(CajaDeCitas, 12). ¿Y quién se acuerda ahora de Felipe Mellizo? Ni siquiera aparece, ni de refilón, en una de esas recapitulaciones con rostros que han pasado por programas importantes de la pequeña pantalla. E incluso cuando uno (yo mismo) lo cita, no falta quien se extrañe. Pero Felipe Mellizo marcó, en mi modesta pero libre percepción de la historia local de los masamedia” (Chus Lampreave dixit), un momento clave, casi una bifurcación, en un modo de hacer las cosas que bien pudo habernos dirigido hacia otro lado. Nunca nadie presentó las noticias con la altura de miras y la maestría sencilla y creíble de Felipe Mellizo. He tratado de localizar uno de aquellos telediarios insólitos, auténticas rara avis en la historia de nuestra televisión. Pero por el camino he dado con este singular reportaje donde el periodista, un verdadero conductor socrático y sabio a través de la realidad, aparece tal cual era: con un saber estar insólito que, sin duda, nacía del ser auténtico. Es un poco largo para los los usos apantallados del presente. Pero, a la vista de las acaloradas y tan estruendosas como finalmente inanes polémicas en torno a hormigueros y revoltosos, no conviene perder de vista, aunque no vaya a servir de mucho, que las cosas se pueden, ay, hacer de otra manera. Merece la pena. Si lo ven, ya me dirán. Y, ah, seguiré navegando hasta dar con alguno de aquellos telediarios insólitos de Felipe Mellizo.
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