martes, 31 de enero de 2023

ÚLTIMA LID

A VECES EN el bloc de notas de su teléfono veía textos que parecían salidos de la voz de otros. ¿Se estaría plagiando a sí mismo sin saberlo? ¿Estaría plagiando a otro sin ser consciente? Uno apunta y apunta y apunta… Aquí lo dejo. Con la prueba al canto (por si las moscas).


Última luz
Caen las horas de un día luminoso
y su brillo aún perdura en mis pupilas.
Mis ojos tristes que ahora ya se cierran
y solo miran hacia dentro.
No hay estrellas y el libro se oscurece.
La vieja caridad de los amigos
es una risa cruel de indiferencia.
La risa que ya nada significa.
No hay estrellas y el libro se oscurece.
Hielo azul en el cielo salvaje,
un rebaño de nubes sin destino.
Y la simple sospecha de que todo
se fundirá en el gris de una esperanza
sin estrellas, como un libro clausurado.
(LUN, 485 ~ «De la vida misma»)

lunes, 30 de enero de 2023

AULLIDO (A LO CHATGPT)

William Blake: The Ancient of Days setting a Compass to the Earth 
(“El anciano de los días mide la Tierra con un compás"),
frontispicio de la copia K de Europe a Prophecy, 1821.

He visto los mejores cerebros de mi generación destruidos por los algoritmos y las sinópticas sinapsis de ChatGtP, hambrientos de bites y desnudos de píxeles, arrastrándose por las redes sociales en busca de pinchazos de Cristal que ponerse en los ojos, hipsters póstumos con cabeza de ángel ardiente interconectados vía wifi a la antigua dinamo de la luna, y rebuscando en los escombros de las viejas ideas y entre las toneladas de digital basura la pepita dorada con la que poder pulir la piedra de hachís y la bola de opio o el cuenco de metanfetamina, en los áticos de los altos edificios iluminados con

maquinarias de agua fría, flotando sobre las cimas de las urbes, en medio de conciertos de música lisérgica que acaba desnudando sus mentes al pie del cielo bajo, mientras los ángeles de Majoma cruzan las plazas blandiendo sus alfanjes y se tambalean sobre asfaltos iluminados y en las universidades, con radiantes ojos imperturbables, alucinan las criaturas más obtusas del territorio y el espectro de la luz de Blake vuelve a brillar entre los maestros de la guerra interminable y a la zaga de los viejos sabios que fueron expulsados de las academias por locos y por publicar odas obscenas burlándose del rostro de la muerte, seres esbirros que se acurrucucaron en ropa interior y sin afeitar en antros putrefactos después de haber quemado su dinero en timbas virtuales y mientras veían las gotas de Mercurio y de Terror deslizándose a través de los muros, y sujetos agentes o pacientes o simplemente autómatas que fueron arrastrados por sus barbas púbicas cuando regresaban de Laredo con un cinturón de explosivos —tal vez sólo fuegos artificiales— hacia Nueva York, los mismos que comieron hongos alucinógenos en los desiertos de Sonora o bebieron trementina en Paradise Alley, o sometieron sus torsos y sus brazos a las llamas de un tatuaje purgatorio noche tras noche, con sueños, con drogas, con pesadillas que despiertan sus fantasmas más dóciles entre alcohol y verga y bailes sin fin…
(LUN, 486 ~ «Terra sigillata, recordando a Allen Gingsberg»)

domingo, 29 de enero de 2023

Tajo/Tejo: encuentro poético luso-talabricense

Fue un verdadero placer compartir en Talavera de la Reina una tarde de arte, palabras y música, con la estimulante coartada ibérica del Tajo/Tejo, el río que nos une, y con la complicidad de un numeroso grupo de amigos e interesados que vencieron el frío del último viernes de enero y el algo desapacible ambiente del Salvador. Al amparo del espacio creado por las sugerentes figuras cerámicas de Ángel Núñez y las expresivas esculturas de Ernesto Yáñez, compartimos lecturas de poemas en tres lenguas Miguel Ángel Curiel, que tuvo la idea y puso generosamente todo el empeño, los magníficos poetas Carlos Ramos y Paulo Chagas, venidos expresamente de Peniche (Portugal), vía Madrid, y yo mismo. Fue una ocasión vivaz y hermosa. Este estupendo reportaje fotográfico de Ricardo Fernández recoge algunos momentos. Gracias a todos.







sábado, 28 de enero de 2023

LA LÍNEA DE FLOTACIÓN

«Con este se pierde toda esperanza», dices. «Tal vez sea así», te respondo, mientras clavo mi pupila en las manos que percuten sobre el cristal. No cejaremos en la contemplación. Hay que seguir buscando el hilo del cuento y la sombra del águila parada en el centro del aire.
(LUN, 487 ~ «Los figurantes de Javier Serrano»)
Puede ser una ilustración

Todas las

viernes, 27 de enero de 2023

MÚSICA PARA PESSOAS

Júlio dos Reis Pereira: Nocturno, 1929.
Estaba tan agobiado por el sentimiento de una sola vida que tuvo que inventarse a mucha gente —toda una tribu— para sobrellevarlo.

QUALQUER MÚSICA
Qualquer música, ah, qualquer,
Logo que me tire da alma
Esta incerteza que quer
Qualquer impossível calma!
Qualquer música — guitarra,
Viola, harmónio, realejo...
Um canto que se desgarra...
Um sonho em que nada vejo...
Qualquer coisa que não vida!
Jota, fado, a confusão
Da última dança vivida...
Que eu não sinta o coração!
(LUN, 488 ~ «Terra sigillata, con un poema de FP)

jueves, 26 de enero de 2023

YESCA GOYESCA

Goya: Modo de volar. Grabado 13 de la serie «Disparates o Proverbios».
«Para mí, donde Goya adquiere su mayor grandeza es en sus Disparates, letras capitulares miniadas y adornadas de un libro no escrito aún, un formidable libro que sólo ha comenzado por la primera letra de los capítulos que han de escribir las nuevas generaciones».
(Ramón Gómez de la Serna)
Ejercicios de vocalización delante de un espejo, compatible con una sesión de gárgaras.
La pena que apenas te apena ni es pena ni na.
La duda que tienes sin duda no duda en hacerte dudar.
El miedo que media en el medio domina a su modo la muda y la moda de los meridianos que no mide el miedo.
El dolor del olor dolorido y el dolo del lodo dorado.
Y un bambú zumbante que se bambolea sobre la bocina del bando zulú.
Dispara parado doliente entre trenes y que los rehenes del Prado te amparen mientras te entretienes mirando de lado para el disparate goyesco. Ya está.
(LUN, 489 ~ «Al pie de Goya»)

miércoles, 25 de enero de 2023

CON LA W de WERTHER

Víctor Manzano y Mejorada: Un chiquillo sentado, 1859.
Museo del Prado, Madrid.
«Ese doble tobogán, ¿soportará mi peso?», se preguntaba el joven melancólico, volcado sobre el libro y con la pesadumbre algo histérica brotada de lo que había dado en considerar el excesivo grosor de sus cuitas y los interminables rodeos de sus pensamientos más oscuros. Pero en realidad lo que se le acabó volviendo insoportable fueron las muy profundas huellas del invierno que tenía en su nombre y en su alma.
(LUN, 490 ~ «Cuentos más o menos absurdos: Serie Z/A»).

martes, 24 de enero de 2023

46 años de los crímenes de Atocha

 

Fotografía tomada de “La Razón”, donde va acompañada de este texto:
«La matanza de los abogados laboralistas
el 24 de enero de 1977 conmocionó a la sociedad española.
En la imagen, el entierro, dos días después
FOTO: JUAN SANTISO/STAFF LA RAZÓN».
(Al filo de los días). Hace hoy 46 años (se dice pronto) de la matanza de Atocha. Siempre he creído que la muy generosa respuesta que la izquierda, y en particular el Partido Comunista de España, dieron a aquel terrible crimen fue la base sobre la que pudo crecer la salida pacífica de una dictadura que no estaba dispuesta a desmontar sus estructuras salvo que se demostrasen inoperantes y obsoletas por la fuerza de los hechos. Y eso fue lo que ocurrió. Pero hubo momentos muy delicados en los que las aguas estuvieron a punto de desbordarse. Y la matanza de Atocha, puede que incluso mucho más que el 23F, fue uno de esos nudos gordianos que se deshizo gracias a un ejercicio de cordura y paciencia colectiva encabezado por líderes políticos y sindicales, profesionales e intelectuales a los que ahora a menudo se ignora o ningunea —también en recorridos dizque minuciosos y personalizados de aquellos años— o incluso se desprecia, más que nada por un tarambánico ejercicio de desmemoria o, lo que es peor, por ignorancia recalcitrante. Por lo demás, qué jóvenes éramos entonces. Aunque no tanto como para que no estemos a tiempo de mejorarlo… todavía.

CORRESPONDENCIA


La nota me llegó dentro de una botella mensajera. Tras abrirla y bebérmela pude leer: «Et niev yeve unice idoh, coice idete. Isi ceid si es iceidec niuq ecrota, ce certeco dec noz eideve. Unoh coete is si es ocnicor tauc sert sodonu». Lo vi bastante claro: alguien necesitaba mi ayuda para salir de un remoto rincón isleño. De modo que, a vuelta de vasija, le contesté: «Un odos trescu atroc incose issi. Eteo chonu Eve die zon. Cedo cetre ceca tor. Cequin cedi ecise isdi, ecisi ete die. Cio cho di ecinu y ve inte». No hay mejor cosa que ser corresponsal. Si acaso, sólo, ser correspondido.

(LUN, 491 ~ «Amo idioma»)

lunes, 23 de enero de 2023

FABULARIO

Alberto Durero: Liebre joven (‘Feldhase’), 1502. Museo Albertina, Viena.
Donde todo son moscas no se piensa bien menos perro suelto, se entran pulgas, salta cerrada a la boca, liebre lame en el buey flaco.
(LUN, 492 ~ «Nuevas intropías»)

domingo, 22 de enero de 2023

Adiós a un gran cineasta: Agustí Villaronga

Agustí Villaronga. Foto tomada de la Acadèmia del Cinema Català.
 En voz alta). Muy triste noticia la temprana muerte de Agustí Villaronga, un francotirador de nuestro cine, poseedor de un estilo muy peculiar e incansable buscador de historias. «Pa negre», a partir de la novela homónima y otros relatos de Emili Teixidor, le hizo saltar al primer plano, aunque buena parte de su obra merece revisión. Descanse en paz.

LA EVAPORACIÓN (5)

Picasso: Niño con paloma, 1901. National Gallery, Londres.

Pudiéramos estar esperando cualquier otra cosa. Aún no nos ha llegado con total claridad el sentido final de algunas promesas ni la moraleja verdadera del cuento. Pudiéramos estar esperando, por ejemplo, un milagro de nieve, o la facilidad extendida de las caricias que no se improvisan, y con ellas el claro comprender de estos flecos mentales que suelen tejerse en impresiones más o menos neuróticas, turbias sin duda pero poco consistentes, salvo para enredarnos en ellas como algas dejadas por la marea baja y que nos salen al paso con pasmosa facilidad, aunque ya hemos aprendido si no a zafarnos sí a ignorarlas y apenas tienen incidencia en el empuje sostenido entre intermitencias con que abrimos cada día las puertas de nuestra marchitable sensibilidad, siempre dispuestos a verle a las palabras inevitables los prefijos y a morder la raíz tan sabrosa de verdad hasta alcanzar el sabor del origen, lo que acaso hubo antes del primer balbuceo, esa escena inaugural que vive en el fondo de nuestra conciencia y de la que todo lo demás acaso sólo sea como el desenvolvimiento de la cuerda que cubre la peonza o el reguero de hormigas tan minuciosamente observado por primera vez y con tanto entusiasmo, que aquella misma noche visitamos en sueños los corredores subterráneos y la vida social organizada en jerarquías tan bien estructuradas que todo parecía, en verdad, fruto del diseño inteligente de una mente superior, quizás nuestra propia manera de concebirnos, seres provistos del don de la claridad y la constancia, ajenos a los enredados laberintos de humo y cristal dibujados por estas emanaciones sulfurosas y sus tóxicas nubes, un verdadero cielo raso que amenaza con hundirse de un momento a otro sobre nuestras cabezas cuando ya no tenga marcha atrás el iniciado proceso de la evaporación y la única forma de saber si aún nos resta alguna posibilidad sea la de dejar marchar al ave y aguardar su regreso con la rama de olivo o el polvo del cometa capaz acaso de hacer germinar en las cuencas lacustres otro milagro de la primavera, mira tú…

(LUN, 493~ «Picasso azul»)

sábado, 21 de enero de 2023

A LOLA LÓALA YA: LA OLA LOLA

Cubierta de revista Cine Mundo, Núm 27, 1952.
Sociedad General Española de Librería.

Los jóvenes airados de entonces a la Lola le perdonábamos la vida cada dos por tres. Que cómo me la maravillaría yo para no ver el pelo de la dehesa asomando junto al rancio traje de lunares o no te digo nada de la bata de cola que la folclórica, en feliz desliz complementario, tuvo que aclarar que era la que (no “lo que”, loco loca) pedía que le metieran en la caja. Y aquel gracejo racial y architópico que parecía hacerle el juego y hasta servirle de coartada al dictadorzuelo de la voz de pito —aunque, como aclaró ella, “a mí Franco no me dio nada, solamente una pitillera que resultó ser de plata falsa”—, en tanto en cuanto ofrecía cobertura festiva a un estado de cosas ominosas y incluso a la realidad secuestrada de cada día. De modo que a ver quién era el “progre” que se atrevía a reconocer que allí había otra condición bien distinta a la aparente y que, como en otras tantas cosas de entonces, parecía necesario hacer las aclaraciones pertinentes para sortear el ofuscado prurito que consiste en “tirar al niño con el agua del baño”. Todo se fue encauzando hacia otra normalidad cuando alguien tan poco sospechoso de complacencias vanas —salvo en alguna dirección— como Sixto Cámara le prestó atención admirada o, ya definitivamente, cuando José Miguel Ullán, que le hizo el “tatuaje” necesario a toda una facción de la cultura popular española para que pudiera ser degustada sin prejuicios ni rubor falsario, se declaró rendido admirador de “su arte inmenso”. Hoy hubiera cumplido Lola Flores sus primeros 100 años (95 según su cómputo amañado), y resulta casi incomprensible pensar que ya han transcurrido casi tres décadas de su muerte. Pero lo que ella fue y lo que pudo significar tal vez estén más vivos que nunca, y convertido su arte, tan intenso como creíblemente sobreactuado, en una especie de poderosa leyenda camino de encarnarse, niña de fuego y madre fervorosa, en mito inmortal.

(LUN, 494)

viernes, 20 de enero de 2023

SOYLENT GREEN


Charlton Heston y Edward G. Robinson en una escena de
Soylent Green: cuando el destino nos alcance (1973), filme de Richard Fleischer.
Y así seguimos por los corredores que van de un día a otro como lianas que unieran el vaivén de las mañanas igual que olas del mar. Y entre fervores y súbitos ataques de la sombra, que a veces nos socava traicionera, buscamos en los claros la quimera de darle recorrido a lo que nombra lo que no tiene nombre, dentro y fuera. Latidos de la sangre entre las flores que, a pesar del invierno y las tempranas acechanzas del mal, son los amores que más nos hacen gracia, a su manera, mientras se acercan las nubes lejanas.
(LUN, 495 ~ «Sonetos enmascarados, pero poco», con trampantojo incluido)

jueves, 19 de enero de 2023

RESONANCIAS

 

Marianne von Werefkin: Luz de luna, 1909 o 1910. Tomado de Wikimedia Commons.

El agua en invierno duerme sola.
Agua sola en el invierno duerme.
En invierno sola duerme el agua.
Invierno duerme en el agua sola.
Duerme agua sola en el invierno.
Sola en invierno el agua duerme.
(LUN, 496 ~ «Amo idioma/dados»)

miércoles, 18 de enero de 2023

ENTRE ÁNGELES

Ilustración © Javier Serrano
En aquel tiempo, todos teníamos un ángel. Si eras limpio de corazón y de sentidos despiertos, fácilmente podías ver su sombra en la cabecera de tu cama. Ayudaba mucho que la cama fuera de metal niquelado y que la luz penetrase en tu cuarto a través de un gran ventanal. También resultaba sencillo sorprender el bulto de tu ángel andando a tu lado, o un poco por detrás, camino del colegio en los días de niebla. Con frecuencia te dabas cuenta de que el ángel te estaba mirando al entornar una puerta o al pasar delante del escaparate de la tienda de lámparas. Uno de sus milagros más comunes, a la vez que la mayor prueba de su existencia, era el baile de motas de polvo al trasluz que el ángel ejecutaba para ti en los lugares más insospechados y en momentos que parecían robados al sueño y que, por eso mismo, contemplábamos con ojos bien abiertos. El ángel, nuestro ángel de la guarda, era el primer amigo imaginario. Y como ocurre con todos los amigos, no siempre nos llevábamos bien con él. A veces nos agobiaba su presencia en situaciones que exigían total intimidad. También temíamos que en el fondo fuese sólo un espía. O, aún peor, un chivato capaz de vendernos a las primeras de cambio revelando a los demás cosas que eran secretas incluso para nosotros. Con el paso de los años, esa sospecha podía volverse insoportable y con frecuencia llegaba el momento en el que el ángel se convertía en un grave problema. Entonces intentábamos deshacernos de él pintando cruces rojas en las encrucijadas, dejando vasos de agua en la mesilla de noche, o inventándole nombres descabellados que escribíamos en grandes carteles por toda la ciudad. Perplejo, alicaído, tal vez abochornado, el ángel no tardaba en dejarse vencer por las continuas burlas y poco a poco se iba desfigurando hasta borrarse por completo de nuestro horizonte. Si tenías suerte, una mujer de luz le tomaba el relevo y la vida seguía su camino sin nostalgia de ángeles. Pero no podíamos estar del todo seguros de que el secreto que el ángel conocía hubiera desaparecido con él. O que no se lo hubiese comunicado en sueños a la mujer de luz, de modo que lo que hasta ese momento creíamos ternura o incluso amor, en realidad fuese sólo la flor de la misericordia. En aquel tiempo, todos teníamos un corazón limpio y la alegría era una planta que brotaba en cualquier lado.
(LUN, 497, «Los figurantes de Javier Serrano», 2ª ed)

martes, 17 de enero de 2023

METÁFORAS DEL RÍO

«Pienso en el Ganges…, el peso de su significado», leía. Y en su cabeza, “junto al humo sobrado de la noche”, se iban abriendo paso, camino del corazón, palabras trenzadas como ramos de flores silvestres que dejaban su perfume y sus “intentos de fuga”, tal vez con ese gesto que muestra que “ir detrás del amor que ya no corresponde” es como intentar “subirse a un tren que nadie conduce”. El curso de estas aguas nos atrapa y nos incita a “hallar la luz donde la sombra acaba”, acaso porque “así es el Ganges, servidor de la vida y de la muerte” y “es la tristeza un nenúfar que flota en el río y no se ahoga”. Y al contemplarlo “puede el sueño llegar más allá de lo visible” y despertar en el centro consciente de la vida, allí donde tiene “la muerte el peso de su significado”. «Flores en el Ganges»: quien las miró las cuenta.

(LUN, 498 ~ «Otras voces, 2», para Pilar Aranda, en la complicidad del Humo).

lunes, 16 de enero de 2023

EL BOL DEL FÚTBOL

Antonio Berni: El equipo de fútbol o Campeones de barrio, 1954. Colección particular.

El fútBOL es una paráBOLa, una pasión diaBÓLica, un arreBOL venido directamente del televisor a tus mejillas, a veces —según veo— el peligro continuo de sufrir una emBOLia, también un asunto de BOLudos, BOLingas o meramente BOLos, si bien en ocasiones puede convertirse en un tréBOL de cuatro hojas, el óBOLo que te salva del tedio del final de la tarde, quizás un BOLso lleno de sorpresas, de BOLetos de tómBOLa que vocea y reparte la suerte en días feriados, dictando con ello, tal vez, una momentánea y urgente dizque aBOLición de malas vibras, aunque el diáBOLo a menudo se tuerce y en su bamBOLeo cae en lo sembrado y crea gran BOLlicio, todo por la exaltación planetaria de una BOLa, sin descartar el minucioso emBOLado que supone, con su BOLsa sonante, su siembra a BOLeo de intereses ceBOLlinos, o incluso su metaBOLismo colérico frente al que no logra imponerse la pasión de un gran símBOLo, por más que en ocasiones se manifieste con un toque medio BOLchevique, aunque más a menudo semeja un BOLero con vocación de tango, sin descartar alguna forma imprevisible de que te den BOLeta, o te pase por encima un BÓLido de sensaciones vidriosas, casi una variante bastarda del encaje de BOLillos, en algo que siempre siempre siempre es una hipérBOLe: la paráBOLa (ya se dijo) de la BOLita que no cesa de rodar, ese hipnotismo o pura fascinación de lo que va y vuelve.

(LUN, 499)

domingo, 15 de enero de 2023

LA ÚLTIMA INSTRUCCIÓN

Georges Perec (1938-1982). Foto © Anne de Brunhoff.

El juego, como la vida, tiene reglas que es preciso ir acomodando a cada paso, no tanto para que se cumplan el fracaso o el éxito —al fin al cabo “ambos impostores”, ya sabemos— como por la inexcusable condición de que se mantenga la llama encendida y no del todo arrumbadas las ganas de jugar. Esto es, mientras dure y pese a todo, un invento constante: siempre hay alguna puerta por abrir, y a nosotros nos corresponde buscar la llave adecuada o, en muchas ocasiones, fabricarla a propósito sobre la marcha, sin descartar la necesidad de recurrir a utilizar —tres urgencias hacia una acción impredecible— los dientes para forzar los cerraduras. La vida, dijo el poeta en un momento de máxima lucidez y tristeza, no es noble, ni buena ni sagrada. Pero mientras nuestra conciencia no nos muestre otra realidad transitable es lo único que tenemos. De modo que lo mejor será ver la manera de llegar al final de este vademécum sin PERECer en el intento ni ser conquistados por el diente roedor del tedium vitæ. ¿Y qué mejor recurso para ello que calcar la actitud del último invitado, nada más y nada menos que ‘El viejo pintor que hizo caber toda la casa en su tela’? El libro de Perec es ese lienzo. Serezhade camina de puntillas por él, como sonámbula. Han sido unas cincuenta noches en las que han ido compareciendo, y por su orden, los 179 personajes de la novela de la vida y que, oh casualidad quizás causal, Serezhade coloca en su LUN 500, cifra esencial de la obra y fulcro de esta aventura que alcanza aquí su meta volante. Gracias, maestro, está bien lo que bien perece.

(LUN 500 ~ «Perec al paso», y 179) 

sábado, 14 de enero de 2023

Un tal González

Felipe González, en Bellavista, Sevilla, a finales de los 60.
Foto (c) Pablo Juliá.

(En voz alta). Magnífico el libro que Sergio del Molino ha dedicado a Felipe González. Una novela (insisto: novela) excepcional. Entre sus página me ando. Y recreando sensaciones parecidas a las que hace unos años tuve con otra “novela” también espléndida, tal vez definitiva en lo suyo: «Crónica de un instante», de Cercas. Como los medios de hoy permiten leer en cuatro o cinco dimensiones, gracias a la virtud de la tecnología aplicada a la realidad, salto a menudo de las páginas del libro al Google o al YouTube y localizo y visualizo algunos documentos citados para comprobar la exactitud de las descripciones. De esta muy conocida (?) pero poco divulgada foto que Pablo Juliá le hizo a su amigo González a finales de los sesenta (1968) SdM escribe: «… en su casa de Bellavista, en verano, un jovencísimo González se apoya en el capó de un coche. Lleva una camisa de cuadros de manga corta y fuma lo que queda de un purito, casi una colilla. No parece darse cuenta de que lo están retratando. Atento a algo fuera de cuadro, sonríe a medias con los ojos entrecerrados». Algún otro detalle se podría describir: lo que refleja el retrovisor del coche, la cara de niño o niña que cruza ante el objetivo (al parecer, una sobrina del retratado) ... Y queda la duda de lo que el joven FG se trae entre manos. Cualquiera diría que se está liando un truja, pero es mucho decir. Vuelvo al libro.

RECOSIENDO EL TAPIZ DE LA NOCHE

Las luces de la noche sobre Jemâa el-Fnaa (جامع الفناء), en Marrakech.
A partir de una foto de Getty Images.

Estábamos ya instalados en la noche 501 en el viaje de vuelta cuando Sherezade irrumpió en la estancia y, sin pedir permiso, mirando con descaro al coro de oyentes —aquello parecía la halka de Jemâa el-Fna en plena hipnosis— hizo unos gestos como de director de orquesta y dijo: «A ver, los que hayan venido a escuchar chistes que se pongan a este lado; los que busquen cotilleos políticos o inguinales, a este otro; y los que vengan detrás de las quisquillas de la marea baja, aquí delante». Esperó unos minutos y como no se producían los movimientos que sin duda ella esperaba —tenía previsto rematar la intervención con una expulsión general al grito de: «Esto es el Cuento de Nunca Acabar»–, volviose al epicentro de la escena y, mirando de soslayo a la ventana por donde solía sorprenderla la primera luz, no pudo por menos que sonreírse para sus adentros. Y luego entornó el libro.

(LUN, 501)

viernes, 13 de enero de 2023

TE LLAMARÉ VIERNES 13

Imagen del cartel de la película Hellraiser, puerta al infierno (1987),
de Clive Barker.

Te diría todo eso que esperas oír y volverías de nuevo a estremecerte. Pondría a tu alcance la luz negra que te estalla por dentro cuando te adentras en las ciénagas del terror puro. La inmensa alegría siniestra de quien, con un cortejo de criaturas adorables, se pasea por los bosques lácteos, mientras las madres temblorosas cierran los postigos y los niños mutantes apenas pueden recoger sus vísceras bajo las duras y repulsivas escamas que cubren sus cuerpos. Y metería, oh sí, metería con suma delicadeza mis dedos sarmentosos en el agujero negro de tu corazón. Todo eso y más te haría sentir en este viernes 13, el último de tu vida…, pero te me has convertido en una cucaracha y, tan cobarde como eres, has ido corriendo a esconderte detrás del waterclos. A mí no me la das. Tú y yo sabemos bien de qué pie cojeas. Y cuál es el secreto. Fin de la cita. Firmado ChattGTP como respuesta a: «¿Podrías escribir un cuento de terror con las palabras “Viernes”, “ciénaga”, “vísceras”, “postigo”, “corazón”. “cucaracha”». El título corre de mi cuenta.

(LUN, 502)

jueves, 12 de enero de 2023

MATERIA VIVA


Selfisombra paseando por la zona de El Viso,
entre la Resi y el Ramiro. Lunes, 9(1/23)20:19.

No conseguía explicarse qué era aquello. Ni por qué le causaba sensación tan extraña. Sólo podía verlo y decir que lo veía. Demorase en los pliegues de sus muchas facetas. ¿Un poema vertido a su paso en la calle? Se diría que todo, las palabras, su música, la percusión danzante y las enredaderas (¡esas enredaderas!), la luz difusa, el tronco, la sombra del testigo…, todo formaba un uno y, si era inexplicable, sólo sería porque hay un misterio en todo. Luego vino el ahora. Que ya se iba. Vértigo. ¿Queda fijado éste? Pare usted de contar.
(LUN, 503 ~ «Selfisombras»)

miércoles, 11 de enero de 2023

CON LA X de XENÓFOBO

Washington Cucurto: La conquista de América, 2019.
Acrílico sobre papel montado en lino, 183 x 233 cm.
Fotografía de Gustavo Lowry. Gentileza de Galería Sendrós, Buenos Aires.
Tomado de la web de Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.

Siempre me venía con el mismo cuento. O, por mejor decir, con el viejo chiste: «Mirá, boludo: cho no soy rasista; a mi se me dan por un igual los blanquitos que los putos pelaos, sean o no morenos, o tíñanse la cresta con la colorina que les dicte el papo… Y eso no más has de saber, güevón». Él era así. Quizás porque de niño se había leído entero el Martín Fierro y se la pasaba bien dándoselas de experto boleador y soñando la Pampa. Pobrecito: no sabe que están a punto de echarlo del país de la imaginación, que de hecho sus días a salvo se acaban acá, y es casi seguro que nunca más nadie se lo recuerde y ni siquiera por merita chimba vuelvan a mencionarlo…

(LUN, 504 ~ «Cuentos absurdos: Serie Z/A»). 

martes, 10 de enero de 2023

AHORA LO LLAMAN EMPATÍA

Antoine Watteau: Embarque para Citerea (detalle), 1717.
Museo del Louvre, París.
A L M A
L E A L
M A N A
A L A S
(LUN, 505 ~ «Amo idioma»)

lunes, 9 de enero de 2023

Sobre el diario de Hilario Barrero

(En voz alta). Mi comentario sobre el más reciente diario de Hilario Barrero en las páginas culturales de ABC.

MESTER DEL DESPERTAR

La serie «Los figurantes de Javier Serrano» está ilustrada con obras de
Javier Serrano,como parece obvio, pero para que conste. No son ni serán
tanto textos ilustrados como ilustraciones textuales. Conste también.

Iba siendo esa costumbre un hito de los que no pueden obviarse ni rodearlos tampoco. Ni el sueño, ni la ira, ni el agobio, ni las menudas dolencias que a menudo lo atarantaban como si fuera un retruécano podían nada contra la voluntad que cultivó, y a conciencia, durante los años que laborara duro como minero en las piedras giradas del Norte, entre las rojizas cresterías, y donde la conquista de una mísera pepita áurea bien podía suponer toda una jornada de penoso embalsar tiempo, acumular potencia líquida y proceder a sucesivos episodios de ruina montium que más de una vez se llevaron por delante a compañeros de desgracia y apenas servían para llegar al día sucesivo y reiterar el desempeño de un nuevo mester del despertar.

(LUN, 506 ~ «Los figurantes de Javier Serrano»)

domingo, 8 de enero de 2023

UN JUEGO DE LA IMAGINACIÓN

La “pintora de los papas” Natalia Tsarkova trabajando en el retrato de Benedicto XVI.
Foto 
©️Daniel Ibáñez/ACI Prensa.
Llevaba horas, días, ya más de una semana, y sin cesar, dándole vueltas a sus vagalumes sobre la figura de aquel papa expapa, exgraninquisidor, eximio intelectual, extraordinario exégeta…, el sexto de los siete que hasta ahora (aunque ya se anuncia el octavo pasajero) habían extendido sus pontificados en el transcurso de su vita vitæ, y no dejaba de marear la perdiz —“con una notable falta de santa inspiración columbaria”, se reprochaba sarcástico a sí mismo—, que si esto o lo otro, metiendo en el saco de la posible reflexión o noria mental el peso de la púrpura, la presunta omisión por abuso del misterio, el esplendor abolido de los latines incensarios y botafumeiros, la infinita liturgia siempre aggiornada y nunca desvelada ni abolida, el peso de la culpa, las divinas palabras con todo su cinismo y su misericordia, la palpitación nocturna de los grandes misterios, la teología de la muerte de Dios, el brillo y la soberbia de las intelecciones… y, en fin, toda la proverbial biblia en verso de las cosas sagradas, con el Cantar de los Cantares en primer plano como tabernáculo bajo el que demorarse hasta yacer definitivamente. Y en esas y otras parejas y retóricas cuitas se enredaba en derredor del óbito cuando vino a caer en sus manos, cual columna salómonica del día y pecio librado del naufragio en las costas del país de la niebla impresa, la fórmula cabal de aquel vaporoso runrún. Cual pieza excelente de terra sigillata encontrada en un montón de brozas y cascotes, no pudo por menos que rescatarla y exponerla tal cual: «Aunque el nombre de Ratzinger parece el de un interior del Bayern de Múnich, en realidad fue un teólogo que en medio de los lobos voraces hizo de Dios, como Pelé, un juego de la imaginación».
(LUN, 506 ~ «Terra sigillata», con un texto de Manuel Vicent)

sábado, 7 de enero de 2023

LA EVAPORACIÓN (4)


Pablo Picasso: La cerveza (Retrato de Jaime Sabartés), 1901.
Museo Pushkin, Moscú.

A ver cómo te lo cuento. Si no llegan las palabras. Y poco a poco la niebla lo cubre todo. Esa escoria al pie de la calle. El rictus de los desenmascarillados, los sentidos sólo bultos, la real irrealidad. Por cosas así trataba de comprender, en el pulso del nuevo día, la fuerza del ciclo nuevo, lo innato de lo porvenir o al menos seguir en danza. Pero el agua no llegaba al pozo. Y ya ni siquiera teníamos la coartada de la tristeza. Ni el sitio. A ver cómo
te lo cuento. Prosa, verso, ritmo. Narro lo que se ve sólo si te toca de lleno. Viste?
(LUN, 507 ~ «Picasso azul»)