UNA O DOS DAMAS ENFRENTADAS AL AZAROSO ESCRUTINIO
Se vencía la tarde sobre sí misma —algo que pasa siempre— cuando, entre los primeros síntomas de la anochecida, como rescatadas de un teatro de sombras (praguense o chino, es difícil saberlo), dibujábanse sendas figuras de las que se podría pensar que tuvieran cierta continuidad biográfica entre sí: sobre alguno de los gestos de ‘La estrella que meditaba sobre una receta de mouseline de fresas’ no era difícil imaginar la silueta de ‘La vieja lady que coleccionaba relojes y autónomos’. Pero —seamos serios a la par que audaces— la única manera de salir de dudas sin perecer en el intento de escrutinio hubiera sido recurrir a las artes del sujeto que se autodenominaba ‘El mago que lo adivinaba todo por medio de números sacados al azar’. Y en esas estamos.
(LUN, 756 ~ Perec al paso, 81-83)
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