jueves, 9 de junio de 2022

El ROTO / RÁBAGO / OPS: TRES EN UNO

 


(Al filo de los días). «Tres artistas en uno y un solo creador verdadero». Así se podría resumir, prescindiendo de todo aroma dogmático, la experiencia a que desde ayer nos invita la singular galería Veta by Fer Francés, abierta hace unos meses en un cogollo semindustrial del barrio de Carabanchel, en el amplio espacio de lo que fue una imprenta. Buenos efluvios. Se trata de la exposición «Tres en uno», compuesta por obras de Andrés Rábago y sus avatares artísticos, EL ROTO y OPS. Fue un verdadero placer asistir a la previa a la inauguración, poder departir brevemente con el artista, su familia y algunos amigos, entre ellos el gran Manuel Vicent y, sobre todo, recorrer pausadamente una muestra que se articula en cuatro espacios expositivos, muy bien articulados y de creciente intensidad.
La gran sala de la entrada, diáfana y respirable, está dedicada a acoger una selección de «100 viñetas 100» de las que cada día El Roto nos regala en El País, a menudo dando en el clavo de la cuestión candente. Muchas veces también metiendo el dedo en la llaga. Y siempre levantando el vuelo de la reflexión sobre asuntos de interés, incluidos los que con demasiada frecuencia corren el riesgo de ser pasados por alto. Ese hilo de meditación y denuncia que el artista, en su faceta de comunicador e incluso de agitador social, nos brinda cada día, en el papel —a quienes aún traficamos con Gutenberg—, o entre cristales —ya más comúnmente, en la zombisfera—, se ha convertido en un verdadero punto de contacto de la vida comunitaria, algo así como «un supremo ejercicio de resistencia en la dignidad del pensar», como sobre poco más o menos me dijo un profesor de filosofía presente en el evento.
El siguiente recinto, una sala de más reducidas dimensiones, está dedicado a «No se puede mirar», el singular diálogo de altura que el artista ha mantenido con la obra gráfica de Goya y que ya estuvo expuesto en el Museo del Prado. Palabras mayores: que El Roto, en este avatar suyo de testigo intemporal de un tiempo concreto, es lo más parecido que hay en nuestro panorama artístico a lo que fuera el Goya cronista gráfico de otra época convulsa, es ya casi un lugar común. No insistiré en ello, aunque tampoco perderé la ocasión de resaltar que esta sección es, por sí sola, una página excepcional del arte gráfico de este siglo y como tal debería pasar a los libros de texto. Alguna estampa, como la del perro Goofy suplantando algún lugar de culto de nuestra sensibilidad, en el dibujo titulado La contaminación, es probable que hubiera hecho las delicias —sobrias pero firmes — de Sánchez Ferlosio. Un suponer.
Mayor novedad para mí supuso el contenido de la tercera sala, la dedicada a la obra del A. Rábago ortónimo: por entendernos, la manifestación del artista en cuanto pintor, con una paleta muy colorista y vivaz, y unas composiciones de marcados juegos geométricos y cierto aire onírico. Aún resultando coherente con el resto de la obra, es un apartado que ofrece un cariz más autónomo y más, por así decir, en clave de artista. También, un contrapunto vital de luz y color, otra dimensión de la vida de cada día. Cuelgan allí una veintena de obras que por sí solas darían pie para indagar en la propuesta estética de una creación tan personal como bien enraizada en una tradición muy reconocible: la de la pintura metafísica italiana de principios del XX, en la estela de Chirico, por ejemplo. O las propuestas de esa madre de todas las vanguardias que fue Dadá. Y es también la parte más “literaria”, donde se hace presente —o se intuye— una notable carga de diálogo con corrientes, autores, escuelas, argumentos o asuntos que podrían vincularse con los mundos de, por ejemplo, Musil, Kafka, Borges. O Pessoa, con su tribu a cuestas.
Y, finalmente, en la sala del fondo, verdadero sancta sanctorum de la muestra, se accede a la estancia (o morada) interior donde viven los sueños y corren las aguas del subconsciente. Allí se muestra una de las obras míticas de ese “maestro del decir callando” que fue OPS: La ría, una especie de relato gráfico de marcado cariz expresionista, quizás también deudor del gran cómic americano, y que versa sobre, por así decirlo, las inundaciones y avenidas de la realidad en el fondo de las conciencias (entre otras muchas posibles “lecturas”). Pude comprobar que es una obra que sigue teniendo un gran poder de conmoción. Y que quien está tras ella es, con toda probabilidad, el verdadero padre estético y sentimental de los artistas que han emergido después.
Fue, en suma, un periplo intenso y emocionante por la triple personalidad de un artista al que alguien a mi lado, con visible entusiasmo perplejo, definió como “lo único que nos va quedando de un mundo que ya no existe”. Una forma de verlo. Naturalmente hay otras. Poder disfrutarlo es mucho. No se lo pierdan.

Y como propina, esta excelente entrevista que he pescado en Youtube. Larga y elocuente.



jueves, 12 de mayo de 2022

El orden mineral


(En voz alta). Cada vez que aparece una muestra que prueba el orden mineral del mundo, algo muy hondo se alza en nuestra consciencia y cierto sentido de salvación por la materia se nos instala dentro y nos anima. Ocurre cuando caminamos entre rocas desnudas maternales, o al borde de arroyos cuyo lecho es una sinfonía de brillos y lisuras. También, y de modo asombroso, al parecer puede suceder en el fondo del mar, o en ese lugar al que a veces viajamos en la bodega de algún sueño irreconocible, como prueban los restos que nos asaltan con la primera bruma del despertar y al comprobar, por ejemplo, que durante un tiempo no medible somos capaces de flotar en la balsa espacial de una palabra: Papahānaumokuakea.

miércoles, 11 de mayo de 2022

Derivas A La Intemperie

Jean-François Millet: El Ángelus (“L’Angélus”), 1857-1859. Museo de Orsay, París.

Se fueron complicando tanto las cosas que al Ángelus lo terminamos llamando Entierro.

(LUN, 750 ~ «Cuadros que dan pie» + Acróstico)

lunes, 9 de mayo de 2022

GREDOS: LAS HUELLAS DEL ORIGEN


(o el Olimpo de Piedra. Dado)
La gigantesca testuz simiesca del titán.
Gigantesca del titán la simiesca testuz.
Testuz gigantesca la del titán simiesca.
Simiesca la testuz del titán gigantesca.
La testuz del titán gigantesca simiesca.
Del titán la simiesca testuz gigantesca.
(LUN, 751 - por los Canchales de Gredos)

domingo, 8 de mayo de 2022

TRASTADAS: TRIS-TRAS TRAS T.

Mural de San Antonio Abad. Siglo XVIII,
Museo de Cerámica Ruiz de Luna, Talavera de la Reina.
«Testigos tienes —teorizaba taimadamente Trabuchelli—. Tu tocayo, taciturno tahúr, te tendía trampas tubulares: tururúes, tantarantanes, trampantojos táctiles, tropismos titiriteros. También tramaba turbios tejemanejes trepidantes trazando trayectorias tóxicas, torpedeando tonterías, trasladando tabarras, traspasando turbaciones taumatúrgicas. Tenía tanta tibieza traspapelada, tantas telarañas tabernarias, tanta trapacería tangencial…Tibios trabajos tribales trenzaban tristes tapujos, tal tórridos tigres trileros triscando trigales temblorosos. También te transmitían transparencia. Tómate tu tiempo. Templa tu temperamento. Tiende tenderetes tras tanta tempestad. Termina: todo tiene término».
(LUN, 752 ~ «Cuentos literales»)

sábado, 7 de mayo de 2022

POR PETENERAS

Eugenio Lucas Velázquez: La ciudad sobre la roca (ca. 1850-1875).
Museo Metropolitano de Nueva York.

(Pasos últimos del día en el destiempo)
Un bucle. Vivimos en un bucle colectivo. Sólo que en distintas espirales. Y con muy distinto efecto. Unos, en la Edad Media, paseantes. Simbólicos y folclóricos. Otros, en el tiempo que nunca llega. No cabe descartar lugares intermedios, ajenos a esa infecta polaridad. Pero lo más seguro es que, en el mientras tanto, el presente se nos esté escurriendo entre los dedos como agua de mayo. Que aún no llega. O ya nos sobra. Confluencias de calles y tiempo —como en Castroforte del Baralla, en la sin par Castrosil o en Eburia rediviva—, el caso es que de cuando en cuando te topas con un cortejo fúnebre. Y, al contrario de lo que pasaba en aquella leyenda de Espronceda, te vas silbando, contemplativo, tocado, compasivo, pero sobre todo consciente de que es una suerte de que no sea, aún, el tuyo. Ay qué dolor.
(LUN, 753)

viernes, 6 de mayo de 2022

Aute inédito

(En voz alta). Es una muy buena y gratificante noticia la que cuenta hoy El País sobre el hallazgo de una decena de canciones inéditas de L. E. Aute. Me entero también por el artículo de que en torno a la figura y obra del multifacético y asombroso artista la SGAE prepara una gran exposición. La noticia y el relato de su hijo Miki también agigantan la inquietud por la absoluta provisionalidad de nuestra vida, cuando y en qué condiciones puede pillarnos la insidiosa Parca, en que estado se hallarán entonces nuestros proyectos, qué será de ellos… cosas así. De momento, pondremos toda la carne en el asador de cada día. E incluso, sin perder el humor —eso nunca—, llegado el momento, le pediremos al parrillero de turno que nos dé la vuelta, como dicen que hizo el santo aquel que preside el gran Cubo Berroqueño en las faldas del monte Abantos. Aute, ser tan creativo como insobornable y resistente frente a las tibiezas y los endiosamientos, seguro que se prestaría muy gustoso a hablar de todas estas cosas.



LAS COSAS DE NOSTRA

 LAS ADIVINDANZAS (sin fin) DE NOSTRA


Cielo con nubes sobre la Plaza de Prossperidad.

Esta mañana, no muy lejos de la puerta del mercado de Prosperidad, a la sombra (se diría) del monumento contra la guerra, y a escasa distancia de la boca del metro, he visto a Nostra, con sus cuatro animales, conversando con algunos vecinos. Bueno, eso me pareció al principio, pero al fijarme bien descubrí que en realidad se había formado un corro en derredor suyo y alrededor del cartel o pancarta que tenía delante, apoyado sobre un banco, y en el que, con buena caligrafía, podía leerse: «Adivindanzas: El recluta en el cuartel porque nunca sale de él. ¿Por qué será? ¡Está d’ raro…!» Para acertijo me ha parecido un poco extravagante, y más tratándose de un profeta o augur como es nuestro amigo. Pero dándole vueltas y olisqueando, como si fuera el sabueso galo de un famoso filósofo a la española (¡vaya ocurrencia!: pero es una valiosa pista), no tardé en encontrarle una posible solución. Aunque nunca se sabe. ¿Jugamos? Eso sí, por favor, discretamente. Ah, y ya de paso, ¿cuáles serán los cuatro animales de Nostra? ¿Y qué me dicen del “sabueso galo de un famoso filósofo a la española”? Son todos juegos de palabras. ¿Pero acaso hay por acá otra cosa? Hay días en que los poderes de Nostra son incontrolables y se extienden hasta cubrirlo todo. Hoy es uno de ellos. Pero es preciso mantener el decoro (en sentido clásico) y respetar, siquiera mínimamente, las reglas de la ficción. Y el que esté libre de heterónimos y, más aún, de anónimos con ánimo, que tire la primera línea. No sé bien qué pensará de verdad el verdadero Nostra de todo esto. Ni cómo se sale de una buena vez de algunos acertijos bifurcantes como los senderos del borgiano jardín. Ay, qué leche, si parecía tan fácil... «¡Pero, Blas, dónde vas?», oigo que me dice. Nostra. Y hasta me parece que me mira con gesto amenazante. Ciao!
(LUN, 754 ~ «Las cosas de Nostra»)

jueves, 5 de mayo de 2022

TAN POR TRES VECES BLANCO CORAZÓN

«Hacia el fondo Sur». Foto del estadio Santiago Bernabéu, editada.

En el tercer episodio de la serie, cuando parecía que era imposible volver al duplicado clímax, dudando el cronómetro si alienarse con los llamados “minutos de la basura” al filo mismo del abismo, sobre el campo de batalla se alzó un clamor unánime: «My hands are of your colour; but I’m proud to wear a heart so white…». Y se abrió la tercera puerta.

(LUN, 755 ~ “EfeMéridEs”)

miércoles, 4 de mayo de 2022

Presentación en Talavera

FERIA DEL LIBRO DE TALAVERA DE LA REINA

SÁBADO, 7 DE MAYO 2022


UNA O DOS DAMAS...

 UNA O DOS DAMAS ENFRENTADAS AL AZAROSO ESCRUTINIO

Barbara Walsh: Departure.


Se vencía la tarde sobre sí misma —algo que pasa siempre— cuando, entre los primeros síntomas de la anochecida, como rescatadas de un teatro de sombras (praguense o chino, es difícil saberlo), dibujábanse sendas figuras de las que se podría pensar que tuvieran cierta continuidad biográfica entre sí: sobre alguno de los gestos de ‘La estrella que meditaba sobre una receta de mouseline de fresas’ no era difícil imaginar la silueta de ‘La vieja lady que coleccionaba relojes y autónomos’. Pero —seamos serios a la par que audaces— la única manera de salir de dudas sin perecer en el intento de escrutinio hubiera sido recurrir a las artes del sujeto que se autodenominaba ‘El mago que lo adivinaba todo por medio de números sacados al azar’. Y en esas estamos.
(LUN, 756 ~ Perec al paso, 81-83)

martes, 3 de mayo de 2022

En Ser Talavera


 PODCAST de la Entrevista al poeta ALFREDO J. RAMOS por Carlos Bustamante Burgos CADENA SER TALAVERA 03/05/2022.

Entrevista al poeta talaverano Alfredo J. Ramos con motivo de la presentación de su libro 'Piedad seguido de Adagia Andante' en la 34ª feria del libro de Talavera de la Reina.

SUEÑOS ALADOS… ¿PESADILLAS?


Toda la noche soñando con caballitos con alas, Pegasus por allí, pegasos por allá. El que le puso nombre al programa espía de moda no tenia mucha imaginación y sí, en lo que a mí personalmente respecta, bastante mala follá. De momento, ha contaminado —puede que de por vida— un símbolo que tenía en mi mente a muy buen recaudo y, salvo algún pormenor olvidable, ocupando un lugar de gran afectividad. Claro que fue hace tanto… entre 1980 y 1989: Salvat Editores, Príncipe de Vergara, 32, Madrid. Las vueltas que da la vida.
(LUN, 757 ~ De la vida misma)

lunes, 2 de mayo de 2022

BANCO DE SANGRE

Otto Dix: Retrato de Paul F. Schmidt, 1921.
En el hospital, el avaro se empeña en que le hagan una transferencia de sangre. No se conforma con una simple transfusión. Lo que no sabe es que el doctor Dracul está al tanto de su hematocrito. Y que se va a encargar, personalmente, de su caso. Con todo el interés.
(LUN, 758)

domingo, 1 de mayo de 2022

Altozano con Rosalía: una lección

(En voz alta). Confieso que, como suele decirse, "no he entendido de la misa la media" (bueno, dejémoslo en cuarto y mitad), pero me lo he pasado muy bien viendo de madrugada este análisis del Motomami de Rosalía bajo la sabia y muy didáctica batuta de Jaime Altozano. Mientras avanzaba la grabación, fantaseaba con someter a un análisis similar algún libro reciente de poemas o alguna novela. Seguro que los resultados serían sorprendentes. Y por lo menos tan divertidos o más. Dice Altozano: “he aprendido mucho analizando Motomami”. Le creo. Tengo además la impresión de que las lecciones de fondo de su minucioso análisis, contrastado con la propia creadora, tiene aplicaciones útiles para muchos campos. Que nadie se prive. Ni se desmaye.



Día de la madre

 


Nai só hai unha. Sílvia sábeo ben.

ORIGEN OPUSO: SUPONE GIRO

Ilustración de Eduardo Ramón Trejo.
Acompaña una reseña de Juan Pablo Anaya sobre el libro Mil mesetas,
de Deleuze y Guattari (Valencia, Pre-textos, 2010).
Publicada en Tierra Adentro, revista de cultura del Gobierno de México.
Al volver sobre sus pasos, desde el estrado, el Gran Simio pensó que no le gustaría tener que volver a dirimir una cuestión de principios tan viscosa como la de los orígenes. «¡Y qué más dará —dijo— haber nacido en un sitio o en otro, sobre todo cuando estás dispuesto a sentirte orgulloso de cualquier lugar que te hubiera correspondido, e incluso de haber sido originario de un hipotético No Lugar ubicado en un punto remoto inaprensible por cualquier tipo de geolocalizador por muy avanzado que fuese. El día que tal sentido de la ubicación pueda tener carta de naturaleza entre nosotros, no les quepa a ustedes la menor duda de que se habrá producido un giro decisivo en la historia de esta especie esencialmente predadora y prensil». Concluida su exposición, el Gran Simio miró a los miembros de la Academia y, sin más, procedió a un minucioso rascado de sus partes bajas, un gesto ancestral convertido por la tribu en máxima muestra de respeto y reconocimiento y fidelidad a las viejas y ya universales normas de la cortesía.
(LUN, 759 ~ Micródromos)

sábado, 30 de abril de 2022

GRANDOLA VI LA MORENA

Maria José Aguiar: «S.T.», 1974 (óleo sobre lienzo).
Fundación Gulbenkian, Lisboa.
De los días pasados en Lisboa, justamente un año después de la Revoluçao —me dijo—, podría referir anécdotas deliciosas o brutales. Pero me quedaré solo con la vez aquella en que, en plena fiebre amorosa, mi novia de entonces y yo nos fuimos por vez primera a un verdadero cine porno, no a una de esas pelis S que empezaron a ponerse de moda un poco después en España, ni las emmanuelles o los tangos que se veían por Perpiñan, sino porno porno, duro, hardcore.
Recuerdo que al entrar en la sala, el primer plano de un enorme pene negro, tal vez mulato, sin duda moreno, siendo devorado por una boca de apariencia no menos gigantesca y absorbente, me produjo tal impresión que a punto estuve de caerme de espaldas sobre uno de los espectadores desperdigados por una sala que juraría que olía a una mezcla de zotal y engrudo, si bien es posible que aquí me deje llevar por la imaginaçao…
Aquel pene, en cuya descripción me podría demorar —continúa diciéndome— si tuviera interlocutores menos quisquillosos que tú, me tuvo intrigado varios días, más que nada porque me pareció que, justo en medio del gran glande, exhibía una a modo de pequeñísima perla de blanquísimo nácar que, como supe después, seguramente sería un piercing vibrador, un adelanto de una moda que aún tardaría mucho tiempo en generalizarse y cuyos efectos en rendimientos placenteros sobre el clítoris y ciertas terminaciones nerviosas de las paredes vaginales están muy documentados e incluso parecen haber sido el más claro modelo para el diseño de los últimos succionadores íntimos, una variante por cierto de la industria del disfrute sexual que, como es sabido, cuenta entre sus principales asesores áulicos nada menos que al melillense Fernando Arrabal, grandísimo cronopio y fama todo en uno.
No recuerdo apenas —continuó tras una larga pausa, punteada con algún suspiro no sé si de morriña o de saudade, pero de indudable raíz melancólica— nada más de la proyección, aunque tampoco sería difícil suponer las secuencias. Si sé que enseguida comencé a sentirme incómodo y de no ser porque ella, mi novia de entonces, parecía más curiosa o menos temerosa que yo ante aquel atracón de jadeantes placeres carnosos, hubiera abandonado la sala al poco. Tampoco debimos demorarnos mucho más, porque según me dijo después ella, su curiosidad y el morbo se veían suficientemente contrarrestados por el más bien penoso espectáculo del patio de butacas, más perceptible a medida que los ojos se iban acostumbrando a la penumbra y los hasta entonces sólo bultos se convertían en pulpos, y en algún caso de atrevidos y viscosos tentáculos.
La consecuencia más chusca del asunto, aunque no logro recordarlo con precisión, fue que estuvimos varios días como con indigestión y sin ser capaces de encontrar el camino que llevaba del cuerpo del uno al del otro, como solía ser habitual en aquellos días juveniles y como, por fortuna, volvió a serlo de nuevo cuando, tras cruzar el Alentejo en un par de tiradas de autoestop, llegamos a las playas de Faro y otras lugares del Algarve, bajo cuyo sol espléndido y de luz tan blanca las aguas del deseo volvieron a sus cauces y nuestros cuerpos de amantes enfervorecidos por las dilatadas tardes del verano siguieron encontrando motivos de gozo y extenso solaz.
Al fin y al cabo —concluye mientras me mira con ojos entre pícaros y exculpatorios— una indigestión la sufre cualquiera. Y si algo nos acaba enseñando el tiempo desde muy pronto es la importancia de las proporciones, los equilibrios, las justas equivalencias… y equidistancias, importan mucho las equidistancias.
(LUN, 760 ~ Las musas de Macías)

viernes, 29 de abril de 2022

Negro sobre blanco (lecturas)



































LAS COSAS DE NOSTRA

REENCUENTRO CON NOSTRA EN UN VIEJO TERRITORIO DE LEONES Y EN POS DE UNA PALABRA

Jacopo Tintoretto: Retrato del rey Segismundo II Augusto, hacia 1570.
Kunsthistorisches Museum, Viena.

«Hay palabras —me dijo Nostra, el profeta de La Prospe, en Territorio de Leones, al terminar el coloquio subsiguiente al convivio en el que casualmente coincidimos la otra tarde— que nos eligen. No te quepa duda la menor, chavalote. No sabemos por qué. Pero un buen día, quizá un poco talmente a deshora, más bien ya “de anochecida”, que diría Claudio, se nos aparecen, se aposentan y fundan lugar y tienda en nuestros gustos; o sea, Oseas, que se nos imponen como título o rótulo o datáfono o consigna de un grito, cagüendiez, incluso como santo y seña para ponerle nombre propio a alguna empresa o batalla por librar, esas quimeras con las que tan a menudo nos entretenemos y torramos y perseveramos, qué sé yo…. El caso es que, verás fierabrás, esas palabras se quedan a nuestro lado con un punto de familiaridad tal, que a veces llegan a confundirse con nuestros nombres más queridos, vaya grima». Dio un manotazo al aire, como si quisiera espantar a algún moscón, y prosiguió ya por completo ensoliquiado, dueño de todo el espacio sonoro y hasta icónico en muchas millas alrededor: «Incluso, fascinantes, hurgonas, hechiceras, esas palabras pueden provocarnos la ilusión de que son de nuestra propiedad, como si su existencia tuviera algo o mucho que ver con nuestra propia vida, si serán pendejas…». Aquí creo recordar que comenzó a embarullarse (‘embulleirarse’ dice él) más de lo habitual y no consigo recordar lo que pude haber entendido. Luego hizo una larga pausa y puede que, de pie y todo como estaba y sin inmutarse, incluso echara una cabezadita. Minutos después, tras un respiro hondo, tal si regresara de quién sabe dónde, juraría que por fin me vio de cerca y me miró, no sé si a los ojos, pero casi, y remató la cháchara: «Desde hace bastante tiempo, pongamos cuatro décadas, una de esas palabras para mí es “territorio”, a menudo con versal inicial, pero también sin ella. Ni que decir tiene que, tanto o más que en el aspecto físico o meramente geográfico, esa palabra se refiere al espacio en el que de verdad vivimos: el lenguaje, ¿capisci? Y, también, a renglón seguido, pero cómo si no, al lugar de la escritura: este ‘territorio de gestos fugitivos’ (aquí me guiñó ostensiblemente un ojo) con el que pretendemos descifrar el mundo. O, al menos, tratar de hacerlo menos salvaje e inhóspito. No sé si lo pillasssssss…». Silbó largamente al final de la última palabra y se quedó como en suspenso. Por esta vez ya no dijo más. Aunque sé bien que no tardará en volver a las andadas.
(LUN, 761 ~ Las cosas de Nostra, autofagias)

jueves, 28 de abril de 2022

Adíós al actor Juan Diego


Muere el actor Juan Diego. Se nos va otro de los grandes. Buen viaje, maestro. 

Su actuaciòn en Los santos inocentes, inolvidable, es uno de los grandes hitos interpretativos de nuestro cine. Hay en su trayectoria al menos media docena de papeles memorables. Y siempre una gran dignidad y compromiso, también artístico, en su trabajo.

Poco antes de la pandemia, en una actuación de Miguel Poveda en el
Price, me crucé con él en un pasillo y, en una breve y muy amable conversación, pude manifestarle mi admiración. Me dio un abrazo que recuerdo con gran cariño.
Muchos años antes, era un habitual de los saraos del Johnny, donde lo vi algunas veces.
Que tenga el tránsito que merece y su arte no se olvide.

LA PALABRA DEL DÍA: «TROGLODITA»

Pedro Figari: Fantasía, s.a. Óleo sobre cartón. Colección Museo Figari.

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(LUN, 762 ~ «La Palabra del Día»)

miércoles, 27 de abril de 2022

CORTINILLAS DE CONTINUIDAD

El Don Pasquale de Donizetti en el Palais Garnier, Ópera de París,
en junio de 2018.
De mi más alta consideración, señor o señora, madames, monsieurs, dos puntos: no me dirigiría a usted si no fuera absolutamente prescindible poner en su conocimiento, antes de que la ignorancia general nos afilie a todos bajo sus órdenes, que es necesario que usted en su consciencia se haga cargo de algunas criaturas de la imaginación (o no tanto: entre lo imaginario y lo real no es seguro que haya término medio), a saber: ‘El viejo industrial japonés magnate del reloj submarino’, ‘El diplomático que clamaba venganza para su mujer y su hijo’ y, para completar el trío del día o triduo PERECedero, ‘La señora que no pudo marcharse hasta el día siguiente y reclamó sus judías tiernas’. Es gracia que espera alcanzar aunque no sea fácil —la dirección se hace cargo— verle la gracia. Las cortinillas de continuidad es lo que tienen. No serán las últimas. Bien sure, sire!
(LUN, 763 ~ Perec al paso, 78-80)

martes, 26 de abril de 2022

EL GRAN DILEMA

Goya: «Asta su Abuelo», 1799.
Grabado número 39 de la serie «Los Caprichos»,
Museo del Prado, Madrid.
«Escribir o leer, he ahí el dilema». Me sorprendió la otra tarde mi amigo el actor plantándose ante mí con un tintero de cerámica de Talavera-El Puente en una mano y en la otra uno de esos librillos que se compran muy baratos en los chinos y que, ya desde su falsa apariencia moleskine, parecen estar diciendo «Es tu bebé, es tu bebé», como una clara invitación a la escritura. No me pareció baladí la propuesta escénica, aunque sé que mi amigo el actor es muy burlesco y no suele creerse ninguno de los papeles que representa. Pero en este caso me pareció advertir en su propuesta un claro sesgo de argumento ad hóminem; vamos, que me estaba criticando directamente, no sé bien si de pecar de presumir de lo primero o de empeñarme en parecer que tengo de lo segundo las gracias de carencia cervantina. Dicho de otro modo: de alardear de lector cuando lo único que de verdad me interesa es figurar, o fungir (sic) de escritor, siendo así que en realidad las más de las veces me limito a transcribir —traducir— y no siempre lo mejor que puedo aquello que logro asimilar de mis largas tardes y noches de lectura ensimismada, que las mañanas se me suelen ir en soñar y en pergeñar estas boludeces y otras parecidas. Pero el peculiar momento dramático llegó a su clímax cuando, en una pausa de silencio mutuo, mi amigo sacó de su portafolios —¿dónde lo llevaba?— una imagen con un conocido grabado de Goya y me lo puso delante con un gesto que aún estoy intentado interpretar. Tampoco voy a sorprender a nadie —colijo— si digo que mi amigo el actor en ocasiones me tiene hasta el asta con sus… ¿improvisaciones? Quién lo sabe.
(LUN 764 ~ Al pie de Goya)

lunes, 25 de abril de 2022

7 haikus hilados


Extrañas formas
que, al verlas, se contagian:
haikus, bostezos.
Palabras, signos,
maullidos, ronroneos,
meadas de gato.
Y el andar alto
del gato de Ferlosio
entre los vidrios.
La Luna llena
es todo lo que tengo.
Y ella lo sabe.

Pone el ocaso
los rayos en la hoguera
del sol ya muerto.
¿Quien habla aquí?,
dice la voz que escuchas.
Pero no hay nadie.
Qué gran silencio:
dentro de él cabe todo:
el día, la noche.

LAS COSAS DE NOSTRA

A LAS PUERTAS DE KIEV Y FRENTE A LA EMBAJADA RUSA EN LOS ALTOS DE LA CALLE VELÁZQUEZ DE MADRID…

Manifestación frente a la embajada de la Federación de Rusia en Madrid,
 (24/02/22; 18:21 h). Foto: AJR.

«”A las puertas de Kiev”, rezaba el rótulo en el televisor bajo una imagen de la muerte en movimiento. Y era como si lo estuviéramos viendo en la puta gruta platónica: sombras de otra vida, el reflejo apenas reconocible de la verdadera realidad. ¿La verdadera realidad? Qué escasa es la sustancia de nuestra consciencia, qué leve la llama que nos alumbra y por tan poco tiempo… Y aún así, ¿cómo es posible que una vez tras otra sea el error, el horror, la sombra de CaÍn… la única causa que parece de verdad inmortal e interminable? De nuevo viajamos, hermanos, al corazón de las tinieblas. No hay literatura ni tal vez canto que pueda hacerse cargo. Y sin embargo… qué otra cosa podemos hacer que denunciar el reino oscuro del odio, la usura de la sangre, el vaciado minucioso de todas las palabras, la funesta corrosión de lo humano, demasiado humano, y los ríos de lágrimas inútiles de este valle maldito donde reina la muerte…».
Las palabras de Nostra, justo enfrente de la fachada de la embajada de Rusia en Madrid, me llegaban mezcladas con la lluvia de la mañana de febrero, como en un sueño. Pero estábamos allí, soportando la orilla benéfica e inclemente, entre un pequeño grupo de personas, diciendo no a la guerra, al tiempo que crecía el clamor por todas partes… Una vez más. ¿Hasta cuándo?
(LUN, 824, Las cosas de Nostra
)

ACTUALIZACIONES

Mosaico romano de Sousse (siglo III) que representa a Virgilio con las musas
Clío y Melpómene en el preciso momento en que le inspiran
el verso de Aeneidos que se cita en el texto.
Museo Nacional del Bardo, Túnez.

Leo las instrucciones de la última actualización del sistema operativo de mi iPhone. «Me gusta mucho tu escritura», dice un mensaje que me asalta en la parte superior de la pantalla. Ya se ve que los programadores están atentos a cualesquiera fallos de estas herramientas —más bien ya apósitos mentales— y buscan en sus entrañas y algoritmos (qué bien tu nombre suena) la manera de encauzarlas, de encauzarnos. El mundo está lleno de prodigios. El más mayor (sic) de todos sigue siendo —aunque sea casi inconsciente: menos cuando hacemos yoga, o el dolor nos aprieta— el de la respiración. Sístole, diástole. En el sueño, acabo de acordarme de que tengo sin contestar una carta de un amigo del otro lado del Atlántico en la que me trasladaba de forma confidencial (eso decía) algunas consideraciones sobre el último premio Cervantes. La carta, sin embargo, no existe más que en el sueño, aunque me consta que las opiniones de mi amigo son esas. Como hoy es el día que es, había pensado conmemorarlo (“concomerlo” propone el espía) con un micro, de la serie de las musas de Macías, en el que relataba la primera vez que entré en un cine porno (en Lisboa, claro), pero al final me ha parecido improcedente. Otro día será. Las urgencias vitales siguen siendo vitales, pero la urgencia es un tiempo que se estira, no hay más remedio. Los diferentes estratos de la mente: he ahí la principal característica del espíritu humano. Saberlo y no estar loco, o no en demasía. Está bien, incluso muy bien, la película de JJ Annaud sobre el incendio de Notre Dame (¿Norte Dame?): la veíamos ayer por la tarde en el Palacio de Hielo mientras Francia se balanceaba en la cuerda floja de sus últimas elecciones. El plomo derretido cayendo por las bocas de las gárgolas como si fuera el vómito de un mal sueño… y el trompe-l’œil de la corona de espinas. Hay metáforas que no lo parecen, ¿quién dice que lo son? Ha amanecido un día espléndido: dan ganas de ponerse a hacer la revolución. El amigo que me quiere bien sigue insistiendo en sus buenas palabras. Lástima que no tengamos siempre a mano la posibilidad de hacer una directa snif estación (sic: vuelve el espía) del afecto verdadero que sentimos. Ahora es Maximiliano Jabugo quien me tienta ahí arriba con las suculencias que su nombre indica. Esta forma de escribir en medio de la plaza pública sí que es por completo novedosa. ¿Se imaginan a Virgilio (disimulen) pergeñando el “conticuere omnes intentique ora tenebant” mientras sus congéneres del foro y los demás mercados no dejaban de tirarle de la túnica? Ah, con qué facilidad esta prodigiosa materia maleable que es la escritura nos permite remontarnos a las más altas consideraciones, sentirnos émulos de criaturas esplendorosas, de mentes tan verdaderamente tocadas por el aura de los prodigios y que han sido capaces de darnos una historia, mil historias, todas las historias, tan poderosas que aún logran arrancarnos de ese fondo de nada y omisión e inconsistencia que —seamos serios y conscientes— es de continuo el verdadero telón de fondo de nuestras vidas. Menos mal que algunos otros de esos nuestros congéneres y hasta presuntos colegas (ya te digo) supieron cantar por todos. En fin, para actualización del día en curso creo que ya es bastante. Claro que podría seguir. Pero para hacerlo con garantías tendría que llamarme César o ser Agustín. Y no es el caso, aunque no me arrepiento. Gracias, amigas, amigos: sepan que uno por uno los siento ahí y los quiero, los queremos todos los de este cónclave de fantasmas que se esfuerza (así, en singular) en no darse por vencido.

(LUN, 765 ~ De la vida misma)

domingo, 24 de abril de 2022

QUÉ SE FIZO DE AQUELLA SENSACIÓN



—Dado olvidado, también conocido
como “La sopa cuántica”.

En el lento transcurrir del tiempo.
El del tiempo en lento transcurrir.
Transcurrir en el tiempo del lento.
Del lento transcurrir en el tiempo.
En el transcurrir del tiempo lento.
En el tiempo del lento transcurrir.
(A partir de Rafael Cabanilllas Saldaña: Quercus. En la raya del infinito, 41)
(LUN, 766 ~ Dados)

sábado, 23 de abril de 2022

ALEGRORÍA

Tintoretto: San Jorge luchando con el dragón / San Giorgio e il drago,
hacia 1550-1560. National Gallery, Londres.

Creí que había estado soñando con el dragón toda la noche. Pero ha llegado el día y no se da por vencido. De modo que no tengo más remedio que volver a abrir el libro, continuar en la brega y seguir el camino en busca de la rosa…

(LUN, 767 ~ Cuadros que dan pie, para César Nicolás, por la complicidad)

viernes, 22 de abril de 2022

VARIACIONES/ANIVERSARIO

 VARIACIONES DE ANIVERSACIO

(… o Aniversario de Variariones)
Edward Hopper: Cape Cod Morning, 1950.
Smithsonian American Art Museum, Gift of the Sara Roby Foundation.

Estaba a punto de quedarse colgado en el barrunto borroso de una frase, prisionero del pálpito de un curioso anagrama cuasi perfecto, cuando alzó los ojos y cayó en la cuenta de que, tras la ventana, había amanecido una nueva mañana generosa.
(LUN, 768 ~ 22 Abril 22)