¡Hay tanto fantasma suelto! (Por cierto, una duda técnica: cierta lógica dice que las tildes no son computables en los palíndromos, pero ¿puede decirse lo mismo de otros signos diacríticos, como la virguilla de la ñ? En caso de que la respuesta fuera positiva, la n y la ñ valdrían lo mismo. Como se ve, toda una duda metafísica...)
Tengo yo para mí (y no es opinión docta) que en el palíndromo debería atenderse a, digamos, su "función sonora", de tal forma que N y Ñ, al sonar distintas, debieran considerarse, tal y como son, signos diversos. Dicho esto, y contradiciendo tal aseveración, apunto nueva duda: ¿La Y y la i, que sí "suenan" iguales, podrían considerarse como la misma letra?
No sé si hay en algún lado normas fijadas para el arte palindrómico. El escrito más amplio que conozco al respecto, el muy interesante ensayo de Juan Filloy, sólo alude a que se pueden despreciar las tildes y, en alguna línea, da a entender que, de igual modo que nadie negará al poeta la facultad de tomarse licencias, también al hacedor de palíndromos han de concedérsele algunas, aunque se refiere más bien a cuestiones sintácticas y semánticas. Dice literalmente en uno de sus párrafos: «En los textos palindrómicos --que deben ser impresos preferentemente en mayúsculas o versalitas-- no se computan grafías de signos, acentos y puntuación. Esta misma se emplea parcamente, o no se emplea, como en las viejas escrituras o como en cierta poesía moderna, en la cual el lector percibe hiatos y nexos tácitos que impone la captación del sentido. Obviamente, lo mismo que las licencias poéticas, la palindromía recaba alguna tolerancia a durezas sintácticas y lógicas y hasta cierta indulgencia cuando la locución adosa perfiles insólitos, tosquedades o quebrantamientos del orden gramatical.» A falta de normas y gendarmes, tal vez el sentido común pueda guiarnos. Y haciendo uso de él, me parece muy bien lo que dices de que la "n" y la "ñ", por su distinto sonido, deban computarse como letras distintas. Y puede que sí quepa considerar como iguales "y" (siempre que suene como vocal) e "i", y acaso también "b" y "v", o incluso en algún caso la "c" y la "s"... Ahora bien, la gracia del palíndromo, a mi entender, estriba en una triple dimensión: la gráfica o visual, la fonética y el sentido. Y el palíndromo formalmente más perfecto será aquel que cumpla a rajatabla las leyes de la simetría..., aunque pequeñas transgresiones que aporten más de lo que corrompan pueden ser no sólo adecuadas sino recomendables. Además, como es el azar el que manda, esa misma excepcionalidad puede llegar a tener un plus de significado. Pero todo esto quizás convenga pensarlo y ejemplificarlo con más calma. De momento, que no cese el cultivo de este "deporte intelectual" (así lo considera Filloy, con buenos argumentos), aunque también es verdad que conviene ponerse en guardia frente a su capacidad de absorción, verdaderamente hipnótica. Gracias por tu atención. Un abrazo
4 comentarios:
¡Buenissmo!
Abrazos.
¡Hay tanto fantasma suelto!
(Por cierto, una duda técnica: cierta lógica dice que las tildes no son computables en los palíndromos, pero ¿puede decirse lo mismo de otros signos diacríticos, como la virguilla de la ñ? En caso de que la respuesta fuera positiva, la n y la ñ valdrían lo mismo. Como se ve, toda una duda metafísica...)
Tengo yo para mí (y no es opinión docta) que en el palíndromo debería atenderse a, digamos, su "función sonora", de tal forma que N y Ñ, al sonar distintas, debieran considerarse, tal y como son, signos diversos. Dicho esto, y contradiciendo tal aseveración, apunto nueva duda: ¿La Y y la i, que sí "suenan" iguales, podrían considerarse como la misma letra?
Sigamos con la metafísica.
Abrazos.
No sé si hay en algún lado normas fijadas para el arte palindrómico. El escrito más amplio que conozco al respecto, el muy interesante ensayo de Juan Filloy, sólo alude a que se pueden despreciar las tildes y, en alguna línea, da a entender que, de igual modo que nadie negará al poeta la facultad de tomarse licencias, también al hacedor de palíndromos han de concedérsele algunas, aunque se refiere más bien a cuestiones sintácticas y semánticas. Dice literalmente en uno de sus párrafos: «En los textos palindrómicos --que deben ser impresos preferentemente en mayúsculas o versalitas-- no se computan grafías de signos, acentos y puntuación. Esta misma se emplea parcamente, o no se emplea, como en las viejas escrituras o como en cierta poesía moderna, en la cual el lector percibe hiatos y nexos tácitos que impone la captación del sentido. Obviamente, lo mismo que las licencias poéticas, la palindromía recaba alguna tolerancia a durezas sintácticas y lógicas y hasta cierta indulgencia cuando la locución adosa perfiles insólitos, tosquedades o quebrantamientos del orden gramatical.»
A falta de normas y gendarmes, tal vez el sentido común pueda guiarnos. Y haciendo uso de él, me parece muy bien lo que dices de que la "n" y la "ñ", por su distinto sonido, deban computarse como letras distintas. Y puede que sí quepa considerar como iguales "y" (siempre que suene como vocal) e "i", y acaso también "b" y "v", o incluso en algún caso la "c" y la "s"...
Ahora bien, la gracia del palíndromo, a mi entender, estriba en una triple dimensión: la gráfica o visual, la fonética y el sentido. Y el palíndromo formalmente más perfecto será aquel que cumpla a rajatabla las leyes de la simetría..., aunque pequeñas transgresiones que aporten más de lo que corrompan pueden ser no sólo adecuadas sino recomendables. Además, como es el azar el que manda, esa misma excepcionalidad puede llegar a tener un plus de significado. Pero todo esto quizás convenga pensarlo y ejemplificarlo con más calma. De momento, que no cese el cultivo de este "deporte intelectual" (así lo considera Filloy, con buenos argumentos), aunque también es verdad que conviene ponerse en guardia frente a su capacidad de absorción, verdaderamente hipnótica.
Gracias por tu atención. Un abrazo
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