domingo, 5 de enero de 2020

P(ale)olíticos

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Pinturas de la Cueva de las Manos, río Pinturas, en Santa Cruz (Patagonia argentina), 7350 a. C.
Vimos que en la gruta los viejos bisontes seguían embistiendo y, aunque dejamos nuestras manos en las paredes húmedas, no sirvió de nada buscar en los resquicios una línea de luz. La noche amenazaba con volverse eterna.
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sábado, 4 de enero de 2020

Cantiga de enero**

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Codex Manesse f249v. Hacia 1305-1313. Página de Konrad von Altstetten.
Biblioteca de la Universidad de Heidelberg.
«Ven, dulce Amiga —dice el Caballero—, que la Noche es propicia para demorarnos en esta y otras contemplaciones». El Halcón gerifalte asentía. Y, fuera del campo y del dosel de rosas, acechaba el Lobo. La puerta del año oscilaba entre la niebla del tercer y cuarto día. Y por las venas de los convocados fluía el río sagrado del amor.
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**para S., en día señalado.

viernes, 3 de enero de 2020

Legibles

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Juan Muñoz: Towards the Corner, 1998. Tate, Londres.
«La vida —dijo el profesor sibilino y mayéutico— son verdaderamente cuatro letras: citosina, guanina, adenina, timina». Aquella misma tarde, nada más terminar la clase, nos pusimos a deletrearnos.
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jueves, 2 de enero de 2020

Hablarle a Borges (y 30)

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Borges y el resplandor de las palabras.
Foto de Alicia D’Amicio.
(Hablarle a Borges, 98). Dicen que Borges dijo o escribió: «Uno de los modos del poeta es emplear palabras usuales y convertirlas de alguna manera en inusuales: extraer magia de ellas. Las palabras fueron mágicas en un principio y son devueltas a la magia por la poesía». Y, casi a renglón seguido, se me ocurre: «De hecho, esa es LA tarea, lo que incluso podríamos denominar “la misión”. También lo dijo Isidore Ducasse (“ele mesmo”) de forma nítida: “Un poeta debe ser más útil que cualquier ciudadano de su tribu. Su misión es difícil”. Borges, en su modo seleccionado y con su modo habitual, enuncia y ejemplifica el desarrollo práctico de esa función».


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Borges y María Kodama, en Alcalá de Henares (Madrid), 1980.
Foto © Antonio Suárez.

(Hablarle a Borges, 99). Dicen que Borges dijo o escribió: «No nos une el amor sino el espanto. / Será por eso que la quiero tanto». Y pensando en el posible sentido de la presunta paradoja, se me viene: «Y, en medio del espanto, es el amor / el puerto que nos salva del terror».


(Hablarle a Borges, y 100). Dicen que Borges dijo o escribió: «Ahora me resigno a ser quien soy y, en suma, no sé si he llegado a la felicidad, pero he llegado, a veces, a cierta serenidad, y eso ya es mucho». Ante lo cual y como despedida —al menos momentánea— de estas citas de los jueves, sólo se me ocurre decir: «Aquí paz, y después Borges».
Y a la viceversa, como se verá: «Aquí Borges; después Paz».

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Con Borges en efigie. Durante el Fitur de hace más o menos un lustro. 
Foto: SPM.

Sendas de acá

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Paseo llamado de los Arqueros, en Eburia, en un día indeterminado de un año no lejano.
Foto: © AJR, 2017.
«Destierro y desierto», gritaban desde los flancos columnarios los dos simios mandriles del imaginario templo ramayana, en realidad un alcahaz donde alguna vez hubo pavos reales. El paseo era todo un conciliábulo hanumán de lenguas, una hecatombe literal, un vespertino y zayagüesco concierto ingrávido, un craso equívoco. Y vino, en efecto, después lo del «destierro». Mientras caminaba por su memoria, las voces salían a su encuentro y caían entre la niebla y la noche con un golpe seco sobre el duro albero y, después, del hoyuelo formado por el peso, ascendía un humillo resplandeciente, algo parecido al chisporroteo de un arco voltaico entre carbones enfrentados, quién sabe si tal vez la misma fuente de luz que le servía para proyectar todo aquello —todo esto— en un lugar del cuerpo situado justamente a mitad de camino entre su cerebro y su corazón.
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miércoles, 1 de enero de 2020

Indicios verosímiles

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Cuaderno de Notas. Primera anotaciòn de 2020.
(Al hilo de los días). Bueno, pues ya está escrito el guion o pendón de los indicios verosímiles del año, cada uno con su propio argumento independiente y todos conjuntados en una historia correlativa y de múltiples lecturas. Ahora sólo queda la tarea de descifrarlos y darles cauce.

El tiempo real

Andris Nelsons dirige a la Filarmónica de Viena durante el Concierto de Año Nuevo.
 Andris Nelsons dirigiendo a la Filarmónica de Viena durante el Concierto de Año Nuevo.
Foto: Ronald Zakap/El País.
Mientras me pilla y se adelanta y me sobrepasa el impulso de la Marcha Radetzky, de la que acabo de sostener que marca el verdadero inicio del año, se me pone al alcance de los ojos y las mientes una aguda coplilla sin golilla (esto último lo sugiere el autocorrector, sea) del maestro Agustín Garcia Calvo (“el yayo Agustín”, como lo llama mi amigo Alejandro, que suele comer en el limpio plato de su memoria y es quien recuerda) y que, sin más circunloquios ni entreparéntesis, dice así: «¿Un año acaba? / Otro año comienza. / Ni sabe el tiempo / que los hombres lo cuentan». Estamos vivos de milagro.
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martes, 31 de diciembre de 2019

Adiós al año de dos

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Otto Dix: Calle de Praga, 1920. Galería Estatal de Stuttgart, Alemania.
—Mire usted, amigo Silvestre, no conozco mejor forma de terminar el año que...
—¿Con las uvas, brindando y eso...?
—El brindis está bien, pero es prescindible.
—Las uvas, en cambio...
—Mucha tradición tienen, pero tampoco pasa nada si se dejan al margen.
—Y, de paso, se evitan indeseables pero posibles accidentes, ¿no es así, amigo Raül?
—Usted lo dice.
—Vaya, y entonces ¿qué nos queda?
—Ya usted lo ha dicho. Fíjese.
—¿Qué es lo que he dicho?
—¿Me toma el pelo?
—Ni por asomo. Dígame usted.
—... y eso.
—Ando mal de memoria últimamente.
—¡Y eso! Usted ha dicho brindis, uvas... y eso.
—Ah, era eso. Ya... pero...
—¡No me irá a decir ahora que no lo ha dicho!
—No, no, sólo que...
—¿Sabe? Yo estoy de acuerdo.
—Ya, ya, pero ¿y eso qué es?
—Ja, ja, quiere hacerme creer que no lo sabe.
—No, no, el caso es que...
—Prefiere que yo se lo diga, ¿no es eso?
—¡Eso es! ¿Qué es eso?
—Bueno, pues... ¡lo único de verdad imprescindible!
—¡Ah, así que era eso!
—¡Feliz año, don Silvestre!
—¡Feliz... eso, don Raül!
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lunes, 30 de diciembre de 2019

Qurriculum

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Julià Mateu: El cultivo de la pintura: las formas que nacen de las manos. Autorretrato, 1987.
Expuesta en el Museo Europeo de Arte Moderno (MEAM), Barcelona.
El resumen de su currículo en aquella fecha concluía así: «Ando en busca de una idea comercialmente genial que me permita ser rico y tener ideas gratis». Muchos años después, por fin estaba a punto de lograr el objetivo final sin pasar por el medio. La suya era, en verdad, una trayectoria cuántica.
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domingo, 29 de diciembre de 2019

Entre dos luces

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Caravaggio: Santa Catalina de Alejandría (retrato de la cortesana Fillide Melandroni),
h. 1598-1599. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid.
La luz de la tragedia lo subraya todo y puede que, cuando ilumina los recuerdos, desfigure alguna secuencia o trastoque los planos. En cambio, la luz de la alegría es pura y transparente: se consume allí mismo donde cae y siempre muestra, en la memoria, las cosas como fueron.
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sábado, 28 de diciembre de 2019

Canon

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Rafael Sanzio: La escuela de Atenas (fragmento), 1510-1511. Museos Vaticanos.
«Plato, Cicero, summus Aristotele ceciderunt in profundo laco». Y de los demás, ni te cuento.

viernes, 27 de diciembre de 2019

La cita

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Pedro de Campobrín: Cesto con melocotones y ciruelas, 1654. Museo del Prado (Madrid).
Texto e imagen casaban de tal forma que era tarea, amén de innecesaria, contraproducente, actuar de otro modo que no fuera la literal e icónica superposición. O sea: «... una cesta o esportilla de crizneja que derrama encima de la mesa melocotones y ciruelas recién cosechados; a la derecha hay una copa de cristal llena de vino dulce y, a la izquierda, una ollita de barro digna de Zurbarán; la textura de los melocotones es inmejorable» (texto de: Juan Rojo Almagro). Y saborear el conjunto con la vista y el entendimiento.
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jueves, 26 de diciembre de 2019

Linaje

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Emil Keck: Der Familienzuwachs, 1903.
Y llegó un tiempo en el que ya muy pocos eran capaces de advertir qué decía realmente el primer balbuceo de los recién nacidos.
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miércoles, 25 de diciembre de 2019

La ternura

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Fra Angélico: La Anunciación, h. 1425-1426. Museo del Prado, Madrid.
Nueves meses después, la promesa se cumplió, siempre se cumple.
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martes, 24 de diciembre de 2019

El jugador

Brent Lynch: Confidencias sobre la mesa de juego, s.a.
«Yo es que voy a muerte —le oigo decir al compulsivo jugador de azares varios—: Hasta que me toque».
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lunes, 23 de diciembre de 2019

Vilanico

Ángel Lizcano Monedero: La lavandera, 1879. Museo del Prado, Madrid.
Por fin pudo entender la razón por la que el edil había convertido el belén municipal en un puesto de feria, o en una mesa petitoria, al mandar pintar la bandera como decoración de la base. Al parecer, alguien le había insistido en que no se olvidara de la lavandera. Y, como suele o solía decirse por mi pueblo, «velaílo».
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domingo, 22 de diciembre de 2019

Navidad 2019

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Panel cerámico de la Basílica de Nuestra Señora del Prado (s. xvii), Talavera de la Reina.
A todos los amigos, cómplices, colegas, huéspedes, visitantes y curiosos —con todos sus femeninos— que pasan por esta Posada (o por la sucursal que de ella tengo abierta en Facebbok) les deseo unas felices fiestas navideñas y la mejor suerte para la década que se nos viene encima. Ojalá consigamos convertirla en unos nuevos Felices 20. Y que no nos abandone nunca una pizca de entusiasmo.

La escena navideña, ejemplo de la técnica cerámica de Talavera recién calificada como patrimonio inmaterial de la humanidad por la UNESCO, forma parte de los murales de la Basílica del Prado, considerada como la “capilla sixtina” de esta artesanía. Un lugar de visita inexcusable, junto con el Museo Ruiz de Luna y otros espléndidos rincones de Talavera de la Reina, la milenaria urbe que refleja sus torres teologales en las aguas del Tajo. Quien no la conozca, no sabe lo que se pierde.

En clave

Ramón Casas: Chula con pañuelo amarillo.
«Y si hoy, ya 22, se nos queda mirando la mujer de Lot...», leyó en la pantalla del móvil y sintió un sobresalto. Allí estaba, bien claro, a la vista de todos, el número del gordo de la lotería de Navidad. Faltaban sólo 2 minutos para que fueran las 6:59 de la madrugada, y nada más, de modo que no había ni trampa ni cartón. «Linea comprobada. Seguimos para bingo», la voz la sacó del ensimismamiento. Si se daba prisa, aún llegaría a tiempo. «Cómpreme usted, señorito», le dijo la otra. Pensó responderle: «Lo haría de buena gana, pero tendría que afeitarse». Sin en cambio nada dijo. Ni repuso. Ignoraba cómo ordenar el caos. Pero quién sabe...
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sábado, 21 de diciembre de 2019

Los dos papas


(Visiones en voz alta). He disfrutado, y mucho, durante las dos horas largas que dura Los dos papas, la película en la que Fernando Meirelles recrea —o inventa, en el sentido etimológico de “hallazgo”— la relación entre Benedicto XVI y el cardenal Bergoglio, el actual papa Francisco. Un tan apasionante como admirable y entretenido tête à tête entre dos enormes actores, Jonathan Pryce y Anthony Hopkins, sin olvidar la muy efectiva y sensible contribución del actor argentino Juan Menujín, que da vida al actual papa en sus años de juventud y madurez. 

Independientemente de su relación con la verdad histórica —asunto complejo y fuente de las polémicas de doble filo que está creando el filme, sobre todo en relación con el enfoque de lo relativo al ocultamiento de las prácticas pederastas—, lo que me produce un entusiasmo sin restricciones es la obra artística en sí, lo bien pautado de las situaciones, la minuciosa y muy creíble recreación de escenarios y rituales, la brillantez de los diálogos, y de forma muy especial, el soberbio trabajo de los actores, que entregan uno de sus mejores logros interpretativos, tanto por la extraordinaria verosimilitud de sus recreaciones como, muy en primer plano, por la composición desde dentro de dos personajes reales y de una muy rica, matizada y apasionante relación entre ellos. 

Y de momento no digo más. Salvo una cautela: me parece que es película cuyo fino y cabal aprecio exige cierta formación litúrgica en algunos entresijos de la iglesia católica y, quién sabe, también una mirada compasiva (empática) en relación con la historia eclesial. Y a partir de ahí, nada obstaculiza (nihil obstat) los análisis más críticos y profundos. Una gran película.

Exhumación (nonsense)**

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Paco Pomet: Había una vez, 2016. Serigrafía.
La albañila, aficionada a la electromovilidad y defensora del neonegacionisno, sorteó como pudo los efectos de la DANA y con un poderoso cúbit influente buscó el emoji del seriéfilo huachicolero y lo apostó todo al superdesempate de la desglobalización. Y se sentó a esperar el resultado.
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**Algo debe de estar cambiando 
poderosamente en el subsuelo del idioma para que la lista elaborada por la Fundéu de términos candidatos a “palabra del año”, todos ellos presentes en esta NUL, sea tan insulsa, por no decir obtusa. ¿Estaremos tan adentrados en la costumbre de hablar en neolengua que ya somos incapaces de percibirlo? Si se quita “albañila”, el muy localista “huachicolero” (ladrón de bebidas o combustible adulterado), la noticiosa “exhumación” y, si acaso, ese “cúbit” ya necesario por exigencias de la cada vez más presente realidad cuántica, los demás vocablos parecen más bien enfáticas criaturas desplegables o vulgares adaptaciones miméticas. Signo de los tiempos y de la mera burocracia. Puede que haya por ahí circulando palabras más necesarias y creíbles.

viernes, 20 de diciembre de 2019

Prada, Báez, Rosalía


(Audiciones en voz alta). Amancio Prada nos dice “hasta luego” cantando a Rosalía con la guitarra que le regaló Joan Báez. Y yo me pierdo por los “caminiños entre o millo” que tantas veces recorrí en los veranos de mi infancia para encontrarme de nuevo con el mago de las rubias barbas de seda y el hada de los sueños sin fin. Nada se acaba nunca cuando nace del todo. Gracias, maestro. Por tanto y tantas veces.

Omega

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Edvard Munch: Autorretrato entre el reloj y la cama, 1940-1942. Museo Munch, Oslo.
La última no avisa. Y nunca llega tarde.
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jueves, 19 de diciembre de 2019

Presagios y desgracias

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Alfonso Ponce de León: Autorretrato, 1936. MNCA Reina Sofía, Madrid.
Al fondo de la voz rasgada y húmeda, un eco de sordinas inclementes, como si presintieran la desgracia que ya estaba escrita en el lienzo del tiempo, no cesaba de subrayar: «...y la vida no es noble, ni buena, ni sagrada». De nuevo era preciso alzarse sobre la usura de la realidad para alcanzar... ¿la calma? En algún sitio debía de hallarse la definitiva caída de la nieve. Pero Samsara no cesaba de dar vueltas.
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miércoles, 18 de diciembre de 2019

Patxi Andión: un homenaje



Cuando introdujo la Oda a Walt Whitman en su último recital en la Sala Galileo, el 25 de noviembre pasado (2019), Patxi Andión contó con gracia cómo le llegó la noticia de que Leonard Cohen quería contar con él para su Poetas en Nueva York- Lorca (1986), el memorable disco que el músico canadiense dedicó a la memoria del poeta que le descubrió la poesía. Tras recibir el recado de un agente de su discográfica, durante un buen rato Patxi pensó que era una broma, pero pocos días después se encontraba con Cohen y se ponía en marcha su dura y sensible interpretación del poema lorquiano que contiene los que seguramente es el verso más desolado de Lorca. 

Fue uno de los muchos momentos emotivos de una noche en la que el cantautor, además de presentar el disco que ahora se ha convertido en su testamento —La Hora Lobicán, que alude a ese momento entre dos luces, en la frontera entre el día y la noche—, hizo un generoso repaso por su discografía y nos fue metiendo a todos los que abarrotábamos los dos pisos de la sala en una atmósfera de melancolía y felicidad que estallaba en pura común unión cada vez que una de aquellas canciones de nuestra juventud asomaba a sus labios y, en seguida, a los nuestros: “Rogelio”, “La Jacinta”, “Samaritana”, la estremecedora ”Con toda la mar detrás”, entre muchas otras, y ya al  cierre, “El maestro”, además de la muy intencionada y actual “Si yo fuera mujer”, con la que inició el concierto. 

Del nuevo disco, que tengo que escuchar con más detención, me gustó especialmente un largo poema zen dedicado a la caída de la nieve en la conquense Hoz del Huécar, una composición minimalista que, a la vieja facilidad del autor para ensamblar metáforas sugerentes, unía un plus de intensidad cinestésica, declinada en una larga letanía que iba reconstruyendo la experiencia de abrir los ojos ante un prodigio de belleza y acertaba a pulsar las cuerdas adecuadas para dar cuenta de él, al tiempo que se producía su desvanecimiento. Una pequeña joya. Intervinieron también en el concierto sus dos hijos (tal vez supo a poco su colaboración) y las más de dos horas que duró el acto se pasaron casi sin sentir. Cómo íbamos a saber entonces que asistíamos al último concierto. 


Tuve la suerte, merced a la compañía de Antonia Cortés, gran amiga del artista, de poder saludarle brevemente a la salida y decirle en un par de frases lo mucho que he disfrutado con su música, “más de cuarenta años después” de que un para mí mítico elepé, Once Canciones entre paréntesis (1971), llegara a mis manos en un verano (creo que fue el del 72) que pasé casi por completo envuelto en su música. Muchas de sus canciones aún las recuerdo de memoria y la voz agrietada de sus recitados todavía me eriza la piel.

Gracias, maestro. Buen viaje. 




No pienso.
Estoy con el alma en una nube...

(Patxi Andión, i.m.)

martes, 17 de diciembre de 2019

Salarios de escritores en España

(Al hilo de los días). Escribir en España es... ¿llorar? Juzguen ustedes mismos.

«En el Libro Blanco que ha elaborado la Asociación Colegial de Escritores se hace un análisis por estratos que es interesante tener presente como complemento de estas verbalizaciones. En este estudio se clasifica a los autores en función de cinco tramos de ingresos brutos:
1. Los pobres serían el 77,2 % de los autores y se trata de aquellos que obtienen menos de 1.000 € al año por derechos de autor.
2. Los precarios, que representaría el 6,6 % del total y cuentan con unos ingresos de entre 1.000 a 2.000 € al año.
4. Los mileuristas que ganan entre 2.000 y 5.000 € al año y representarían el 6,3 % del total.
5. Los estables representarían el 3,4 % e ingresan entre 5.000 y 10.000 € al año.
6. Los consolidados son los que ingresan más de 10.000 € al año y serían el 6,3 % del total.
Según los datos que aporta este estudio el 60% de los autores habría obtenido entre 2013 y 2017 unos ingresos brutos inferiores a 1.000 €. A partir de este dato en este estudio se ha deslindado la posición de los autores respecto a la parte de la cadena del libro que tiene un enfoque de sector económico».

(Tomado de Fundación GSR: Visiones del sector del Libro en la era exponencial. Estudio de la percepción de los profesionales del sector del libro sobre el presente y futuro de la Industria. Diciembre, 2019).

Cuarto de revelado

Anselm Kiefer: Las célebres órdenes de la noche (“Die berühmten Orden der Nacht”), 1997.
Museo Guggenheim, Bilbao.
Nada más verlo, supo el alcance real de algunas imágenes que lo habían asaltado a lo largo de la tarde espídica en que su amante le confió el secreto que ya estaba en boca de todos y que sería la causa de un dolor obtuso del que hubiese tardado mucho en librarse, de no ser por los felices sucesos posteriores y si es que, en verdad, alguien logra cerrar esos resquicios por los que la vida a veces persevera en sugerir sin ambages que, como dijo el poeta, «no es noble, ni buena, ni sagrada». Fuere como sea, por fin pudo ver a alguien —además de a sí mismo— tendido en una pesadumbre precisa y (cito de nuevo) «herido por la tinta disecada, bajo el peso de las constelaciones». Eran imágenes que se le mostraban como aquellas viejas películas sumergidas en el líquido revelador, celuloides dentados en los que los cuerpos y las cosas se iban perfilando en una especie de danza invisible y como si en ese preciso instante estuvieren saliendo de la nada.
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lunes, 16 de diciembre de 2019

Nadie menos que...

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(Al hilo de los días). ¿Error, errata, hallazgo? Ayer, leyendo el artículo de Vargas Llosa en El País, me quedé un buen rato dándole vueltas a la expresión «figura nadie menos que». Tras el inicial rechinamiento, que atribuí a una errata, pensé que tal vez pudiera tratarse de un error de uso en la a veces peculiar escritura del académico peruano-español, hasta que, por último, me pareció intuir un uso no sólo correcto sino innovador frente al rigor de ciertas fórmulas muertas que tienden a fosilizar el idioma. Con todo, no he logrado salir de dudas. Se admiten (y se ruegan) opiniones. ¿Cómo lo ven: error, errata, normalidad, hallazgo? Si les apetece, no sean menos y hagan juego.

(zoo)Lógicas nominales

Jan Miense Molenaer: El oído (de la serie Los sentidos), 1637, Mauritshuis, La Haya.
—¡Hey, Capuletti! ¿Hace una partida de zoológicas nominales?
—¡Vaale! ¡Dale!
—El urogallo es un ave que embiste.
—El camaleón ruge en su lecho.
—La marmota bota entre las olas.
—El leopardo se tiñe la melena.
—El canguro ladra seguro.
—La salamandra come almendras.
—El erizo se pone peluquín.
—La nutria no tiene patria.
—La elefanta bebe mirinda
—El camello oye.
—La lagartija en su bodega.
—El saltamontes, qué exagerao..., tan hiperbólico.
Y siguen, dispuestos a acabar con todo el repertorio y con nuestra paciencia. De modo que ¡chitón!

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domingo, 15 de diciembre de 2019

La poesía


Así viene a ser. Ese paisaje. Y esas sombras. 
Bajo el peso de las constelaciones. 
Del muro de Paco Caro.

Transbordo

Paul Delvaux: Solitude, 1955.
Por más que lo intentaba no conseguía recordar el nombre de aquella persona cercana, una presencia constante entonces en su vida, que se había acercado a saludarle desde el andén cuando su tren nocturno llegó a la estación de la que tampoco lograba recuperar el nombre.
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sábado, 14 de diciembre de 2019

El relato de Fernando Estrella

Fernando Estrella, genio y figura. 
(Lecturas en voz alta). Desde hace un par de años o tres sé que las entrevistas y otros textos de Germán Pose en El Estado Mental son la mejor, más divertida y, probablemente, más realista forma de conocer lo que fue el fenómeno de la Movida, esa época más mitificada que realmente mítica de la historia de Madrid (también de otros lugares, como Vigo) y en la que de verdad —eso sí— El Foro era un rompeolas de todo tipo de ocurrencias y un escenario de atrevimientos sin cuento. Aparte, claro, del momento en el tiempo en que quienes todavía nos acordamos de ello teníamos poco más de 20 y pocos años (sirva la doble montura) y toda la vida por delante (o eso creíamos, aunque más de uno se quedó por el camino). 

Hoy, tras algún tiempo y por una carambola, he vuelto a recalar en
El Estado Mental y tras disfrutar —de nuevo— con varios de sus textos, o descubrir joyas como la que aquí enlazo, me parece que es obligado repicar el hallazgo por sí alguno de mis improbables lectores y  mis confiados amigos quiere divertirse un buen rato y, de paso, acercarse a un lúcido retrato de aquella época. 
El relato de Fernando Estrella, que fue miembro del grupo punkie mallorquín Peor Impossible, es un texto desternillante, tierno, enjundioso, un pequeña obra maestra del género que nadie con curiosidad, sentido del humor y buen gusto debería perderse. El que avisa... avisador.



La bella durmiente

 Paul Gaugin: Mana’o tūpāpa’u o El espíritu de los muertos vela, 1892. 
Museo Albright-Knox, Buffalo, Colorado (Estados Unidos).
Llegada la noche octingentésima, el narrador quiso consultar con Scherezade nuevos trucos para cumplir aquel extraño empeño. Pero la joven se había identificado tanto con la heroína de su último cuento, que dormía ajena a toda injerencia del exterior y libre de cualquier temor o desconfianza. Desconcertado, el narrador se quedó pensando que su suerte también dependía de encontrar las palabras adecuadas para vencer al sueño y mantenerse fuera del alcance de las aladas garras de la Negra Sombra. Y dedicó el resto de la noche a contemplarla.
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viernes, 13 de diciembre de 2019

El invierno ya está aquí

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Francisco de Goya: La nevada o El invierno, 1786. Museo del Prado, Madrid.
Una vez cuando era joven, mucho más joven, escribió en un verso, que entonces le pareció aunque hiperbólico también consistente, «las inclemencias de la carne». Pasado el tiempo, aunque a regañadientes pero no sin cierta satisfacción utilitaria, considera que tal vez hubo una vez en sus neuronas un aliento precoz de lucidez. Y se duerme acunado por el oleaje de la palabra “inclemencias”. Si será capullo...
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jueves, 12 de diciembre de 2019

Hablarle a Borges (29)

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Borges, con un resplandor en el costado.
Foto de Horacio Villalobos.
(Hablarle a Borges, 95). Dicen que Borges dijo o escribió: «La poesía no necesita justificación. Debe herirnos». 
Y se me ocurre: «Y, luego, si hay suerte, o al menos un azar favorable, ser el bálsamo».







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Borges siempre despierto,
también bajo la especie del sueño.


(Hablarle a Borges, 96). Dicen que Borges dijo o escribió: «La cara habría sido casi anónima, si no la hubieran rescatado los ojos». 
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Y se me ocurre: «Los ojos, esos siervos de la luz. O de su ausencia».


(Hablarle a Borges, 97). Dicen que Borges dijo o escribió: «Lo real se confundía con lo soñado o, mejor dicho, lo real era una de las configuraciones del sueño». 
Y se me ocurre: «En términos lógicos, eso quiere decir que entre la realidad y el sueño no hay término medio. Y también que es cierta la viceversa de la frase. O sea: lo soñado se confundía con lo real o, mejor dicho, lo soñado era una de las configuraciones de la realidad. Ahí, en medio, estamos».



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Borges “leyendo en braille” a Poe. En Baltimore, 1983.
 Foto © AP Photo/ Bill Smith.

Otra vuelta de torno

(Al hilo de los días). Más allá del valor social y cultural de un reconocimiento como el que la Unesco, en su algo retórica pero fundamental tarea, acaba de brindar a la tradición cerámica de Talavera de la Reina (y del Puente del Arzobispo, sin olvidar las contribuciones mexicanas de Puebla y Tlaxcala), la noticia de su consideración como patrimonio (inmaterial) de la humanidad me hace feliz como a un niño porque, de un modo muy gozoso, es la confirmación del carácter íntimamente humano y compartido de viejas sensaciones que iluminaron nuestra infancia (de estas cosas sólo puede hablarse en plural: por eso son tan grandes). 
Y entre ellas, en muy privilegiado lugar están la danza del torno y el milagro del barro, de los que se habla en la entrada de la Posada que comparto. El vídeo que aparece al final —no se lo pierdan: es lo mejor— es de una gran belleza y muestra con mayor precisión que cualquier otra cosa el porqué de una fascinación. Y a renglón seguido, surge el recuerdo de personas muy queridas o admiradas que hubieran merecido disfrutar de una fecha así y que sin duda hoy estarán un poco más alegres o iluminadas allá donde se encuentren. 
Son muchas, pero a la cabeza y en representación de todas ellas en mi memoria está presente José Luis Reneo, sin duda la persona a la que con mayor cariño, devoción y entusiasmo oí y vi valorar y defender esta artesanía y al que, como es bien sabido, tanto debe el Museo Ruiz de Luna de Talavera, ese precioso cofre de un gran patrimonio talabricense que ahora es ya de todos.