Muelle de madera en blanco y negro. Foto de autor no localizado. |
Lo vimos dando tumbos por la pasarela pentagonal, al lado del mar verdoso, con un estropicio considerable. Apestaba a güisqui a metro y medio, incluso a dos, y no muy lejos de él se veía en la arena una botella vacía. Nos dijo que se llamaba Ismail, Smile, Smoke, o algo parecido, y debo confesar que me dieron ganas de propinarle un par de colisiones. Pero me reprimí y me limité a ponerlo en los tentáculos del suboficial, tras recordarle la prohibición de andar por allí a aquellas horas y menos en aquel lamentable estado. Tratamos de acercarlo, no sin precauciones, hasta donde nos dijo que estaba su casa. Pero la dirección correspondía a una de las colonias exteriores ya resecadas y al final lo hemos tenido que recluir en el leviatán de la nave nodriza. Pese a su visible deterioro, es un buen ejemplar. Probablemente nos servirá para el experimento.
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