«Aquí tienes —me guasapea Nostra, al pie de la foto— un fruto fresco de mi último paseo al otro lado de eso que ahora llaman la Calle-30, aunque yo casi veo aún correr por ella las aguas del arroyo Abroñigal, que por acá tuvo cauce y quién sabe si aún, algún día, con tanta lluvia intempestiva y diluvial... No te pierdas la pintada: tautología pura. Aunque da qué pensar, ¿no crees?... Sobre todo en qué tendrá en la cabeza el menda al que se le ocurrió hollar así la pared del Tanatorio…». Eso me escribe Nostra. Amplio la imagen. Leo: «Sin vivos no hay muertos». Y me quedo pensando.
(LUN, 597 ~ «Las cosas de Nostra… por guasap»)
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