Paul Gaugin: Mana’o tūpāpa’u o El espíritu de los muertos vela, 1892. Museo Albright-Knox, Buffalo, Colorado (Estados Unidos). |
Llegada la noche octingentésima, el narrador quiso consultar con Scherezade nuevos trucos para cumplir aquel extraño empeño. Pero la joven se había identificado tanto con la heroína de su último cuento, que dormía ajena a toda injerencia del exterior y libre de cualquier temor o desconfianza. Desconcertado, el narrador se quedó pensando que su suerte también dependía de encontrar las palabras adecuadas para vencer al sueño y mantenerse fuera del alcance de las aladas garras de la Negra Sombra. Y dedicó el resto de la noche a contemplarla.
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