El espectador, con sus Apuntes (1991-2001), cada Domingo, con sus relatos, crónicas y recuerdos, trató de ofrecerle a su amante La violeta del Prater, al tiempo que ansiaba tener, como Antón Chéjov, una vida a través de las letras. Ese es el momento preciso en que El señor Norris cambia de tren y dice definitivamente Adiós a Berlín.
(LUN, 563~ «Desde el Acantilado/ebook», 184-189)
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