miércoles, 1 de febrero de 2023
Miguel Delibes según Carmelo Gómez
(Al filo de los días). Como un eficaz remedio contra el frío, la otra tarde-noche pudimos asistir, en el Teatro Bellas Artes, al estreno en Madrid de La guerra de nuestros antepasados, una adaptación de la novela- diálogo de igual título de Miguel Delibes. Como es sabido, se trata de una (otra) de sus más valiosas contribuciones a ese registro minucioso de la lengua de la Castilla rural tan presente en la obra del escritor vallisoletano. Bajo la dirección del actor y director argentino Claudio Tolcachir, la representación destaca sobre todo por el sutil trabajo interpretativo de Carmelo Gómez, llevado a cabo con la naturalidad, hondura y verosimilitud que sólo está al alcance de un maestro de la escena, y potenciado por la réplica eficaz de Miguel Hermoso. El poder verbal de este relato de guerras perdidas (todas las guerras acaban en derrota), urdido sobre la trágica historia de un ser hipersensible, es toda una estremecedora reflexión sobre la condición humana y las dificultades de comprensión de un mundo donde la violencia, llamativamente, parece la única salida a cierta inocencia o ingenuidad vital. Una obra que, en tiempos de guerras presentes como el actual, remueve limos muy hondos, agudiza contradicciones y extrae reflejos y resonancias de fuerza casi hipnótica de algunas de nuestras percepciones más oscuras y difíciles de razonar. Y todo ello gracias a una “lectura” magistral y una puesta en escena tan sobria como intensa. No se lo pierdan. No va a ser fácil ver cosas mejores en la escena superpoblada de Madrid.
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