendo las normas europeas, y las redes de alcantarillado de muchos pueblos se desbordaban arrojando sus aguas a la laguna una vez más.
Han malgastado muchos millones de euros en depósitos de hormigón o rampas para motos de agua que no solucionaban los problemas del Mar Menor, y ahora quieren que el Estado nos salve ante tanta irresponsabilidad.
Y dicen que nos endeudaremos aún más si fuera necesario para salvar el Mar Menor; ahora sí dicen que hay que salvarlo, que es un asunto de Estado, que es un asunto europeo, que es un asunto mundial, pero los pescadores aún no tienen garantizadas las ayudas por dejar de pescar y recuperar la pesca.
Y, también ahora, piden medidas urgentes, y declaración de emergencia, y ayudas europeas, y unidad.
Y nosotros les decimos que estamos hartos de mentirosos, incompetentes, y defensores de intereses privados en cargos públicos y les exigimos cambios reales, porque si no llegan pronto deberían de irse cuanto antes para que los hagan otras personas.
Recuperación, sí, de paisajes cada vez más perdidos y olvidados, de molinos de viento, de embarcaciones a vela.
Y como no nos fiamos de que sigáis engañándonos, queremos que las decisiones se tomen en órganos de participación ciudadana real, y no aprovechéis Comités de Expertos que ninguneáis hasta aburrir y desanimar a quienes más saben, cuando son tan necesarios.
Y exigimos coordinación y colaboración real entre TODAS las administraciones, con reparto de competencias adecuado. No vale pedir socorro al Estado y criticarlo al minuto siguiente, y ejecutar solo las medidas que benefician a los de siempre.
Y confiamos en un buen resultado de las acciones judiciales actuales y futuras, pero sobre todo confiamos en la movilización ciudadana.
Y todo esto lo decimos a esta hora, a la que en las zonas más profundas del Mar Menor reina el silencio porque la mayoría de sus habitantes han tenido que huir hacia las orillas buscando oxígeno, pidiéndonos ayuda.
A esta hora en que un susurro es suficiente para que llegue hasta el lodo más profundo, para ser devuelto de inmediato y convertirse en un grito desesperado. Devolvedme de nuevo la vida que os he regalado, por vuestro propio bien y por quienes vendrán después de vosotros.
Gracias por convertir toda la tristeza e impotencia en rabia y protesta. Gracias por pasar de la resignación a la indignación y gritar más fuerte que nunca que no vamos a seguir consintiendo semejante incompetencia de los poderes públicos.
POR EL FUTURO DE NUESTRA TIERRA, DE NUESTROS HIJOS
NO PARAREMOS HASTA SALVAR EL MAR MENOR.

Hablarle a Borges (27)



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Borges entrevistado por Ramón Chao e Ignacio Ramonet, en 1978, 

en el Hotel de la calle Beaux Arts, de París. 
El escritor reposa en el lecho de muerte de Oscar Wilde. 
La entrevista fue publicada en «Le Monde Diplomatique», en agosto de 2001.
[©Ramón Chao, 2012]
(Hablarle a Borges, 89). Dicen que Borges dijo o escribió: «Me dicen que el presente dura entre unos segundos y una minúscula fracción de segundo; eso dura la historia del universo».
Y, de súbito, me asalta: «Pues si eso..., casi mejor no me levanto».



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Borges en el Ateneo Popular Esteban
Echeverría, de San Fernando (Argentina),
en octubre de 1975.

Foto por cortesía de de Esteban Gilardoni.







(Hablarle a Borges, 90). Dicen que Borges, en uno de sus poemas, dio las gracias «Por el fulgor del fuego / que ningún ser humano puede mirar sin un asombro antiguo». Y pienso ahora que eso tal vez explique ciertas recientes y mezcladas impresiones, contemplando las calles de la Ciutat Cremada, y en las que un punto de terror y altas dosis de frustración y tristeza acompañaban a la ancestral fascinación


(Hablarle a Borges, 91). Dicen que Borges dijo o escribió: «No recordarás este sueño porque tu olvido es necesario para que se cumplan los hechos».Y, tras un momento de titubeo, como para asegurarme de hacer pie, pensando directamente en mi, pero también de soslayo en ti, hipócrita e inimaginable (salvo excepciones) lector o lectriz, se me ocurre: «De modo que estás en los hechos. No le des más vueltas».


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Borges en el callejero...

Sibilinos

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José Chávez Morado: Los embozados, 1955. Col. Particular.
—Así que entonces...
—¡Como te lo cuento!
—¿Y ellos ya lo saben?
—E incluso lo consienten, según dicen.
—¡Me dejas de piedra!
—Creía que ya estabas al tanto,
—No, sí algo así ya me figuraba, sólo que...
—Es que no es fácil aceptarlo.
—Claro, claro. Pero quién iba a pensar que...
—¡Calla, calla! Que pueden oírnos.
—¿Quiénes? ¿Esos?
—Sí, parece que se fijan mucho.
—Bah, no te preocupes.
—¿No te importa?
—No mucho. Si te fijas bien...
—¿Qué?
—Son inofensivos. Siempre están mirando una pantalla..
—Ah, ya. Si es así...
—Así es. ¡Ya te digo!
Y fueron poco a poco bajando la voz hasta que ya no era posible oírlos. ¿Se habrían dado cuenta?

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miércoles, 30 de octubre de 2019

Un hecho simple

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Rembrandt: «Niña en la ventana», 1645. Dulwich Picture Gallery, Londres.
«Eres muy majo —me dijo la más pequeña asomada a la baranda detrás del muro de los grafitis—. Nadie más nos ha hablado, tan sólo tú —y había en su gesto, además de una tristeza impropia de su edad, una especie de solidaridad en diferido, que se me hizo evidente cuando concluyó—: Somos internas».
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martes, 29 de octubre de 2019

Aquellos poemas

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(Lecturas, relecturas y leyendas). A pocos libros de poemas que dormitan, más o menos olvidados o presentes (de todo hay), entre mis otros libros les debo tantos descubrimientos como a este pequeño volumen de la incombustible Biblioteca Básica Salvat de Libros RTV, que así era citada en las cuñas publicitarias y que contribuyó a amueblar nuestra ignorancia allá por los primeros setenta o quizás un poco antes. Este lleva como fecha, en una página de las guardas ilustradas con las ruinas de un templo clásico, la de noviembre de 1971, y lo que está grabado en mi memoria es que lo leí en El Escorial, y en concreto en una celda o habitación del ala más fría del monasterio (“la Siberia” la llamábamos), en un año de decisivos descubrimientos. El sencillo libro reúne algo más de un centenar de poetas españoles, desde Miguel de Unamuno (n. 1864) hasta Carlos Murciano (n. 1931), y supuso para mí el primer contacto con los nombres y la obra de un buen número de poetas cuyos poemas seleccionados (a menudo sólo uno) leía una y otra vez, en muchos casos hasta aprendérmelos de memoria. Aquí pude leer por primera vez algo de León Felipe (de él no se decía nada, claro, en los libros de texto), de José Moreno Villa, de Juan José Domenchina y la magnífica Ernestina de Champourcin, también de Luis Rosales, Gabriel Celaya, Gloria Fuertes («Cuando un árbol gigante se suicida...»), Rafael Morales (de cuya existencia tal vez aún no sabía nada), de José Hierro, Ory, Barral, Valente, Cabañero... Son muchas las evocaciones que se me vienen a la cabeza, anécdotas y batallitas sobre casi cada poema. Pero sólo destacaré que fue en este libro donde leí por primera vez «Mujer con alcuza», el todavía vivo poema de Dámaso Alonso que me conduciría a Hijos de la ira y al descubrimiento de una nueva forma de escribir poesía. Y aquí lo dejo. Porque, a medida que hojeo el libro para refrescar recuerdos, ocurre lo inevitable: las hojas, ya morenas y mal encuadernadas, se van desprendiendo como si de repente hubieran caído sobre ellas todos los otoños del mundo.

Tipos puros

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El Bosco: La nave de los locos, h. 1494-1510. Louvre, París.
—Babel en bable se dice belba.
—Y belba en barallete es guardia civil.
—Civil izado es nuestro pendón.
—Pendona, bonita, pero esto.. ¿qué es?
—¿Es que no tienes un poco de vergüenza?
—Vergüenza y su hermano gemelo Descaro.
—Descaro, y más quisiera.
—¿Quisiera, quisiera? Quisiera volverme hiedraaa.
—Etc., etc.
—Tce tce, la mosca cojonera...
—¡¡Plaf, plaf!! ¡¡Sanseacabó!!
Pero ellos siguen y siguen. Incansables.
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lunes, 28 de octubre de 2019

Canon



(Audiciones en voz alta). Poco después de que estuviera asociada a los artistas griegos Policleto, Mirón, Fidias, Lisipo o Praxíteles y mucho antes de que la copara con su gran volumen el recientemente fallecido Harold Bloom, la palabra "canon" era el territorio consagrado en exclusiva a Pachelbel, el autor del más famoso canon musical de la historia, una pieza que, como dice Jaime Altozano en esta divertida y brillante disección, parece compuesta ayer mismo. Es curioso comprobar cómo ciertos juegos compositivos y algunas acrobacias sonoras no son algo privativo de la música, sino que también la poesía más lúdica y despierta busca esos o parecidos efectos expresivos, aunque a menudo le resulte más difícil poner de relieve, y al alcance del "gran público", sus habilidades en un terreno de la expresión en el que la cortada del sentido (el significado) parece haberlo capturado todo. En todo caso, lo resaltable es que, tanto en la música como en su hermana gemela, la poesía, hay razones para afirmar lo que en esta grabación repite y demuestra Altozano: ¡el Barroco mola!

Amor del rapto

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Aprendiendo a descifrar el lenguaje secreto de las grúas. © AJR, 2019.

Surge el momento en el que sale
de la constelación de la penumbra
el rayo violeta que aún alumbra
la lucidez. Quiero decir que vale

lo que (vale) el instante de la lumbre,
la emoción subitánea, el poderoso
empuje del azar, sin el costoso
empeño de forjarlo en la costumbre.

Amor del rapto que no avisa,
fulgor del arrebato, evanescencia
que al nacer ilumina las tarimas.

Palabras puras, sin camisa:
en su vuelo transcienden toda sciencia
y se entregan al aire entre las rimas.

Esquinas

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Ludwig Meidner: La casa de la esquina (Villa Kochmann en Dresde), 1913.
Museo Nacional 
Thyssen-Bornemisza, Madrid.
Foto: © Ludwig Meidner-Archiv, Jüdisches Museum der Stadt Frankfurt am Main.
Soñó que hablaban en la radio de las “esquinas” y, al despertar, se acordó de la incierta mañana —¿o fue por la tarde?— en que se le apareció la palabra en toda su mayúscula nitidez y con la precisa amplitud de su significado. Una esquina es la concreción de la curiosidad, del cambio, de lo por venir, lo inesperado. Se sentía como Constantino ante la batalla del puente Milvio descifrando al vuelo —le había emocionado la recreación de la escena en una peli— la leyenda: «In hoc signo vinces». Después vendría lo del destierro. Otra historia.
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domingo, 27 de octubre de 2019

Nuevos viejos tiempos

Sebastián Piñera y Cecilia Morel en La Moneda, en 2018.
El presidente chileno Sebastián Piñera y Cecilia Morel en La Moneda, en 2018.
(Lecturas en voz alta). Mientras nos enzarzamos en estériles polémicas exhumantes o en esa vieja trashumancia de acémilas y pollinos que son las reyertas tribales, el «mundo de verdad» no para de hurtarnos lo poco de alma que nos queda, después de haber saqueado todos los demás recursos. Esa es, creo, la música de fondo de este lúcido artículo del gran Enric González (al que algunos consideran el mejor periodista de su generación). Es altamente recomendable su lectura, desde el párrafo chileno inicial hasta el cierre categórico del ominoso ejemplo de cómo, además de dejar que nos jodan, ponemos (ponen en nuestro nombre) la cama. Hay que empezar de una vez por todas a reclamar, por derecho y con el derecho en la mano, que las nuevas corporaciones de los big data paguen por lo que tan impune como puntualmente nos vienen robando desde hace más o menos tres lustros. Esa debería ser una de las piedras maestras del nuevo orden económico mundial que están exigiendo ya tanto las nuevas tecnologías cuánticas del manejo de la información como las aún borrosas, pero evidentes, consecuencias psicológicas y sociales de su imparable desarrollo.

Humillación

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Diego Rivera: Composición con reloj, 1914.
Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires (Argentina).
Ahí están las 3 obligadas a ser las 2 y sin atreverse a rechistar.
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sábado, 26 de octubre de 2019

La Trastienda

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Émile Bernard: Interior de una tienda en Pont-Aven, 1887.
Col. Carmen Thyssen-Bornemisza en depósito en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid.
Eché buena parte de la mañana entre los viejos amigos y conocidos de mi antiguo barrio. Era digno de ver cómo casi todo el mundo parecía estar, no ya sólo en otra parte, más bien en otra vida. Un día tomamos un sendero inesperado y cualquiera sabe dónde amanecemos. Y eso suponiendo que... Estamos vivos de milagro.
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viernes, 25 de octubre de 2019

Pudridero

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Juan de Valdés Leal: Finis Gloriæ Mundi, 1671-1672. Hospital de la Caridad, Sevilla.
Es costumbre que, en el paso al otro lado 
de las testas coronadas 
y de quienes se creyeron 
que lo eran, 
se sometan los despojos 
a la herrumbre y al meneo 
acelerado de las faunas bacterianas 
a fin de que la mudanza 
de estado sea más leve 
y así más pronto se lleve 
su parte la corrupción. 
Y, acabada la función, 
se tala también el tronco 
que por debajo sostiene 
el teatro de la vida enajenada, 
y veloz vuelve la noria a su vaivén. 
Y aquí paz. Y después... nada.
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jueves, 24 de octubre de 2019

Resonancias



(Al hilo de los días). Uno no es libre de mandar en sus recuerdos. Y mucho menos en ciertas asociaciones. El caso es que alguna escena de lo entrevisto esta mañana en Cuelgamuros me parece que “rima” con esta inolvidable y terrorífica secuencia de El verdugo. Seguiré indagando en mis fantasmas.

Transilvania (... o Cuelgamuros)

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F. W. Murnau: fotograma de Nosferatu, 1922.
Se vende ataúd. Aún en buen estado.
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miércoles, 23 de octubre de 2019

La Prospe: cuna de la Movida

El Aviador Dro y sus obreros especializados.
(Lecturas en voz alta). Es bien sabido que La Prospe es un barrio con mucho fundamento y una ya larga y relevante historia cultural, literaria, artística, musical... Pero está bien recordar, recorrer y completar esas pistas. Es lo que hace este interesante reportaje que Sol Alonso publica en El País siguiendo el rastro de los creativos miembros de Aviador Dro, el ya casi legendario grupo del techno-pop madrileño integrado por muy competentes obreros especializados. Aún tengo fresco en la memoria un concierto suyo en la Sala Carolina, de Bravo Murillo, pyede que hacia mil novecientos ochenta y poco. Muy interesante.

Arabella

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Cartel de Arabella* (1967), filme de Mauro Bolognini protagonizado por Virna Lisi.
Anoche, mientras dormía, vino de nuevo a mis brazos Arabella y, como otras veces, me puse a hacerle confidencias. Creo recordar que le decía que «ese sueño que dices, querida amiga, sólo puedo decirte que no se acaba. Y si un día se acaba, muchacha triste, iremos a buscarlo con todo el alma que aún nos quede: si es poca, la inventaremos con un ensalmo que pueda arder de nuevo e iluminarnos. Al patio de butacas de nuestros sueños vuelven siempre tus ojos, claros, serenos, y mientras cae la lluvia, como un milagro, sálveme tu mirada de arco voltaico...». Y era entonces cuando se aproximaban los carbones.
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Arabella fue una de las películas de alto voltaje que se incluían en las sesiones dobles de los domingos en las que, aunque calificadas para mayores de 18 años, nos dejaban entrar a los adolescentes. Por lo común, la otra película era de las denoninadas "para todos los públicos" o "tolerada menores". Esta en concreto la vi en el cine Palenque, de Eburia, tal vez en 1969.

martes, 22 de octubre de 2019

Otero Pedrayo


La comitiva fúnebre de Otero Pedrayo camino de la catedral de Ourense.

(Lecturas en voz alta). Cae uno, por esa causalidad derivativa que otros llaman azar, en esta página que me pone en primer plano la figura, supongo que ya casi del todo olvidada fuera de lo que fue su mundo, de don Ramón Otero Pedrayo, al que durante muchos años le correspondió el título de patriarca de las letras gallegas y del que a todos cuantos he oído (leído) hablar sobre él sólo refieren bondades y excelencias. En esta semblanza rememorativa del periodista Fernando Ramos hay detalles preciosos que parecen (son) perlas de un tiempo ido.

Cine NIC

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Anuncio de época del proyector NIC.
Curiosamente el dibujo me trae a la memoria otro «hito visual»: el tebeo
de negritos que era la página más divertida de la revista Aguiluchos, una publicación
de los misioneros combonianos que todavía he podido ver en alguna caseta de las ferias del libro. El baúl de recuerdos de la Red es un tesoro
.

Recuerdo ahora, no sé bien por qué, la tarde aquella, al borde de la Navidad, en que me desperté en el patio de butacas del cine Coliseum adonde había ido a ver, por quinta o sexta vez, una película sentimental muy triste: Sin familia, una historia de orfandad y penurias. Apenas me acuerdo ya de su argumento. Las entradas las regalaban con la compra de los juguetes de Reyes en los Almacenes Tomás, cuyo dueño lo era también del cine contiguo. Y no sé si fue aquel año cuando en casa nos echaron la máquina de cine NIC, con películas de papel plastificado —un muy ligero celuloide— y un disco de pizarra con un rudimentario plato y un desmontable y tosco brazo lector, en forma de pequeño cuerno provisto en su punta de una gruesa aguja, y que giraba al ritmo de la misma manivela con la que se hacía avanzar la proyección, de modo que el contenido de sus microsurcos, la supuesta banda sonora, resultaba por completo ininteligible. Lo más claro que alcanzamos a identificar en la confusa cantinela decía algo así como «¡Dale, Pepito, no tengas miedo!». Llegué a organizar sesiones para los compis del barrio y hasta hice carteleras para anunciarlas. El día del estreno, la bombilla del aparato se calentó tanto que el papel empezó a echar humo. Julito, el más pequeño de la panda, se asustó mucho y estuvo varios días diciendo: «Tine quema, no guta nene». Estamos vivos de milagro.
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lunes, 21 de octubre de 2019

Poder parar...



(Al hilo de los días). Proliferan por la red hermosas actuaciones de improvisados coros catalanes y hasta orfeones bien acordados en las calles de la ciudad en llamas y en sus teatros. La memoria visual no tarda en encontrar un claro referente. Cinematográfico e inquietante. Juzguen ustedes mismos.

Ritmo interno

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Figuras vagamente palindrómicas.
De la exposición de Pink Floyd (The Pink Floyd Exhibition Their mortal remains).
Escucho, atento, por si suena el eco
de lo que apenas pienso, mientras crece,
con la memoria de la nieve, el rastro
de una palabra en el ocaso. Brilla,

alrededores de la isla, el último
reflejo que en el humo se deshace
y traza en este aparte una frontera
que a la vida en su pena no redime

pero pone a la esfinge su diadema
y rompe el cerco de la arena y nombra
en estas raras cosas un asombro

que ve, detrás del ojo enajenado,
un testigo que, al pairo de sí mismo,
es el puro reflejo del abismo.

Para llegar al sur

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Recreación de la habitación de las secuencias finales de 2001 A Space Odyssey (1968),
de Stanley Kubrick.
En el sueño de anoche, para llegar al Sur, un área comercial de las afueras, había que cruzar un sórdido descampado y luego un cementerio de automóviles infestado de zombis, y luego otro cementerio, este de verdad, en cuyas tumbas profanadas figuraban todos los nombres que había utilizado a lo largo de mi vida y que tenía que ir borrando a medida que dejaba tras de mí puertas, corredores, altos barandales y tapias erizadas de vidrios puntiagudos, hasta llegar a la gran llanura del despegue, justo a tiempo de engancharme a la cola del último cometa del que, en su nuevo paso por la Tierra, dentro de un montón de años, tendría que saltar para caer en la rara habitación aquella, casi al final de 2001, en la que desde hace mucho se escucha mi respiración.
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domingo, 20 de octubre de 2019

La mentira

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Antonio Tàpies: Senyera. Litografía.
A vista de pájaro, mirando hacia adelante y hacia atrás, pero sobre todo hacia la estantería donde se alinean sus viejos libros poéticos, descubrió esta clave en un poema de alguien que sabe muy bien de qué habla: «¿Te preguntas, viajero, por qué hemos muerto jóvenes, / por qué hemos matado tan estúpidamente? / Nuestros padres mintieron: eso es todo».
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sábado, 19 de octubre de 2019

Los chicos del COU


(Lecturas en voz alta). A menudo disfruto de los variopintos artículos de Jacinto Antón, escritos siempre desde una muy particular y seductora mirada personal, no siempre sobre temas que me resulten interesantes o cercanos, pero con enfoques que, además de por su originalidad, con frecuencia me sorprenden —y me resultan aún más gratificantes— por su franqueza. Este de hoy, con su pequeña anécdota personal, me ha conmovido por su ecuánime tono evocativo, su tino en la descripción de situaciones y, de forma especial, por un cálido sentido del humor que sólo está al alcance de unos pocos. Una página muy hermosa.
Mercedes Udaeta en la época en que hacía COU.
Una chica de COU.

La ciutat cremada (y 4)

El Hortelano (José Alfonso Morera): portada del álbum Al calor del amor en un bar,
de Gabinete Caligari, 1986.
Entre la cenizas de la ciudad quemada, la mujer del cuadro, antes de volver a dormir su sueño eterno, aún alcanzó a ver imágenes tan reconfortantes como ilusorias de su remotamente próxima juventud.
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viernes, 18 de octubre de 2019

La ciutat cremada (3)

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Ramón Casas: Interior, 1898. Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona.
Nadie quería pronunciarlo (vade retro), pero sobre la mayoría de las mentes sobrevolaba, entre un ruidoso aleteo de buitres en la noche, la amenaza terrible, demoledora, de efectos incalculables, del primer luto.
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jueves, 17 de octubre de 2019

La ciutat cremada (2)

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Ramón Casas: Estudio de verano o Primero pasarás sobre mi cadáver, 1893.
Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona.
Miraba por la ventana y tenía la sensación de que se asomaba al túnel del tiempo. Pero no sabía con certeza si era el futuro o de nuevo el presente, enroscado como un ofidio en torno a su presa.
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miércoles, 16 de octubre de 2019

La ciutat cremada (1)

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Ramón Casas: Ansiedad, 1891. Fundació Institut Amatller d’Art Hispànic, Barcelona.
Se sobresaltó al percibir al fondo de la habitación aquel resplandor rojizo que la había despertado de tan largo letargo. ¿Volvería a tener que vivir todo aquello? Ya ni siquiera residir en un cuadro era garantía de nada. «¿A dónde vamos a llegar?», se preguntó angustiada.
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martes, 15 de octubre de 2019

Mitos y micos

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Anónimo (Pintor de Edipo): «Edipo y la esfinge».
Kilix cerámico de la Grecia clásica, h. 470 a.C. Museos Vaticanos.
Volvía a las andadas el príncipe Edipo, de modo que no tardó en cruzarse de nuevo con la Esfinge. Nada más verlo, la felina le espetó:
—No te mentiría si no te dijera que no he lamentado no tener coraje para no privarme de no echarte de menos.
—Esfin, maca —repuso Edipo—, no te voy a decir que me tienes hasta los pies con tus enigmas, porque soy un héroe clásico sin complejos. Pero un poco hasta las corvas sí me tienes.
—¡Anda ya, desgraciao, desagradecío!—repuso la fiera obviamente enfadada— ¡Quítate de mi vista!
Unos pasos más allá, el Oráculo del Báculo estaba haciendo dibujos en la arena y, al ver venir a Edipo, sentenció:
—¿Te vas de Tebas?
—¡Cuenta hasta cinco!

—¡Ya, para que me claves la rima fácil!
—Hay, ay, que ver lo desconfiado que se ha vuelto aquí todo el mundo...
La situación, en general, parecía poco favorable para la cosa mítica y los micos de la hilaridad tampoco parecía que estuvieran por la labor, así que cada adefesio recogió sus bártulos, el mago Ervigio cerró el plumier y en la mesa corrida de la redacción los esforzados dibujantes siguieron rellenando las viñetas. Pero esa es otra histeria..., historieta, que me diga. Otro cuento absurdo.

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lunes, 14 de octubre de 2019

Woody y Trueba

Woody Allen y Fernando Trueba, frente a frente.
(Al hilo de los días). Estuvimos viendo el sábado Día de lluvia en Nueva York, la última película estrenada de Woody Allen, y de nuevo fue la mejor y más hermosa forma de dar por inaugurado el Otoño. Es "un woody" en estado puro, hecho de sus viejos grandes temas cotidianos, incluso de sus chistes temáticos (sexo, muerte, judíos...) inasequibles al desaliento. Tal vez con una mayor carga de melancolía, pero con toda la gracia de un nuevo homenaje a Nueva York, al amor enredado, al arte de hablar e incluso discutir apasionadamente andando por la calle. Una magnífica levedad, como sostiene Fernando Trueba en esta excelente y muy oportuna entrevista, que contiene, además, un acercamiento a la obra y los gustos del maestro desde la privilegiada experiencia de otro gran director de cine. Es la pista de despegue perfecta para, si aún no han visto la peli, ponerse en órbita e ir a volando al cine que tengan más a mano. Les aseguro que no se arrepentirán.

Tarde de viento en la ciudad desierta

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Puerta y sombras. Museo Sorolla, Madrid. Foto © AJR, 2019
Cae la tarde. Está el viento poseído
de su voz más antigua y merodea
por los viejos tejados de la aldea

y en la torre en que, niño, estoy subido.

Lo escucho ahora en la ciudad. Su aullido
despierta en mi memoria una marea
de palabras sin fin cuando golpea,
a la vez que en el árbol, en mi oído.

Y así, mientras las horas entretejen
en el quieto telar urbano el tedio
de la indolente tarde de domingo,

los ecos vendavales me estremecen:
el que ahora acaso soy sufre el asedio
del que sin duda fui. Y no los distingo.

La sentencia

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Anónimo:«Dos personajes leyendo la prensa».
A primera hora de la mañana, todos los tuíteres, un porcentaje nada despreciable de muros feisbúkicos y algunos resortes de otras redes menores se iluminaron con estos tres neones verbales que también fulgían en la mayoría de periódicos:
1. El conocimiento es poder. (Francis Bacon)
2. Los soberanos estados no tienen en nada ideología alguna. (Roy McDonads)
3. Dale la razón a tu razón o te vas a volver loco.(Don Juan Matus).
Ni que decir tiene que en La Pell de Brau no se parlaba de otra cosa.
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domingo, 13 de octubre de 2019

Mar Menor: memorial de agravios

El Mar Menor a vista de satélite: el verde delator
(Lecturas en voz alta). Un reportaje extenso y complejo, firmado por Antonio Delgado y Ana Tudela, sobre las múltiples irregularidades e ilegalidades que se han cometido en el Mar Menor y las graves deficiencias de la errática política que ha desembocado en la letal situación que vive hoy la laguna salada.

Lección de física

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Nikolai Bogdanov-Belsky: Aritmética mental en la escuela pública
de Rachimsky,
1896. Colección privada.
El profe subió al estrado y con gran parsimonia y un puntero transparente escribió en la pizarra: «Estas palabras son para tus ojos y sólo existen cuando tú las miras». Después se volvió hacia nosotros y dijo: «Hoy, queridos monstruos, os voy a contar algunos secretillos». Todos reímos con gran revuelo de pulpejos y botones oculares. Pero enseguida nos impuso silencio. «No se vaya a despertar —nos dijo— el Alien que nos sueña y todo se vuelva al limbo».
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sábado, 12 de octubre de 2019

En clave

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Paul Cézanne: El padre del artista leyendo L’Evénément, 1866.
National Gallery, Washington.
«Gracias, Espíritu Santo», leíamos en la prensa de entonces casi en el mismo sitio donde, en la prensa de hoy, podemos leer: «Se necesita mozo de comedor interno». Siempre se dijo que eran mensajes en clave de ciertos negocios más o menos turbios. En el fondo, novelas (impresas) de una línea.
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viernes, 11 de octubre de 2019

Peter "Nobel" Handke


(Lecturas en voz alta). Qué fácil resulta recuperar la sintonía con Peter Handke, cuyo nombre tenía si no olvidado sí recluido en una estancia de la memoria (y de mi biblioteca) que ya me parece de otro mundo, que de hecho es —son— de otro mundo. Recuerdo que, a finales del siglo pasado, cuando laborábamos en la enciclopedia de Anaya que luego publicó Vox (la editorial, claro), los libros de Handke eran un tema frecuente de conversación entre los redactores del área de Humanidades, y nada nos hubiera hecho más felices entonces que la concesión del premio que ahora lo ha distinguido. Como esta entrevista pone de relieve y sus libros —aunque no siempre de modo evidente— demuestran, es un escritor de la estirpe de Cervantes y Tolstoi, también con similitudes con Coetzee o Barnes, más que con Bernhard, del que le distancia una mirada siempre compasiva sobre el mundo. Llevo su nombre asociado a una frase que él empleó como título de una de sus obras y que me parece que resumen bien la esencia de su compromiso con la escritura: captar el momento de la sensación verdadera, extraer de la experiencia de la vida lo que la hace digna de ese nombre. Sus lectores estamos felices.

El transeúnte

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John Atkinson Grimshaw: November, 1879.
De todas las posibilidades que le ofrecía la noche aquella no era la más deseable, pero la aceptó con la paciencia del pescador que, oculto en la maleza, echa la caña y se pone al acecho. Y entonces picaste tú.
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jueves, 10 de octubre de 2019

Hablarle a Borges (26)

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Borges en actitud de escucha activa. Imagen de El Espectador.
(Hablarle a Borges, 86). Dicen que Borges dijo o escribió: «El pasado es plástico, yo creo, y el futuro también. En cambio, el presente...».
Y se me ocurre: «Plástico como flexible, movedizo, versátil, maleable [gracias, Fulgencio]... cabe entender. Pero, Borges, mirá, al final la afirmación devino literal y el adjetivo se hizo nombre: Plástico, el nuevo continente, reverso espeso y emergido de aquella Atlántida de los sueños australes».
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Borges y su sombra, con la historia al fondo.
(Hablarle a Borges, 87). Dicen que Borges dijo o escribió: «A mi entender, lo sugerido es mucho más efectivo que lo explícito».
E, improvisando, me atrevo a poner a sus palabras una apostilla —aposición más bien— a ritmo de romance coplero:
«Lo explícito sugerido
—el famoso no sé qué...—

es mucho más efectivo
a la hora de entender.
Pues al no ponerle nombre
preciso a lo que no es
sino un barrunto, el espíritu
no cesa de entretejer
conjeturas, despertares,
hipótesis..., ajedrez
de un universo que vive
más allá, pero se ve».
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Borges, el lector.
(Hablarle a Borges, 88). Dicen que Borges dijo o escribió: «Los idiomas no son repertorios o juegos de sinónimos: son distintos modos de concebir, o de imaginar, o de soñar el mundo, por eso no hay traducciones perfectas».
Y se me ocurre: «Sí, de ahí surge la belleza irreductible de los diversos modos de llamar a las cosas, al mundo y de contar lo que nos pasa. Aunque del hecho de que eso no se comprenda cabalmente suele surgir también, en muchas ocasiones, la mayor dificultad o incluso imposibilidad de la comunicación».

miércoles, 9 de octubre de 2019

La Torre

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Tocando las campanas. Imagen de autor desconocido.
De lo ocurrido en la Torre sólo puedo contar lo que ya todos ustedes saben. Y de los demás, no puedo decirles nada. Son cosas que pasan, aunque algunas no se olviden nunca.
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martes, 8 de octubre de 2019

Viejas fotos

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(Al hilo de los días). Me llega esta foto en la que de inmediato me reconozco en una actitud que, sin embargo, apenas me parece mía. Salvo por lo teatral. Somos un grupo de alumnos del colegio-seminario de San Agustín de Salamanca, probablemente en 1968 o 69, en un cuarto de bachillerato que incluía latín y griego a la vez que física y química, y moderadamente díscolos y dispuestos a pasarlo lo mejor posible durante una excursión ¿al Valle de los Caídos? He recibido esta mañana la foto (que yo mismo debo de tener por algún cajón) de mano de mi amigo Daniel Galán —que también está, semioculto, en la fila del fondo— y, junto con el chaparrón del pasado, se me han venido encima muchos nombres: Juan Rincón Macías, Isaac Carrera Carbajo, Esteban Carracedo Bruña (al que llamábamos Étienne), Juan José Cossío de la Hera, Estalayo Prieto (?), Terencio, José León Díez, Villegas, Juan Torre Coso, José Antonio (?) Miñambres, Miguel Ángel Sánchez, Epigmenio Laso Vega, Félix (?) Zazo, Daniel Galán Garcia, Alfredo Ramos Campos.., Tal vez Aniano Mata Doña, que debería (de) andar por ahí, pueda echarme una mano. O tempora...
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En un nuevo vistazo, el joven que en la foto superior viene corriendo, seguramente para no perderse la ocasión, 
creo que podría ser Juan Luis Ugidos, un sensible y muy querido compañero, fallecido recientemente. 
Fue notable su labor en el Real Colegio Alfonso XII. 
Y, como curiosidad para "letraferits", añadiré que fue compañero de bancada escolar del escritor Julio Llamazares, 
en la escuela de Sabero (Lleón), antes del año 1964..

El fantasma enamorado

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Ignacio Suárez Llanos: Sor Marcela de San Félix, monja de las Trinitarias Descalzas de Madrid,
viendo pasar el entierro de Lope de Vega, su padre,
1862. Museo del Prado, Madrid.
Inclinándose un poco sobre la cartela superpuesta en el marco inferior del cuadro, leyó en voz alta: «Sor Marcela de San Félix, monja de las Trinitarias Descalzas de Madrid, viendo pasar el entierro de Lope de Vega, su padre».
—¿Algo más que añadir? —preguntó al narrador.
No hubo respuesta en la sala vacía.
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