(En voz alta). El desorden que dejas (la serie), después de atraparnos en sus agradables localizaciones, en un par de giros hábiles de la trama, bien resumida en la sugerencia de un título que es a la vez cifra de un modo de contar, y en el gran mano a mano interpretativo de dos muy buenas actrices, Lennie vs Cuesta, finalmente acaba defraudando por lo disparatado del desenlace y, también, por la incomprensible tortura que supone ver el esfuerzo de algunos actores por hablar español (castellano) con deje gallego. Nubarrones, me temo, de esa mentalidad reductora que es el nacionalismo.
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