Montaje con la figura de «El médico de la peste», una de las máscaras clave del Carnaval veneciano. |
Pensaba que se acababa la tinta, el amanuense.
En realidad, lo que se estaba acabando era el mundo o el deseo de reproducirlo.
Menos mal que ya llega el carnaval, murmuró. Tiene que ser más fácil morir detrás de una máscara.
Y se hacía el selfie.
(LUN, 471)
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