Eugenio Lucas Velázquez: La ciudad sobre la roca (ca. 1850-1875). Museo Metropolitano de Nueva York. |
(Pasos últimos del día en el destiempo)
Un bucle. Vivimos en un bucle colectivo. Sólo que en distintas espirales. Y con muy distinto efecto. Unos, en la Edad Media, paseantes. Simbólicos y folclóricos. Otros, en el tiempo que nunca llega. No cabe descartar lugares intermedios, ajenos a esa infecta polaridad. Pero lo más seguro es que, en el mientras tanto, el presente se nos esté escurriendo entre los dedos como agua de mayo. Que aún no llega. O ya nos sobra. Confluencias de calles y tiempo —como en Castroforte del Baralla, en la sin par Castrosil o en Eburia rediviva—, el caso es que de cuando en cuando te topas con un cortejo fúnebre. Y, al contrario de lo que pasaba en aquella leyenda de Espronceda, te vas silbando, contemplativo, tocado, compasivo, pero sobre todo consciente de que es una suerte de que no sea, aún, el tuyo. Ay qué dolor.
(LUN, 753)
No hay comentarios:
Publicar un comentario