La conocida foto en que Ramón Massat logró retratar la prodigiosa estirada del cura guardameta fue tomada en Madrid, en 1959, en un partido entre “curillas”. Dicen las crónicas que, pese al instante milagrosamente recogido en la imagen, el disparo fue gol. |
«Lo que vuelve imbatible al fútbol frente a los demás deportes —nos dijo el padre Conrado después del partido— es que... ¡como Iríbar no hay ninguno!». Y se reía a carcajadas. Aunque daba unos tirones de patillas algo salvajes y a veces unos capones terribles con la parte posterior del silbato, a partir de aquel día empezó a caerme bien y hasta acabamos siendo medio amigos. De él aprendimos algunas canciones en euskera que aún recuerdo (Maritxu, nora zoaz eder galant ori?...) y los gritos de rigor en San Mamés. Y es que, por aquellos remotos años, ser del Athletic («Del Bilbao», que se decía entonces) unía mucho.
...
No hay comentarios:
Publicar un comentario