sábado, 21 de enero de 2023

A LOLA LÓALA YA: LA OLA LOLA

Cubierta de revista Cine Mundo, Núm 27, 1952.
Sociedad General Española de Librería.

Los jóvenes airados de entonces a la Lola le perdonábamos la vida cada dos por tres. Que cómo me la maravillaría yo para no ver el pelo de la dehesa asomando junto al rancio traje de lunares o no te digo nada de la bata de cola que la folclórica, en feliz desliz complementario, tuvo que aclarar que era la que (no “lo que”, loco loca) pedía que le metieran en la caja. Y aquel gracejo racial y architópico que parecía hacerle el juego y hasta servirle de coartada al dictadorzuelo de la voz de pito —aunque, como aclaró ella, “a mí Franco no me dio nada, solamente una pitillera que resultó ser de plata falsa”—, en tanto en cuanto ofrecía cobertura festiva a un estado de cosas ominosas y incluso a la realidad secuestrada de cada día. De modo que a ver quién era el “progre” que se atrevía a reconocer que allí había otra condición bien distinta a la aparente y que, como en otras tantas cosas de entonces, parecía necesario hacer las aclaraciones pertinentes para sortear el ofuscado prurito que consiste en “tirar al niño con el agua del baño”. Todo se fue encauzando hacia otra normalidad cuando alguien tan poco sospechoso de complacencias vanas —salvo en alguna dirección— como Sixto Cámara le prestó atención admirada o, ya definitivamente, cuando José Miguel Ullán, que le hizo el “tatuaje” necesario a toda una facción de la cultura popular española para que pudiera ser degustada sin prejuicios ni rubor falsario, se declaró rendido admirador de “su arte inmenso”. Hoy hubiera cumplido Lola Flores sus primeros 100 años (95 según su cómputo amañado), y resulta casi incomprensible pensar que ya han transcurrido casi tres décadas de su muerte. Pero lo que ella fue y lo que pudo significar tal vez estén más vivos que nunca, y convertido su arte, tan intenso como creíblemente sobreactuado, en una especie de poderosa leyenda camino de encarnarse, niña de fuego y madre fervorosa, en mito inmortal.

(LUN, 494)

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