sábado, 9 de abril de 2022

EL CUENTO DE...

EL CUENTO DE NUNCA ACABAR NI MUCHO TIEMPO DESPUÉS

Anónimo francés del XVI: Calle del viejo París, s.a.,
Musée Marmottan, París.

Viene a cuento, y no sólo por asuntos de actualidad, darle la oportunidad de comparecer, en estas últimas novelas pegadas a la fauna de “le grand père” Perec, a ‘El montador de la calefacción central que regulaba la combustión del gasóleo’, sobre todo si se tiene en cuenta que era vecino y hasta un poco amigo, pese a la engañosas apariencias, de ‘El rico aficionado que legó a la biblioteca su catálogo musical’. Qué envidia. En cambio, ‘El niño que clasificaba su colección de secantes’ nunca llegó a trabar contacto (¿trabar contacto?) con ‘El cocinero actor contratado por una riquísima americana’ y mucho menos con ‘La antigua jugadora de garito convertida en una mujer tímida’, si bien es posible que esta última o alguna amiga suya comparecieran —ahora que lo pienso— en aquella novela de José Antonio Gabriel y Galán tan olvidada como inolvidable: una radiografía muy valiente y hasta un poco insoportable del trágico ludópata que, aún muy joven pero ya atrevido, se había dado cuenta de que Descartes mentía.
(LUN, 781~ Perec al paso, 66-70)

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