domingo, 2 de junio de 2013

La turba brutal


Cuando volvió torpemente sobre sus pasos, el niño tenía aún muy corta edad. Había ido a la feria, a las afueras de la ciudad vetusta, de la mano de sus tíos y en compañía de un hermano mayor. Mucho tiempo más tarde, en realidad desde hace siglos y ya en un espacio donde sólo caben las leyendas, no recuerda nada más que el susurro de la urraca, la embestida del carrusel, la lluvia inmensa, el suelo movedizo, la acometida de la turba brutal y, al fondo de todo, la música pegadiza de una canción que habla de alguien que ha de abrir una puerta y que a él se le quedó grabada en la cabeza antes de oír el susurro de la urraca, ver la embestida del carrusel, oler la lluvia inmensa, pisar el suelo movedizo y sentir una leve rozadura en el cuello, como si lo acometiera una turba brutal al compás infinito de una canción. Desde entonces sobrevive en un bullicio absurdo y ensangrentado al que no sabe cómo ponerle FIN.

No hay comentarios: