La, como dijo aquel, «constante falacia del espejo». Cruce en Eburia. AJR, 2019. |
¿Y qué hacer con los verbos deponentes?
¿Cómo los conjuramos sin que duela
en el viejo rincón de aquella escuela
la memoria del niño? En los ausentes
¿Cómo los conjuramos sin que duela
en el viejo rincón de aquella escuela
la memoria del niño? En los ausentes
saberes que una vez fueron frecuentes
juegos de ver el mundo sin cautela
aún arde el débil cabo de una vela
que ilumina la noche. Qué valientes
juegos de ver el mundo sin cautela
aún arde el débil cabo de una vela
que ilumina la noche. Qué valientes
aquellos camaradas, compañeros
del alma y de la misma cofradía
de conjugar la vida. Lo que queda
del alma y de la misma cofradía
de conjugar la vida. Lo que queda
de aquel sueño y sus fríos mañaneros
es tan sólo el ejemplo: la osadía.
«Que aunque la mona se vista de seda...»
es tan sólo el ejemplo: la osadía.
«Que aunque la mona se vista de seda...»
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