(En voz alta). Es una muy buena y gratificante noticia la que cuenta hoy El País sobre el hallazgo de una decena de canciones inéditas de L. E. Aute. Me entero también por el artículo de que en torno a la figura y obra del multifacético y asombroso artista la SGAE prepara una gran exposición. La noticia y el relato de su hijo Miki también agigantan la inquietud por la absoluta provisionalidad de nuestra vida, cuando y en qué condiciones puede pillarnos la insidiosa Parca, en que estado se hallarán entonces nuestros proyectos, qué será de ellos… cosas así. De momento, pondremos toda la carne en el asador de cada día. E incluso, sin perder el humor —eso nunca—, llegado el momento, le pediremos al parrillero de turno que nos dé la vuelta, como dicen que hizo el santo aquel que preside el gran Cubo Berroqueño en las faldas del monte Abantos. Aute, ser tan creativo como insobornable y resistente frente a las tibiezas y los endiosamientos, seguro que se prestaría muy gustoso a hablar de todas estas cosas.
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