(En voz alta). Leyendo el valiente, divertido y por momentos muy intenso libro de Sergio del Molino La piel, llego a este “himno generacional”, o algo semejante, «cuyo peso en la cultura de occidente —enfatiza de corrido SdM— es muy superior a la mayoría (sic) de los artistas y escritores que se elogian en las secciones de cultura de los diarios importantes». Confieso que el título de Girls Want Just To Have Fun”, así a bote pronto, lo único que me evocaba era aquel “las chicas son guerreras” en el que alguna vez intuí, además de una verdad demostrable, cierto atisbo de un feminismo sin militancia ni pestilencia al que siempre me he sentido muy cercano y no sólo por solidaridad, sino por respeto a y valoración de —también— “la parte femenina que hay en mí”, como solía decir en mis tiempos mozos. Pero esa es otra deriva. Lo llamativo de este reclamo del libro de Del Molino es el “descubrimiento” de un hito cultural al que hasta ahora permanecía, si no del todo ajeno —cuando suena la música resulta que hay en ella algo muy familiar—, sí tan ricamente al margen. Va a ser verdad que las brechas generacionales están por todos lados y que la posibilidad de contrastarlas no cesa de salirnos al paso. Me regreso a La piel.
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